TradeSport 261 - Enero 2018

ESPECIAL PADEL TS 18 El pádel sigue siendo uno de los deportes más dinámicos del sector. Eso lo sabemos todos. Y todos sabemos, también, que pese a su buen estado de forma (en practicantes y, todavía, en ventas) tiene importantes asignaturas pendientes que resolver. Si no lo hace, si no es capaz de dar un paso al frente en reordenación y en expansión, su potencial puede verse frenado drásticamente. De las virtudes que han llevado al pádel donde está no hace falta hablar. Ya lo hemos hecho bastante. En muy pocos años este deporte ha logrado crecimientos exponenciales de los que ni siquiera el running puede presumir. Es cierto que se partía de muy abajo, pero, aun así, los crecimientos interanuales que ha logrado este deporte, incluso en los peores años de las últimas dos décadas, han sido espectaculares. Pero como decíamos, aunque estas cifras invitan al optimismo, el boom del pádel puede desvanecerse de golpe si no se superan algunas de las barreras que tiene este deporte, especialmente su escasísima práctica más allá de España, Argentina y algún que otro país, y la exagerada lista de marcas que hay en el mercado: más de 150 actualmente. PRIMER PASO: ORDENAR El pádel es un muy buen ejemplo, quizás el mejor de los últimos años, para explicar cómo el sector sigue disparándose en su propio pie cada vez que un producto empieza a funcionar. Exprimir la vaca hasta dejarla seca. Y lo peor de todo es que del pádel se han aprovechado, también, otros sectores. Que hoy por hoy haya en el mercado más de 150 marcas de palas activas es, simplemente, esperpéntico. Y peligroso. Es cierto, como dicen algunos, que la gran mayoría tienen ventas residuales y que el gran grueso del mercado se lo reparten apenas una quincena de marcas, pero no menos cierto es que esas ventas residuales, sumadas, acaban pasando factura a las grandes de este segmento, las que llevan años luchando por levantarlo, que invierten y que son, en definitiva, quienes dinamizan este mundo. Que están en el pádel para ganar dinero, claro, pero que se implican en este deporte más allá de lo que pueda ser una moda. Y no pasan factura, solamente, porque roben una pequeña cuota de mercado: el gran problema es que son estas marcas las que “sostienen” la guerra de precios. Una guerra, eso sí, que después alimentan algunas grandes. Es demasiado fácil lanzar una marca. Y la ley de mercado es contundente en esto: a más marcas, más trampas. La historia del pádel es una historia de crecimiento. De practicantes y de oferta. A veces lógica y necesaria, a veces exagerada y dañina. Su crecimiento relativamente repentino conllevó un espectacular desembarco de las grandes marcas del tenis en este segmento. Todas, sin excepción –unas más rápido que otras- desarrollaron colecciones de pádel, y el segmento quedó dividido entre las marcas especializadas únicamente en pádel y aquellas cuya oferta cubría todo el segmento de los deportes de raqueta. Hasta aquí todo bien. Y lógico. El problema es que no tardaron en sumarse a la lista varias decenas de marcas sin tradición y que, con una política comercial dudosa –por ser suaves- reventaron el mercado e impidieron estructurarlo mínimamente para poder avanzar con ciertas garantías de trasparencia. Guerra sucia dirán algunos. Y con razón. ¿El resultado? Pues por desgracia, muy alarmante: el pádel es año tras año el deporte con mayor índice de promociones. Y las cosas apenas se han calmado en los últimos años: si en 2013, 4 de cada 10 palas vendidas por los comercios especialistas tenían descuentos superiores al 30% sobre el precio marcado, 2016 cerró con 3 de cada 10 palas vendidas con descuentos por encima del 30% (y solo un 17% vendidas a precio real). Con estas cifras, es obvio que el margen de este deporte (28% en 2016) sigue estando muy lejos del que sería deseable. Si nos centramos en las ventas, el mercado total del padel, según las primeras estimaciones, rozó los 100 millones de euros en 2016, un 12,09% más que en 2015, cuando alcanzó los 89,08 millones de euros. Las palas representaron el 51,55% del total del mercado, el calzado el 18,78%, el textil el 12,26% y el 17,41% restante correspondió a los accesorios y complementos. Si en 2015 el mayor crecimiento en esta categoría correspondió a las palas y, en 2014, al textil, en 2016 quien tuvo mejor comportamiento fueron los accesorios y complementos, con un crecimiento del 26,75% (en valor). El número de palas vendidas que se contabilizaron a lo largo de 2016 alcanza la cifra de 703.894 unidades, un 5,13% más que en el año 2015, cuando, a través de los diferentes canales de venta, se vendieron 669.566 palas. En valor, el crecimiento fue bastante superior, -un 11,53%-, alcanzando los 51,47 millones de euros (46,15 millones en 2015). De las grandes marcas del tenis fue Dunlop (líder en unidades en 2016) la que vio primero el potencial de este deporte y apostó por él. Rápidamente le siguieron otras como Head, Wilson, Babolat o Prince. Este posicionamiento y su fuerza a nivel mundial serán sus grandes estandartes cuando el pádel comience su internacionalización… sí lo hace Podemos hablar de marcas, de comercio especializado, de competencia o de deslealtades, pero lo que es obvio es que el futuro del pádel pasa, sí o sí, por la internacionalización. Por muy bien que vaya el pádel en España, o empieza a abrir nuevos mercados o en pocos meses toca techo. Jugar al ataque El pádel, después de unos años un poco locos, ha bajado su ritmo de crecimiento, pero sigue ganando adeptos y consolida su condición de deporte de raqueta con más practicantes. Eso sí, si no da un paso al frente y empieza a jugar al ataque, su potencial puede quedarse en nada

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