TradeSport 147 - Septiembre 2007

[ x - we a r ] REDACCIÓN, Barcelona tiempo estimado de lectura >>> 6 min. El verano se acaba y una de las cosas que todos hemos podido constatar durante estos meses es la fuerza que ha adquirido el gliss en nuestro sector y su presencia cada vez más fuerte en las calles de las grandes ciudades -con o sin playa- y en las principales localidades veraniegas de la costa -independientemente de si practica o no deportes gliss-. Los comportamientos y preferencias de los consumidores han cambiado radicalmente en estos últimos años y uno de los conceptos que ha emergido con más fuerza ha sido, precisamente, lo que conocemos como moda gliss, es decir, ropa de calle de marcas vinculadas al mundo de los deportes de deslizamiento -sobre todo surf- a las que hay que unir, obviamente, marcas que nunca han estado relacionadas con este mundo pero que no han vacilado en intentar aprovechar este filón. Sea como sea, uno de los grandes logros del universo gliss ha sido su capacidad para dejar atrás -no de lado- su carácter más atlético e imponer, con mucha fuerza, una estética y un estilo de vida dentro del mundo de la moda deportiva, convirtiéndose, con ello -o gracias a ello- en las marcas más deseadas por uno de los targets más importantes del sector (adolescentes y jóvenes de entre 14 y 30 años). El espectacular crecimiento de la estética surfera -por decirlo de alguna manera- ha condicionado a los comercios, provocando un reposicionamiento hacia nuevos conceptos comerciales en los que la moda deportiva y, sobre todo, las marcas vinculadas a este segmento, han ganado terreno a lo atlético, confirmando -y quizás sea el ejemplo más significativo- que lo que podría considerarse hasta no hace mucho ropa deportiva se ha convertido en ropa de calle, y que estas formas de vestir que antes se consideraban 'callejeras', incluso excesivamente informales, generan actualmente una demanda espectacular. Y evidentemente, el sector deportivo, que se encuentra en una etapa compleja, con una nueva competencia y fuertemente sometida a la influencia de los nuevos estilos de vida y a las modas, no ha podido renunciar a ella. La fuerte atracción que despierta la estética surfera -y me refiero tanto al surf como a otros deportes de tabla- ha hecho que la mayoría de marcas de este mundo hayan hecho un redireccionamiento radical de su oferta, "urbanizando" descaradamente sus colecciones para que, más allá de su tecnicidad -que la han mantenido en las líneas más atléticas (de montaña o surf, por ejemplo), sea su estilo lo que realmente marque la diferencia y llame la atención del consumidor. Así, no es extraño ver como las marcas de referencia de este mundo, como Billabong, Quiksilver o Rip Curl tienen una oferta que combina las prendas más técnicas para surf o snow -en ambos casos con una estética muy urbana y en el caso del snow perfectamente diseñadas para ser utilizadas como prenda del día a díacon líneas básicamente street que intentan transmitir la estética y el estilo de vida de este segmento y cuyo gran aval es, para muchos consumidores, la marca. Un reclamo para el comercio El comercio deportivo, sobre todo quienes han decidido apostar fuerte por la moda deportiva, está sacando provecho a este boom, tanto por la fuerte demanda que tiene como por sus más que aceptables márgenes y rotación. Se trata, además, de marcas que a pesar de su fuerte crecimiento en el mundo de la moda deportiva, tienen muy claro cual es su canal de ventas y siempre han sido fieles al sector. Pese a esta fidelidad al canal, es cierto que en los últimos años la distribución de este tipo de artículos ha experimentado fuertes cambios, sobre todo desde su aterrizaje en las tiendas multideporte, algo que hace apenas una década no estaba muy bien visto por las marcas más puristas -que reducían su campo de acción al canal gliss-. La creciente demanda, ha "obligado" a la mayoría de ellas a replantearse su estrategia. Y su apuesta les ha salido redonda, ya que la mayoría de ellas han experimentado un crecimiento que no hubieran logrado en el canal gliss ni a través de las tiendas monomarca. Es cierto que si a muchas de ellas, sobre todo a las grandes, les hubieran dicho hace 10 ó 15 años que tendrían un espacio propio en El Corte Ingles, por ejemplo, no se lo hubieran creído, pero el mercado les ha obligado a adaptarse a la realidad de la oferta y la demana. Y suerte que lo han hecho porque, como hemos dicho, les ha servido para expandirse espectacularmente, pasando de ser pequeñas compañías nacionales - en Australia, por ejemplo- a convertirse en grandes multinacionales con importantes volúmenes de facturación. Adaptadas a los nuevos hábitos En los cambios de hábito a la hora de vestir que ha experimentado la sociedad en estos últimos años, las marcas relacionadas con el mundo gliss partieron con cierta ventaja porque desde un comienzo ofrecían productos muy adaptables a esta nueva "cultura del vestir". Su explosión fue tan fuerte que rápidamente, como suele pasar con algo que emerge con una fuerza inhabitual (Crocs es, quizás, el ejemplo más actual), se produjo un desembarco masivo de nuevas marcas, que se han apuntado al carro seducidas por el potencial de ventas de un segmento, cuyos precios -generalmente altos- no parecen ser un problema para los jóvenes consumidores. Sin embargo, pese a su descaro para copiar una estética que no les era propia, estas marcas Hace años que el gliss ha dejado de ser una moda pasajera para convertirse en una de las tendencias con mayor peso dentro del mercado. Su potencial aún es considerable, sobre todo si sigue imponiéndose su estética entre uno de los principales targets del sector Playas y pistas: territorio gliss El comercio deportivo, sobre todo quienes han decidido apostar fuerte por la moda deportiva, está sacando provecho al boom del gliss, tanto por la fuerte demanda que tiene como por su más que aceptable margen ts44

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