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Considerando que un adulto con buena salud inhala y expulsa al menos entre 10.000 y 12.000 litros de aire cada día y pasa aproximadamente el 90% de su vida en ambientes cerrados (hogar, trabajo o escuela, comercial), es crucial comprender cómo el aire más sano es un factor esencial para realizar cualquier actividad de la mejor manera posible. Por lo tanto, hemos entendido que la renovación de aire es fundamental para las personas. Pero, ¿cómo se implementa? En el sector residencial, por ejemplo, la respuesta más inmediata que nos puede venir a la cabeza es “abrir la ventana”. ¿Y podemos estar seguros de que al abrir la ventana el aire que entra es mejor que el que hay en la habitación? Entre el smog, el polvo fino y el polen, podría estar más hasta cinco veces más contaminado que el ambiente interior. En primer lugar, dentro de una habitación donde hay personas, pero también plantas o animales, el oxígeno presente disminuye gradualmente durante el día y esto al mismo tiempo solo puede conducir a un aumento del dióxido de carbono, CO2. Ahora se sabe por múltiples estudios que la alta concentración de CO2 provoca una disminución de la atención y, por tanto, del rendimiento en las personas. Además, pueden surgir irritaciones de ojos, nariz y garganta, migrañas o alergias, con posibles problemas respiratorios en los casos más graves. El CO2 no es el único factor a tener en cuenta, ya que probablemente habrá otros contaminantes presentes en la mezcla de sustancias (polvo y microorganismos como COV o MP), además de tener niveles inadecuados de humedad relativa (HR). Es fundamental mantener el rango de HR entre 40%-60% para que las personas estén cómodas con la hidratación correcta de las mucosas nasales y limitar al máximo la propagación de bacterias y virus haciendo que se descompongan. El tema de la calidad del aire interior, CAI, y el interés por la relación con nuestra salud psicofísica se ha relanzado con fuerza durante la pasada pandemia de COVID 19. Además, al abrir la ventana, ¿estamos haciendo una acción eficiente? La mayor atención a la calidad del aire se pone entonces en otoño/invierno, cuando el clima es más duro y por un lado intentamos abrir las ventanas lo menos posible para evitar que se escape el calor, y por otro lado es una acción necesaria para renovar el aire del ambiente. Además del aspecto ligado al bienestar y la salud de la persona, no debemos olvidar que también hay un aspecto igualmente importante que es el económico. Al abrir las ventanas se lleva a cabo una acción muy ineficiente con un despilfarro considerable, que tiene una repercusión importante tanto a nivel particular como empresarial. Todos los edificios (casas, pisos, comercios, centros comerciales, hospitales, etc.), representan una Es fundamental minimizar la pérdida de calor innecesaria y al mismo tiempo garantizar un sistema que asegure una correcta renovación del aire 69 CAI

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