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A FONDO 41 necesita importar cerca del 60% de la energía que consume. Problema aún mayor en nuestro país, donde es casi el 70% la energía que debemos importar. Todo ello nos puede hacer reflexionar: ¿a quién compramos la energía? ¿A qué precio? ¿Pueden cortar de forma unilateral el suministro? ¿Tenemos alguna capacidad para negociar el precio? Todas las preguntas que nos hacemos respecto a la importación de hidrocarburos antes quedaban ocultas bajo un anestésico manto de libre mercado teórico, del que la invasión de Ucrania nos ha despertado de forma abrupta. Pero estas mismas preguntas, son también aplicables al resto de tecnologías. ¿Tenemos tecnología nuclear propia? ¿Qué control tenemos sobre el combustible nuclear? ¿Podemos almacenar de forma segura y con un coste acotado los residuos? Y, por supuesto, debemos realizar las mismas preguntas para las energías renovables, que se sustentan, especialmente en el caso de la fotovoltaica, en una importación masiva de paneles fotovoltaicos de Asia: el 80% de los paneles que se instalan en Europa provienen, concretamente, de China. Por lo tanto, debemos hacer un importante ejercicio de anticipación estratégica. Debemos decidir cuál será la evolución de nuestro mix energético y también cómo esa evolución debe ir acompañada de una implantación tecnológica e industrial en nuestro territorio. No se trata de convertirse en una isla energética ni cerrarse a las importaciones. El comercio internacional enriquece nuestras sociedades y permite alcanzar altas cotas de eficiencia. Sin embargo, no debemos perder la oportunidad de liderar el floreciente mercado internacional. Eólica y fotovoltaica suponen el 88% de toda la potencia instalada a nivel mundial. Estamos ante un mercado no solo inmenso, se habla de que este año se ha pasado de 849.000 millones de dólares de inversión a nivel mundial en Transición Energética (no solo renovables) a superar el billón europeo (trillón anglosajón) anual, sino también un mercado creciente. España y Europa harían mal si contemplasen los objetivos como una cifra a alcanzar. Los objetivos renovables deben ser un medio para transformar nuestra sociedad y nuestra economía. Un medio para llevarnos a una sociedad más limpia, con una energía que, gracias a su carácter distribuido, permita también distribuir la riqueza y los empleos. Un medio para industrializar nuestro país y, sobre todo, para competir de igual a igual con el resto de economías. No debemos pasar de ser un país comprador y dependiente en energías fósiles a ser un país comprador y dependiente en energías renovables. Tenemos el conocimiento, tenemos los profesionales y las empresas, únicamente nos falta la voluntad y la valentía de utilizar los retos renovables como una palanca de cambio. Las próximas generaciones nos lo agradecerán. n "Empresas y particulares han encontrado en el autoconsumo una respuesta a una inflación que tuvo especial incidencia en el sector energético". "Debemos decidir cuál será la evolución de nuestro mix energético y también cómo esa evolución debe ir acompañada de una implantación tecnológica e industrial en nuestro territorio".

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