FY39 - FuturEnergy

Movilidad Eléctrica | E-Mobility FuturEnergy | Abril April 2017 www.futurenergyweb.es 47 mental de la nueva movilidad sostenible para mejorar la calidad del aire y el medio ambiente en entornos urbanos y periurbanos, sino también como un factor clave para la mejora en la eficiencia energética, basada en el impulso a las renovables, la generación distribuida, al autoconsumo y al almacenamiento energético. Y porque el vehículo eléctrico está llamado a convertirse enunpolo de competitividad y desarrollo industrial, pues no en vano se empieza a perfilar el camino hacia una fuerte reconversión del modelo productivo de los fabricantes y más aún, teniendo en cuenta que existen en Europa 170 fábricas compitiendo por los nuevos modelos eléctricos que comenzarán a adjudicarse en los próximos meses, muchos de los cuales están ligados al proceso de electrificación que en mayor o menor medida, está plasmando la industria automotriz en sus respectivos portafolios. ¿Son las administraciones y la industria los “chicos malos” de esta película? Administraciones públicas y fabricantes tienen su cuota de responsabilidad. Mientras las primeras, tanto a nivel comunitario como nacional, deben velar por la calidad del aire y la salud pública, y hasta ahora no lo han hecho; los segundos deben ofrecer al mercado un portafolio suficiente de productos y servicios adecuados para cubrir las necesidades de movilidad de los potenciales usuarios, a precios asequibles y sin que ello suponga un perjuicio a su calidad de vida. El medio ambiente no le preocupa a la sociedad en general o más bien, le preocupa mientras no le toque ni al bolsillo ni a su modo de vida. Si no fuera así, los escándalos ligados a la realidad de las emisiones de los motores de combustión y las noticias sobre los riesgos de la mala calidad del aire en las ciudades, habrían supuesto que la sociedad en general reaccionara y solo comprara vehículos no ya eléctricos, ecoeficientes. Pero no es el caso. No basta con decir que las administraciones y los fabricantes son los “chicos malos” de la película, la sociedad tiene que demandar otra cosa y el mercado se lo dará. Ese es el verdadero cambio disruptivo e importante que hay que hacer. ¿Es el vehículo eléctrico la respuesta a todo? A día de hoy, el vehículo eléctrico no da respuesta a todas las necesidades de la movilidad rodada, si bien ofrece soluciones a un abanico cada vez más amplio de usuarios. Las limitaciones en la autonomía de la batería son cada vez menores, ya existen modelos que ofrecen 400 km NEDC, como el ZOE de Renault, que se traducen en unos 330-350 km reales en función de la conducción y del recorrido. No es tanto el problema de la autonomía, pues recorrer más de 300 km de una tacada supondría tener que recargar el vehículo tan solo cuatro veces para cruzar España de norte a sur, o los 1.116 km que distan de La Coruña a Gibraltar. El problema está en encontrar esos cuatro puntos de carga rápida por el camino y en general, en disponer de una red de recarga rápida adecuada a las necesidades de los usuarios, algo que en España está todavía a medio hacer, si bien es cierto que cada vez se van dando pasos para superar esta barrera. the EV is seen not only as an essential component of the new sustainable mobility model to improve the quality of the air and the environment in urban and suburban surroundings, but also as a key factor to improve energy efficiency, based on promoting renewables, distributed generation, self-consumption and energy storage. Secondly, because the EV is destined to become a hub for competitiveness and industrial development. It is no surprise that the path towards a complete transformation in the productive model of the automakers is already starting to take shape. Moreover, bearing in mind that there are 170 factories competing in Europe for new electric models that will start to be awarded in the coming months, many of which are linked to the electrification process, this is, to a greater or lesser extent, shaping the portfolios of the respective automakers. Are the public administrations and industry the villains of the piece? Public administrations and manufacturers have their share of the responsibility.While the former, both at national and regional level, must ensure air quality and public health, which to date they have not done, the latter need to offer the market a sufficiently adequate portfolio of products and services to cover the mobility needs of potential users, at affordable prices and without impacting on quality of life. The general public is not worried about the environment, or rather, it is not concerned, provided there is no impact on either the wallet or lifestyle. Otherwise, recent scandals linked to the reality of combustion engine emissions and headlines on the risks of bad air quality in cities, would have seen the public reacting and only buying electric, eco-friendly vehicles. But this is not the case. We cannot simply say that the administrations and the manufacturers are the villains of the piece; society has to demand a different product and the market will supply it. And that is the disruptive and important change that must take place. Is the electric vehicle the answer to everything? Currently, the EV does not meet every need for road mobility, however it does offer solutions to an increasingly extensive range of users. Limitations to battery autonomy are disappearing thanks to the emergence of models that offer 400 km NEDC (New European Driving Cycle), such as Renault’s ZOE, that translate into some 330-350 actual kilometres depending on the driving mode and route travelled. Range is not really the issue, as travelling more than 300 km in one go means that the vehicle has to be charged up just four times to cross Spain from north to south, or the 1,116-km distance from La Coruña to Gibraltar. The problem lies in

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