CK28 - Tierras Caprino

nº 28 - pág 56 tierras CAPRINO] 2019 Los departamentos de Boyacá, Cundinamarca, Antioquia y Tolima han desarrollado sistemas de producción caprina de leche con la elaboración de derivados lácteos en forma artesanal con bastante aceptación por los productores. En el caso del sur del Tolima y norte del Huila, los caprinos representan un renglón pecuario de importancia económica para campesinos e indígenas. RAZAS CAPRINAS EXISTENTES EN COLOMBIA En la actualidad se tienen diversidad de razas caprinas, producto de las importaciones de razas especializadas desde América del Norte y Europa, destinados a producciones en regiones colombianas ubicadas entre los 1.600 a 2.600 metros sobre el nivel del mar, en los departamentos de Antioquia, Boyacá, Cundinamarca y Santander, principalmente. Estas importaciones abrieron paso a la importación e implementación de tecnología, equipos e implementos y la capacitación técnica, logrando hasta el momento un desarrollo hacía la producción de leche de cabra y derivados (dulces, quesos, yogur, entre otros), y la comercialización de animales con potencial genético (Vargas-Bayona, J. E., et al 2016). Se reconoce en Colombia la presencia de cabras de las razas Saanen, Toggenburg, Alpina y La Mancha; con orientación a producción de leche. La raza Boer, ha sido cada vez más incorporada en los sistemas de producción de carne caprina y se cuenta con caprinos de la raza Anglonubiana, la cual es considerada buena para la carne y para la leche, de doble propósito. Los caprinos conocidos como criollos, son aquellos que descienden de los animales que llegaron en la conquista y corresponden sobre todo a las poblaciones ibéricas que dieron origen a las razas Murciano-Granadina, Malagueña, Serrana Andaluza y Serrana de Castilla (Roncallo 2002). En Colombia se ha identificado tres fenotipos criollos o razas posiblemente autóctonas, como la Cabra Guajira, la Cabra Sabanera y la Cabra Santandereana (Vargas-Bayona, J. E., et al 2016). Sin embargo, sólo se ha trabajado hasta el momento por la raza criolla Cabra Santandereana, logrando en el año 2015, a través de un convenio de cooperación institucional entre el departamento de Santander y la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, hoy en día Agrosavia, desarrollar un proyecto de investigación cuyo objetivo fue obtener los soportes científicos requeridos para declarar a la cabra criolla santandereana como una raza pura, Se llevó a cabo la caracterización racial, morfométrica y productiva de la población, así como una valoración genética, basada en la información del ADN de los animales. Este sería el primer paso para llegar a obtener el reconocimiento por parte del Gobierno Nacional y las entidades internacionales como la FAO. En el año 2017 se presentó la declaratoria de la Cabra Criolla Santandereana como patrimonio genético del país. SISTEMAS DE PRODUCCIÓN DE CAPRINOS EN COLOMBIA Colombia es un país con una alta variedad en condiciones geográficas y socioculturales, por lo cual varios autores coincidimos con tres tipo se sistemas de producción predominantes, como son el intensivo, semi-extensivo y extensivo, encontrando en cada uno de ellos diferencias significativas en el manejo nutricional, sanitario y reproductivo de los animales, así como los grupos raciales, los cuales están relacionados con los objetivos de producción y el nivel de tecnología (Vargas-Bayona, J. E., et al 2016). El sistema extensivo es, sin duda, el predominante en Colombia, teniendo en cuenta que la mayor parte del inventario caprino nacional se encuentra en las regiones áridas, semiáridas del trópico seco, donde pensar en un sistema diferente sería muy complejo. El pastoreo extensivo es la forma en cómo se crían los caprinos y ovinos en las comunidades indígenas wayuu (La Guajira) y en las montañas desérticas del Cañón de Chicamocha, donde el conocimiento tradicional predomina y se identifican en algunas comunidades el rol de pastor para el manejo del ganado. El manejo sanitario y control de los parámetros productivos y reproductivos, es prácticamente inexistente, los rebaños que pastorean son criollos, adaptados a estas condiciones, animales producto del cruzamiento entre diferentes razas. Es grande la oferta de forrajes que se encuentran en estos ecosistemas, predominando forrajes como el Trupillo o Cují (‘Prosopis juliflora’), Matarratón (‘Gliricidia sepium’), Tolinch o Espino (‘Pithecellobium dulce’), bejuco de chivo (‘Centrosema pubescens’), Palo de Brasil (‘Heamotoxylum brasileto’), Cacho de cabra (‘Popomax totusa’), Espino blanco (‘Acacia farnesiana’), entre otras especies arbustivas y árboreas (Fandiño, R., et al, 1997). Los sistemas extensivos pueden variar desde cinco hasta 300 y más animales, el área de pastoreo es compartida por los productores. En el aspecto sanitario reconocen la presencia de enfermedades parasitarias, casos de ectima y encefalitis por los que han tenido pérdida de animales; las enfermedades son atendidas por los mismos cabreros según su experiencia. Macías Bermúdez, A. (2016). (Figura 3) Los sistemas de producción semi-extensivos se pueden observar en regiones con mayor pluviosidad en el país, que favorece la oferta de forraje, ya que se combina el pastoreo Figura 2. Corral con caprinas en La Alta Guajira (Colombia). Fotografía: Clara Viviana Rúa Bustamante.

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