“2028 será el año del boom definitivo de la fabricación aditiva”
Entrevista a Jon Martínez, socio fundador y CTO de Samylabs
Durante su intervención en la jornada Additive Talks, en el marco de Addit3D (Bilbao, del 3 al 5 de junio), Jon Martínez, socio fundador y CTO de Samylabs, explicó cómo la Inteligencia Artificial está transformando la industria, y puso fecha para el gran despegue de la fabricación aditiva: 2028. Será entonces, afirmó, cuando confluyan tecnologías maduras, demanda industrial y sistemas de IA capaces de innovar por sí solos. Este punto de inflexión, impulsado por el diseño generativo y técnicas como el Laser Powder Bed Fusion, marcará el inicio de una nueva era para la impresión 3D, especialmente en sectores más allá de los tradicionales como el aeroespacial o el médico. También augura una gran oportunidad para las pymes industriales.
Jon Martínez, socio fundador y CTO de Samylabs.
En su intervención en la jornada Additive Talks de Addit3D puso fecha al boom definitivo de la fabricación aditiva…
Sí, será en 2028. OpenAI ha descrito cinco etapas en la evolución de la Inteligencia Artificial. En 2024 estábamos en la fase de la IA generativa, representada por herramientas como ChatGPT: le hablas y te resuelve problemas.
En 2025 hemos entrado ya en la etapa de los razonadores. Esto incluye modelos como ChatGPT o-3mini. Ahora, si tienes la versión de pago, no solo genera contenido, sino que lo razona, lo desarrolla con lógica.
El año que viene se espera la llegada de los agentes, inteligencias artificiales a las que se les encomienda una tarea y la resuelven por sí solas.
¿A qué se refiere exactamente?
Por ejemplo: estás en tu ordenador y le dices “ordéname las fotos de este año por carpetas y días”. La IA lo hará automáticamente: entrará en tus archivos, clasificará las fotos, creará carpetas... Es decir, comenzará a gestionar por ti.
Para 2027 se prevé la aparición de la Inteligencia Artificial innovadora. Esta no solo ejecutará tareas o razonará, sino que será capaz de innovar: tú le planteas un problema y ella buscará una solución completamente nueva. Esto tendrá un gran impacto en muchos ámbitos.
En el diseño mecánico, por ejemplo…
Así es. Cuando la IA diseña, lo hace mediante lo que se llama diseño generativo: optimiza topológicamente. No se limita a hacer una chapa plana con taladros, sino que busca geometrías óptimas, muchas veces tan complejas que solo pueden fabricarse mediante tecnologías como la fabricación aditiva.
Jon Martínez, durante su intervención en la jornada Additive Talks, en Addit3D.
¿Qué será capaz de hacer entonces la IA?
Diseñará una pieza optimizada, considerando todos los factores: resistencia, consumo de material, geometría… Todo orientado a fabricación aditiva. Esto disparará la demanda de estas tecnologías. Y si añadimos que China —la fábrica del mundo— está apostando muy fuerte por la tecnología Laser Powder Bed Fusion (L-PBF), es cuestión de tiempo que aparezcan soluciones muy competitivas que superen a la fabricación tradicional, no solo en sectores como el médico, dental o aeroespacial, sino también en aplicaciones cotidianas, más mundanas, donde el L-PBF resulta claramente más eficiente.
Cuando se junten esos avances tecnológicos con una demanda madura, se va a producir un cambio de escala. La industria tarda uno o dos años en asimilar estas oleadas, pero cuando lo haga, vamos a vivir un auténtico boom de la fabricación aditiva.
¿Y esa eclosión que fecha en 2028 beneficiará a las pequeñas y medianas empresas?
Claro. Pasará como con la Industria 4.0. Al principio surgieron cientos de empresas ofreciendo soluciones de IoT y plataformas. Luego llegaron los gigantes —Google, Amazon…— que dominaron el mercado con servicios genéricos. Pero aun así quedó espacio para soluciones muy concretas, muy especializadas. Ahí es donde las pymes tienen su oportunidad: nichos pequeños, aplicaciones específicas. Nosotros empezamos en uno de esos: el sector educativo, porque nuestras máquinas eran asequibles. También en centros tecnológicos, porque abrimos toda nuestra tecnología. Ahora estamos entrando ya en el tejido de la pyme industrial.
Durante su intervención comentó que para ayudar a detectar oportunidades reales en fabricación aditiva, contaban con un cuestionario muy simple. ¿De qué se trata?
Son cuatro preguntas clave:
1. ¿Cabe la pieza dentro del volumen de impresión? Cuanto más se acerque al tamaño de una moneda de dos euros, mejor, porque permite imprimir varias a la vez.
2. ¿La pieza necesita fabricarse en un material técnico? Por ejemplo, acero inoxidable. Si puede fundirse (como el zamak o el aluminio), lo normal es hacer un molde. Pero si no, es donde la fabricación aditiva tiene más sentido.
3. ¿El proceso de fabricación tradicional implica varias operaciones de mecanizado? Cuantas más tenga, más sentido tiene imprimir: nosotros lanzamos una tirada y la impresora puede estar trabajando 30 horas seguidas sin intervención humana.
4. ¿La tirada es baja o media (de 1 a 10.000 unidades)? Si tienes que fabricar 5 millones, necesitas moldes o automatización. Pero si no, la impresión 3D puede ser mucho más eficiente.
Una vez resueltas estas preguntas, aplicamos nuestro propio software para hacer una cotización completa: te dice cuánto cuesta la luz, el gas, el material, la amortización de la máquina... y así puedes comparar con el coste tradicional. La pyme ve claramente si le compensa o no.
La jornada Additive Talks, en Addit3D, acogió la mesa redonda Situación del sector y perspectivas futuras, con José Greses, de Colibrium Additive; Jon Martínez, de Samylabs, y Pablo Flores, de Meltio - Sicnova.
¿Puede poner un ejemplo cercano?
Una empresa en Cataluña fabrica sellos de marcado para corchos de vino. Cuando destapas una botella, el corcho lleva un logotipo. Ese logotipo se graba con un sello metálico al rojo vivo.
Hasta ahora, para fabricar ese sello se necesitaba una imagen vectorizada, un programa CAM para las trayectorias de mecanizado, un bloque de grafito, un centro de mecanizado… y luego pasar a una segunda máquina para transferir el diseño al acero mediante penetración eléctrica. Todo eso implicaba dos máquinas, 6 ó 7 horas, consumo eléctrico elevado, operación manual...
¿Y con su aportación?
Nosotros lo hacemos en una hora. Cargamos la imagen, la vectorizamos y generamos el 3D automáticamente. En una sola máquina, sin operación manual, con menor consumo energético, fabricamos cuatro sellos a la vez.
Mucho más eficiente…
Exacto. Como se ha visto en la jornada, hemos crecido mucho en tecnología, pero ahora toca bajar al terreno, al caso de uso concreto. Ahí está el verdadero valor.

















