“El reto no es el coche eléctrico, sino las infraestructuras que lo hagan posible”
La decisión de la Comisión Europea de acelerar la revisión de la normativa que prohíbe la venta de coches de combustión en 2035 ha reabierto el debate sobre el ritmo y la viabilidad de la transición hacia la movilidad eléctrica. Desde Grupo Moure, holding especializado en el sector energético y de la movilidad, valoraron positivamente esta revisión y pidieron centrar la atención en el verdadero desafío: las infraestructuras energéticas.
“El principal reto no es el coche eléctrico en sí, sino las infraestructuras que deben acompañar esta transición”, explicó Manel Montero, director general de Grupo Moure. “La electrificación de la movilidad es un objetivo compartido, pero la realidad es que actualmente las redes energéticas, los puntos de carga y la capacidad de generación no están preparados para soportar una demanda masiva”, añadió.
Montero subrayó que la revisión adelantada por Bruselas es una oportunidad para replantear el enfoque europeo, centrándolo en garantizar una “transición ordenada, sostenible y realista, que no penalice al consumidor ni al tejido industrial”.
Los híbridos, una solución intermedia ante la falta de infraestructura
Aunque la movilidad tiende a la electrificación, los vehículos híbridos siguen utilizando motores de combustión y representan una alternativa práctica y de menor impacto para muchos conductores. “Mientras no exista una red de carga accesible y fiable en todo el territorio, los híbridos se convierten en la opción más razonable: combinan lo mejor de ambos mundos y permiten avanzar hacia la descarbonización sin dejar a nadie atrás”, apuntó Montero.
En España, la implantación de puntos de carga pública sigue siendo insuficiente y desigual, lo que limita el crecimiento del coche eléctrico. Según datos del sector, la cuota de vehículos eléctricos puros aún no alcanza niveles que permitan un cambio total del parque automovilístico, especialmente fuera de los grandes núcleos urbanos.
La movilidad del futuro será eléctrica, pero la prioridad debe ser construir una infraestructura energética sólida y accesible, capaz de responder al aumento progresivo de la demanda.
“Solo con una red preparada y una planificación coordinada entre países podrá garantizarse una transición justa y eficiente hacia un modelo de transporte descarbonizado y competitivo”, concluyó Montero.






















