Las estaciones de servicio como espacios multifuncionales: un nuevo paradigma para la movilidad y el consumo
Esta evolución no es fruto de una moda pasajera, sino la consecuencia de tres tendencias que confluyen. En primer lugar, los hábitos de consumo cambian: los clientes valoran la conveniencia y la posibilidad de resolver varias necesidades en un mismo espacio. En segundo lugar, la competencia se ha intensificado con la irrupción de modelos ‘low cost’ que presionan precios y obligan a diferenciarse. Y, en tercer lugar, la transición hacia una movilidad más sostenible introduce nuevas tecnologías y fuentes de energía que requieren infraestructuras distintas.
Rafael Blanco, responsable de Operaciones y de Expansión de Hafesa.
De gasolinera a centro de servicios
El auge de las gasolineras desatendidas ha evidenciado que existe un público sensible al precio, dispuesto a renunciar a ciertos servicios a cambio de un ahorro. Sin embargo, también ha mostrado que muchos usuarios no quieren sacrificar la atención personalizada ni los servicios añadidos. En este contexto está emergiendo un modelo híbrido que combina precios competitivos con atención humana en pista y con una oferta creciente de prestaciones complementarias.
Este enfoque permite ir mucho más allá del concepto clásico de gasolinera. Una estación de servicio moderna puede integrar, además del repostaje tradicional, tiendas de conveniencia, espacios de restauración, servicios de lavado premium, lavanderías, lavaderos de mascotas, cargadores para la recarga de vehículos eléctricos y alternativas energéticas como el GLP o aditivos como el AdBlue. Se trata de convertir cada instalación en un centro de servicios integrado para conductores particulares, transportistas y comunidades locales.
El cliente actual ya no percibe la estación de servicio únicamente como un surtidor de combustible. La ve como un espacio en el que puede comprar un ‘snack’, tomar un café, lavar el coche, cargar su vehículo eléctrico o incluso resolver gestiones rápidas mientras reposta. Esta diversificación amplía las fuentes de ingresos, fideliza a los usuarios y, sobre todo, mejora su experiencia.
Un papel clave en la transición energética
Las estaciones de servicio también están llamadas a desempeñar un papel protagonista en la transición hacia una movilidad más sostenible. La incorporación de cargadores eléctricos de carga rápida se está extendiendo y cada día podemos encontrar más estaciones que ofrecen GLP o AdBlue. Incluso empiezan a aparecer estaciones que integran cargadores rápidos para camiones, algo todavía poco habitual en España pero que será fundamental para el transporte pesado en los próximos años.
Esta transformación responde a una realidad innegable: durante las próximas décadas convivirán distintas fuentes de energía. Los combustibles tradicionales seguirán teniendo peso, pero su uso irá combinado con energías renovables y alternativas. Las estaciones de servicio, por tanto, no solo tendrán que suministrar combustibles, sino todo tipo de fuentes de energía para las nuevas soluciones de movilidad.
Para quienes estén dispuestos a coger este tren a tiempo, esta evolución representa una oportunidad estratégica. Hoy por hoy es necesario invertir en instalaciones preparadas para dar servicio a todo tipo de usuarios, alineándose con las tendencias del sector, pero sin perder de vista que el combustible seguirá siendo, durante un tiempo, el eje principal de la actividad.
Un nuevo concepto de estación para un nuevo consumidor
En un mercado donde repostar suele considerarse más como una necesidad que como una experiencia atractiva, la atención personalizada y la variedad de servicios son factores diferenciales. El cliente valora poder resolver varias necesidades en un mismo lugar, ahorrar tiempo y recibir un trato cercano. Esa es la clave para transformar la experiencia de usuario.
Para llegar a ese escenario es necesario apostar por instalaciones más completas, diversificar los servicios y adaptar la oferta energética. Las estaciones de servicio que se conviertan en nodos multifuncionales no solo incrementarán su competitividad, sino que también contribuirán a hacer más cómoda y sostenible la vida de los conductores y las comunidades a las que sirven.






















