Co-creación: cuando la visión se encuentra con la precisión en cada hoja

A menudo se piensa que la creatividad es el producto de una sola persona talentosa. Piensa en los empresarios que fundaron las multinacionales que conocemos hoy, o en los directores que crean películas ganadoras del Oscar. De hecho, nuestra empresa, James Cropper, lleva el nombre de uno de esos visionarios; el hombre que compró por primera vez el molino donde todavía estamos ubicados hoy.

Sin embargo, la verdad es más complicada. James Cropper – el hombre – no habría visto su visión convertirse en realidad sin el talento de los trabajadores de James Cropper – la empresa – y lo mismo aplica a cualquier proyecto exitoso. La creatividad es una fuerza colaborativa y hoy, dada la complejidad de la cadena de suministro moderna, la necesidad de colaboración estrecha es mayor que nunca.

Nuestro enfoque de la creatividad no solo se basa en la sinergia entre nuestros departamentos, desde nuestro laboratorio de igualación de colores hasta la maquinaria de producción y nuestro equipo de logística. Nos esforzamos por desarrollar una sinergia entre nuestro equipo y nuestros clientes, asegurando que las ideas visionarias puedan convertirse en productos tangibles.

La verdadera creatividad surge en la colaboración, donde las ideas evolucionan y se transforman a través del diálogo y el trabajo artesanal. Así como los mejores productos de papel se crean a partir de fibras individuales tejidas en perfecta sinergia, llevar a cabo un proyecto creativo requiere un equipo estrechamente unido que trabaje hacia un objetivo compartido.

Desarrollar un entendimiento profundo de este objetivo es crítico para el éxito de cualquier proyecto. Un gran papel no ocurre por accidente; es el resultado de la intención. Y es imposible tener claridad sobre esa intención sin un conocimiento detallado de las necesidades específicas del cliente. Esto transforma el papel del cliente de observador pasivo a socio creativo activo, que guía todo el proceso.

Esto es importante, ya que el valor de elementos como la precisión del color se basa en evidencia. Por ejemplo, estudios consistentes muestran cómo ciertos tonos de verde pueden transmitir una sensación de confianza. Además, las discusiones tempranas pueden explorar cómo la tactilidad funcionará con tipografía, laminados y estructuras a lo largo de un portafolio.

Esto también influye en la selección de tipos de fibra y acabados. Deben tomarse decisiones sobre cómo equilibrar circularidad, rendimiento y estética. El contenido post-consumo ofrece credibilidad a narrativas sostenibles, las fibras vírgenes pueden proporcionar mayor resistencia funcional, mientras que los tratamientos de superficie pueden afectar la fidelidad de impresión. Los patrones en relieve también influyen, refractando la luz y guiando el tacto. Esta fase a menudo incluye pruebas rápidas en laboratorio para visualizar tolerancias delta-E, objetivos de opacidad y resistencia de la tinta bajo condiciones reales de impresión.

Garantizar que todos los interesados tengan plena visibilidad de este proceso es clave para su éxito. Pequeñas desviaciones en el color, por ejemplo, pueden tener grandes implicaciones una vez que el producto final entra en producción.

El color es mucho más de lo que parece en una muestra; es un sistema. Esto es especialmente importante en aplicaciones de packaging, ya que se sabe que las decisiones de compra están influenciadas por el color. De hecho, algunos estudios afirman que hasta el 90 % de los juicios instantáneos se basan únicamente en el color. Ajustamos matiz, saturación y luminancia a los sustratos y procesos de impresión que se van a utilizar, y luego construimos estándares maestros que se trasladan sin problemas de lote a lote, de sitio a sitio.

Es vital que todos los socios creativos vean una muestra de su sustrato coloreada con la mezcla exacta de tintes y pigmentos que se usarán en la producción final. La razón se puede resumir en una palabra: metamerismo. El metamerismo es un fenómeno donde dos objetos coloreados parecen idénticos bajo algunas condiciones de iluminación, pero muy diferentes bajo otras. Involucrando al cliente durante la fase de igualación de color, podemos mitigar este efecto, probando diferentes formulaciones bajo diversas condiciones de luz para encontrar una solución que entregue resultados consistentes.

El papel de calidad – del tipo que James Cropper ha estado produciendo por más de 180 años – es el resultado de este tipo de decisiones minuciosas y pacientes. Estar dispuesto a ajustar un matiz, la profundidad de un patrón en relieve o una formulación para que se adhiera correctamente al papel ofrece recompensas significativas cuando se escala a producción completa.

La mejor manera de tomar estas decisiones es en persona. Nada reemplaza la proximidad al proceso, ya sea tiempo junto a la tina observando las fibras mezcladas en la pulpa, o tiempo viendo cómo se mezclan tintes y pigmentos en colores vivos en el laboratorio de color. Experimentar todas estas variables de primera mano asegura que los equipos creativos no luchen contra factores como la longitud de fibra, la calidad del agua o los agentes blanqueadores en fibra reciclada, sino que trabajen con ellos.

En un mundo de pantallas, el poder del papel está en su presencia. El material de papel adecuado convierte el producto en una experiencia multisensorial de formas que ningún otro material puede igualar. Piensa en el silencio de una tapa soft-touch, la precisión de un pliegue nítido en un papel de correspondencia o el brillo de un laminado cuidadosamente elegido sobre una base rica en color. La co-creación asegura que esos momentos no queden al azar; son diseñados, construidos y validados con la misma precisión que los concibió.

Para las marcas que compiten tanto en significado como en margen, esa unión de visión y oficio no es un simple adorno; es estrategia.