Monomateriales reciclables: la clave para un packaging más sostenible y eficiente

La industria del envase está inmersa en un proceso de transformación profunda, impulsado por el nuevo Reglamento (UE) 2024/1781 sobre envases y residuos de envases (PPWR). Esta normativa marca un antes y un después en la forma en que se diseñan, producen y gestionan los envases en Europa. El objetivo es ambicioso: lograr que todos los envases puestos en el mercado europeo sean reciclables de forma económica y eficaz antes de 2030, y reducir en un 15% per cápita los residuos de envases para 2040.

Cabe señalar que el nuevo reglamento endurece las condiciones para considerar reciclables estos envases, exigiendo el cumplimiento de esquemas de reciclabilidad equiparables a los exigidos para otros materiales, lo que limita su aplicación real en muchos casos.

Actualmente, aproximadamente un 25–30 % de los envases flexibles son ya monomateriales, y se prevé un crecimiento sostenido, especialmente en el segmento de films flexibles. Según Smithers (2023), para 2028 hasta el 96 % del mercado de envases rígidos de plástico será monomaterial, reflejo de una clara evolución del sector hacia estructuras más simples y reciclables.

Uno de los grandes desafíos de los monomateriales es mantener las propiedades funcionales exigidas por las aplicaciones alimentarias sin recurrir a capas que dificulten el reciclaje. En los últimos años, se han registrado importantes avances en cinco áreas clave:

• Recubrimientos funcionales:  se han desarrollado barreras al oxígeno y al vapor de agua basadas en sistemas compatibles con el reciclado, como recubrimientos acrílicos, poliuretánicos o nanocompuestos. Estos pueden aplicarse mediante técnicas industriales convencionales (flexografía, huecograbado) y permiten mantener la transparencia y resistencia térmica del envase.
• Adhesivos compatibles: los nuevos adhesivos de base poliuretano, poliolefinas o hot-melt están formulados para no interferir con el reciclado mecánico. Cumplen los requisitos de iniciativas como RecyClass, garantizando que no generan geles, decoloraciones ni contaminantes durante la extrusión del reciclado.
• Tintas sostenibles: gracias a las directrices de EuPIA, se han desarrollado tintas libres de metales pesados y sustancias preocupantes, formuladas específicamente para ser compatibles con PE y PP, lo que permite su uso en estructuras reciclables sin afectar al proceso.
• Films monomaterial: las combinaciones de films de PE o PP en distintas orientaciones (cast y biorientado) permiten alcanzar propiedades mecánicas y barrera similares a las estructuras multicapa convencionales. Estos films, además, se adaptan bien a procesos de impresión, termosellado y conversión a escala industrial.
• Nuevos grados de polímeros:  fabricantes como ExxonMobil, Dow y SABIC han lanzado grados específicos de PE y PP para envases monomateriales, con mejoras en rigidez, resistencia térmica, sellabilidad y comportamiento en línea. Por ejemplo, la gama Exceed S ofrece buenas propiedades ópticas y mecánicas para aplicaciones en BOPE.

NEFLEXAR

Este proyecto ha desarrollado estructuras 100 % reciclables basadas en PP y PE, con altas prestaciones de barrera al oxígeno (<1 cc/m²·día), imprimibilidad directa y compatibilidad con adhesivos reciclables. Están diseñadas para sustituir estructuras multicapa tipo PET/EVOH/PE o PET/Al/PE, sin perder funcionalidad. Han sido validadas industrialmente en líneas HFFS y VFFS, demostrando su idoneidad para aplicaciones alimentarias sensibles.

SUSFLEX

Enfocado en snacks y productos de V gama, SUSFLEX ha desarrollado estructuras PE/PE y PP/PP con recubrimientos funcionales barrera ultravioleta (UV), eliminando la necesidad de metalizados y manteniendo propiedades ópticas de transparencia y de barrera. También se han formulado estructuras termoformables para bandejas monomateriales, capaces de soportar ciclos de pasteurización sin pérdida de propiedades ni delaminación.

Ambos proyectos han demostrado:

• Sustitución efectiva de capas no reciclables (EVOH, PA, aluminio).
• Reducción de peso y densidad del envase (>10 %).
• Cumplimiento de criterios de reciclabilidad (CEFLEX, RecyClass).
• Adecuación para contacto alimentario (EU 10/2011).
• Validación funcional a escala industrial del proceso de transformación y envasado.

Los monomateriales reciclables ya no son una innovación emergente, sino una solución técnicamente madura con creciente implantación industrial. El impulso normativo del PPWR y las demandas de sostenibilidad del mercado están acelerando su adopción, y la evolución de los materiales, adhesivos, tintas y procesos de reciclado los convierte en la opción más eficaz para garantizar envases realmente circulares.

No obstante, persisten desafíos. Entre ellos destacan:

• La mejora de la barrera al vapor de agua sin metalizados.
• La obtención de rigidez suficiente en envases flexibles de cierto volumen.
• La adaptación a procesos exigentes, como el llenado en caliente o la alta cadencia.
• La compatibilidad de todos los componentes con los procesos de reciclado.

Además, diseñar para el reciclaje no basta: también es necesario asegurar que el envase sea efectivamente reciclado. Esto implica mejorar las infraestructuras de recogida y clasificación, armonizar las normativas entre países y fomentar una mayor concienciación ciudadana. Organismos como CEFLEX, RecyClass o la Fundación Ellen MacArthur insisten en la necesidad de establecer estándares claros, verificables y universalmente reconocidos.

Por último, los avances en reciclado mecánico y químico amplían el potencial de circularidad de los monomateriales. Su homogeneidad facilita la producción de materias primas secundarias de mayor calidad, y reduce los riesgos de contaminación cruzada, lo que los hace idóneos también para procesos avanzados como la despolimerización.

Los monomateriales reciclables representan hoy la alternativa más viable para cumplir con las exigencias del nuevo marco regulatorio, garantizando tanto funcionalidad técnica como circularidad. A través de desarrollos industriales como NEFLEXAR y SUSFLEX, se ha demostrado que es posible mantener —e incluso mejorar— el rendimiento de los envases tradicionales, alineándolos con los objetivos de sostenibilidad europeos.

Con el horizonte de 2030 como fecha clave, el sector del packaging tiene ante sí la oportunidad —y la responsabilidad— de adoptar soluciones que permitan cerrar el círculo del envase. Los monomateriales ya no son una opción de futuro: son una necesidad del presente.