El Hotel The Lumm recupera la sofisticación de la década de los 70 y la esencia de la tierra canaria
El proyecto del hotel de The Lumm de Gran Canaria ha permitido dar una nueva oportunidad al edificio de Correos, que fue adquirido en 2018. Desde ese momento, el equipo de Elena Molina Interiores, responsable del interiorismo, ha venido realizando un trabajo ininterrumpido en él. Ahora el hotel cuenta con 88 habitaciones, un lobby multidisciplinar, gimnasio, sala de convenciones y una terraza maravillosa.
Para la realización del interiorismo, se ha tenido muy en cuenta la ubicación del hotel en la isla. Se integran referencias, matices y colores que evocan a la naturaleza autóctona. Pero, también era importante introducir en el interior la luz del exterior, para ello se crean amplios ventanales, tanto en el área de habitaciones como en zonas comunes.
Para el lobby, se toma como referencia la historia del propio edificio con detalles de los años 70. Se utilizan los dorados, formas geométricas y se le da importancia de la línea curva presente en el mobiliario: sofás, butacas, sillas y en las mesitas de la colección Emma de Momocca que aparecen repartidas por el espacio formando pequeños sets. Son diseños que aportan mucha elegancia, además de mucha originalidad y sofisticación.
La iluminación es uno de los elementos más importantes de este proyecto, para conseguir una atmófera propia de la década de los 70, mediante las esferas de vidrio y el uso de ratán natural.
Los colores predominantes son los marrones, beiges y detalles en azul. La interiorista pretende así utilizar texturas y colores de la tierra, la arena y la lava, junto al mar, sin caer en una evidencia excesivamente marcada, pero sí dando unas ligeras pinceladas autóctonas.
Finalmente, se trabaja a conciencia con la iluminación. La prioridad era disponer de varias escenas, para que el espacio fuera agradable a cualquier hora del día. Para ello, se ha confiado en el equipo de Rafael Gavira, quien orquesta un diseño con gran variedad de lámparas, junto con iluminación indirecta y sutil. Además, se juegan con esa reminiscencia de los años 70, a través de las esferas de vidrio y el ratán natural.
El resultado es un hotel de diseño único, elegante y acogedor al mismo tiempo, que juega con los sentidos de quienes se alojan en este espacio único de la Gran Canaria.