Imaginando la casa mediterránea
La exposición organizada por la Fundación ICO ´Imaginando la casa mediterránea. Italia y España en los años 50´ cerró sus puertas en enero de 2020 en Madrid trasladándonos a los conceptos de una arquitectura conceptual en la que lo importante es la recuperación de unos valores autóctonos, propios de latitudes más meridionales, la relación con el espectador: mar, aire, blanco, paisaje que hace que el entorno tenga sentido…respetar el ´entorno operativó. Comisariada por Antonio Pizza, enfocó el tema de la casa mediterránea en un momento histórico en el que se establecen entre estos dos países fuertes vinculaciones e intercambios; relaciones centradas en la superación de los ´fracasos arquitectónicos´ de antaño.
Antecedentes y precursores
El punto de partida de esta crónica se sitúa a mediados de los años treinta, con la colaboración entre el austríaco Bernard Rudofsky (1905-1988) y los italianos Gio Ponti (1891-1979) y Luigi Cosenza (1905 -1984), que comienzan a trabajar en torno al concepto de vivir un espacio integrado en los elementos de su contexto: el mar, el paisaje, la naturaleza y las personas que lo habitan.
Fotografía de la exposición que recrea el espíritu de la casa mediterranea.
Diez años después, sobre todo a partir del 1949, en un clima de oscurantismo local, la presencia de estas figuras internacionales en España fue decisiva para dar un giro a la arquitectura local: Gio Ponti y Alberto Sartoris (1901-1998) -al que habrá que añadir el papel decisivo, desde un punto de vista ideológico y existencial de Bernard Rudofsky- no solo introducen un aire de modernización cultural, sino que se sirven del ´mediterraneismó como vehículo principal de renovación arquitectónica.
Alfonso Noriega, Fundación ICO y el comisario de la exposición, Antonio Pizza.
Estos autores se convertirán así en los principales trasmisores de una peculiar idea de arquitectura moderna -muy bien acogida por la profesión española-, en la que adquieren relevancia el respeto por las potencialidades ambientales del sitio junto con una recuperación actualizada de la tradición arquitectónica, configurando el paisaje como tema de proyecto. Las ideas viajan a España, surgen relaciones profesionales y de amistad y recala la recuperación de la arquitectura tradicional, que perdura en el tiempo.
Luigi Cosenza y Bernard Rudofsky, Casa Oro en Posillipo, Nápoles, 1934-1937. Archivo Luigi Cosenza, en Archivio di Stato, Pizzofalcone, Nápoles. © Bernard Rudofsky, VEGAP, Madrid, 2019.
Finalmente, en la década de los cincuenta, el proceso de reincorporación de la arquitectura española en el debate internacional se hará en concreto a través de dos paradigmas principales: el interés por lo popular -fuera ya de los cánones del pintoresquismo- y una inédita aproximación a la ´genialidad' de Gaudí, incomprendida y marginada durante largo tiempo, mediante un proceso de reconsideración que se llevará a cabo tanto desde Italia como desde España.
José Antonio Coderch y Manuel Valls, Casa Garriga Nogués, Sitges, 1946. Fachada principal. Acm-EPFL. Alberto Sartoris Fonds © José Antonio Coderch de Sentmenat, VEGAP, Madrid, 2019.
El Pabellón Español en la IX Triennale de Milano (1951) representa un momento de síntesis de estas cuestiones, lanzadas ya –como visiones de un país en fase de renovación- hacia una plena aceptación por parte del mundo internacional. En él, una instalación arquitectónica a cargo de José Antonio Coderch, comisario de la exposición junto con Rafael Santos Torroella, contiene un sorprendente y surrealista montaje de arte del pasado, arte moderno, objetos tradicionales y extraordinarias fotografías de Joaquim Gomis y Leopoldo Plasencia, que ponen en relación la arquitectura gaudiniana con imágenes de casas ibicencas. La persiana tuvo un protagonismo especial.
José Antonio Coderch y Manuel Valls, casa Ugalde, Caldes d’Estrach, 1951. Fotografía: Francesc Català. © Fondo F. Català-Roca - Arxiu Històric del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya.
El descubrimiento ´modernó de lo popular tuvo testimonios representativos a través de otros medios italianos aparte de Domus, como las revistas Spazio y Comunità; o se reflejará en las crónicas y reportajes fotográficos realizados en la misma época por otro gran arquitecto italiano: Luigi Figini.
Francisco Bassó y Joaquin Gili, ampliación de una casa en Llafranch, 1953. Vista de la terraza panorámica. Acm-EPFL. Alberto Sartoris Fonds.
A partir de este momento, José Antonio Coderch se transforma en activo corresponsal, desde España, de la mítica revista italiana Domus, dirigida en aquel entonces por Gio Ponti. Su magisterio, centrado en una producción original de arquitectura doméstica en contexto mediterráneo influirá en proyectos de la costa de gran relevancia, como los de Federico Correa y Alfonso Milá, o Peter Harnden y Lanfranco Bombelli, ubicados en Cadaqués y difundidos a escala internacional a través de las páginas de esta revista.
La exposición
La exposición, comisariada por Antonio Pizza (catedrático de Historia del Arte y de la Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona -ETSAB-UPC-) mostró croquis, dibujos, proyectos, obras, revistas y diversas fuentes de información, la gran mayoría inéditas, con énfasis en las fotografías de la época que servían para contextualizar y acompañar el itinerario expositivo, además de siete pantallas en las que se proyectaron videos realizados en algunas casas relevantes, como la Casa Ugalde y la Casa Rovira de Coderch y Valls.
Exposición la Casa Mediterránea en Fundación ICO.
En la misma se presentaron proyectos de los años 50, realizados en el entorno mediterráneo, por parte de un heterogéneo conjunto de arquitectos españoles y extranjeros: Francisco Juan Barba Corsini, Bassó y Gili, Bohigas y Martorell, Antonio Bonet Castellana, Coderch y Valls, Correa y Milá, Luigi Cosenza, Carlos de Miguel, Harnden y Bombelli, Gio Ponti, Josep Pratmarsó, Bernard Rudofsky y Josep M. Sostres.
Antonio Pizza ante un mural de la exposición.
Además de numerosas fotografías de casas ibicencas o de los primeros referentes como la Casa de Oro de Casa Oro en Posillipo, Nápoles (1934-1937), el recorrido expositivo se cerraba significativamente con la última vivienda construida por Bernard Rudofsky en Frigiliana (Málaga), cuyos planos administrativos fueron firmados por José Antonio Coderch.