Entrevista con José Ignacio Moya, secretario general de Faconauto

En este contexto, Faconauto, la patronal que agrupa a los concesionarios oficiales de automoción en España, se presenta como un actor decisivo para llevar esa transformación a la práctica. Hablamos José Ignacio Moya, secretario general de Faconauto, para conocer en profundidad su visión sobre el nuevo plan, la importancia de la neutralidad tecnológica, el papel que pueden desempeñar los concesionarios y la oportunidad que esta estrategia representa para avanzar en descarbonización sin dejar atrás a ciudadanos ni territorios.

Supone un paso fundamental. Por primera vez, la renovación del parque automovilístico se reconoce como una herramienta estructural de movilidad sostenible. Llevamos desde 2023 insistiendo en que el camino hacia la descarbonización, es la suma de la incorporación de la electrificación y la renovación del parque, a través de un programa ligado a emisiones, con el fin de sumar todas las tecnologías que reduzcan emisiones y vehículos ineficientes tanto a nivel medioambiental como de seguridad vial. Y así lo hemos podido aplicar desde 2024 en varias CCAA que han puesto en marcha planes autonómicos de renovación, con resultados claramente favorables. España tiene un parque con una edad media de 14,5 años, y no se puede avanzar hacia una movilidad más limpia si no se afronta esa realidad de manera estable, adaptada a la realidad socioeconómica de buena parte de las familias del país y con visión a largo plazo.

La neutralidad tecnológica significa permitir que todas las soluciones que contribuyan a reducir emisiones tengan cabida. No se trata de imponer una tecnología sobre otra, sino de facilitar la sustitución de vehículos antiguos por otros mucho más eficientes, ya sean eléctricos, híbridos, de gas, de biocombustibles, con combustibles renovables o vehículos términos de bajas emisiones y alta eficiencia. Esa flexibilidad permitirá avanzar de forma realista y sin dejar atrás a ciudadanos o sectores.

Pueden y deben coexistir. El Moves tiene un enfoque centrado en la electrificación, mientras que el Plan Nacional de Renovación del Parque busca rejuvenecer el conjunto del parque, eliminando los vehículos más antiguos y contaminantes. Si ambos se coordinan bien, sin duplicar procedimientos ni dispersar recursos, pueden reforzarse mutuamente y acelerar la transición hacia una movilidad más limpia. Es más, nuestra propuesta es desarrollar un plan único de renovación, ligado a emisiones, de forma que se otorgue más importancia a la electrificación, pero sin excluir otras tecnologías, también eficientes, que nos ayuden a ese camino hacia la descarbonización.

“En el nuevo Plan de Renovación del Parque de Vehículos, los concesionarios pueden actuar como ventanilla única, gestionando las solicitudes, verificando los achatarramientos y acompañando al ciudadano durante todo el proceso”. Foto de Antoni Shkraba Studio.

Es un calendario ajustado, pero viable si la administración cuenta desde el principio con los agentes del sector. Faconauto quiere tener un papel activo, aportando nuestro conocimiento operativo y la capilaridad de la red de concesionarios. Nuestra experiencia en la puesta en marcha de planes autonómicos de renovación demuestra que podemos contribuir a que las ayudas lleguen de forma ágil, transparente y con garantías.

Los concesionarios pueden actuar como ventanilla única, gestionando las solicitudes, verificando los achatarramientos y acompañando al ciudadano durante todo el proceso. Su proximidad y experiencia son claves para reducir burocracia y garantizar que las ayudas se tramiten de forma rápida y segura, y en ese sentido, el mejor ejemplo es el Plan Reinicia Auto + puesto en marcha con motivo de la desgraciada DANA y la necesidad de que la ciudadanía afectada recuperara lo antes posible su derecho a la movilidad. Los concesionarios son puntos de información cercanos y accesibles, que transmiten confianza, seguridad y conocimiento a los ciudadanos.

El objetivo debería situarse en torno a 195.000 vehículos renovados al año, una cifra realista y asumible con una dotación estable de recursos públicos —unos 680 millones de euros anuales, según nuestras estimaciones—. Manteniendo ese ritmo durante varios ejercicios, podríamos reducir la edad media del parque y retirar progresivamente los vehículos más contaminantes, con beneficios directos en emisiones y seguridad vial.

“El objetivo debería situarse en torno a 195.000 vehículos renovados al año, una cifra realista y asumible con una dotación estable de recursos públicos —unos 680 millones de euros anuales, según la estimaciones de Faconauto”. Foto: Imagen de Diego Bauza en Pixabay.

Es necesario detallarlo en función de los objetivos perseguidos, estableciendo un escalado donde la electrificación tenga un mayor incentivo y siempre vinculado al achatarramiento. Lo fundamental es que el plan sea continuo, previsible y sencillo de gestionar, para que los ciudadanos confíen en él y no haya parones entre convocatorias.

Debe aplicarse con criterios de cohesión territorial y social, contemplando ayudas para particulares, autónomos y empresas. Un plan nacional, que integre todas las tecnologías de cero y bajas emisiones, no debería plantear ningún tipo de elemento de distorsión entre zonas urbanas o rurales. Somos perfectamente conscientes que, en dichas zonas el vehículo es muchas veces un recurso imprescindible, ya sea como herramienta de trabajo o para desplazamientos personales o familiares, en entornos donde no existe una alternativa real de transporte público. La renovación del parque tiene que llegar a todo el territorio, no solo a las grandes ciudades.

Ahí es donde tiene que producirse una colaboración real entre concesionarios y estaciones de servicio. Ambos compartimos la misma meta: facilitar la transición energética. Los concesionarios pueden informar al cliente sobre las distintas opciones energéticas, y las estaciones de servicio son el punto natural para desplegar infraestructura de recarga de baterías eléctricas, repostaje de biocombustibles o hidrógeno, etc. Si actuamos de forma coordinada, el ciudadano percibirá esa transición como un proceso fácil y accesible.

“Lo importante es que las estaciones de servicio evolucionen hacia centros energéticos multienergía, capaces de ofrecer tanto combustibles convencionales como alternativas bajas en carbono”. Imagen: diseñada por Freepik.

La transición será gradual y ordenada. A medida que el parque se renueva, los vehículos son más eficientes, por lo que el consumo de combustibles fósiles disminuirá de forma progresiva. Pero los carburantes tradicionales seguirán teniendo un papel relevante durante muchos años. Lo importante es que las estaciones de servicio evolucionen hacia centros energéticos multienergía, capaces de ofrecer tanto combustibles convencionales como alternativas bajas en carbono.

Sería muy positiva. Este plan debería situarnos en unas cifras anuales de turismos en torno a 1,2 millones de unidades. Esta cifra —en la que nos encontrábamos antes de la pandemia y la crisis de semiconductores—, es una meta que garantizaría la producción interna de los fabricantes implantados en España, los proveedores de componentes, y la distribución a través de los concesionarios oficiales. En definitiva, se consolidaría y garantizaría un empleo de calidad, como el que genera toda la cadena de valor del automóvil, aportando estabilidad a un sector estratégico para la economía española que representa en torno al diez por ciento del PIB y más del nueve por ciento del empleo total.

Los indicadores clave deberían centrarse en el número de vehículos achatarrados y sustituidos por modelos más eficientes, la reducción de la edad media del parque —que se sitúa en 14,5 años— y la evolución del porcentaje de vehículos con más de quince años, actualmente en torno al 44%. A estos se sumarían indicadores de impacto ambiental (reducción de emisiones de CO₂ y NOx) y económicos, como la actividad y el empleo generado en la red de distribución.

La continuidad. No puede ser un plan puntual que se agote en unos meses. Necesitamos una política de renovación permanente, con un presupuesto estable y objetivos revisables, para que el ciudadano y las empresas puedan planificar sus decisiones con confianza. La estabilidad es la mejor garantía de eficacia.

"Los concesionarios y estaciones de servicio compartimos la misma meta: facilitar la transición energética"