Una estrategia global para reducir el recuento de células somáticas en leche
Demetrio Herrera, experto en calidad de leche de la empresa Q-Llet, estuvo presente en el curso de formación organizado recientemente en Valladolid por la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Ovino de la Raza Assaf (Assafe), con una ponencia titulada ‘¿Recuento de células en tanque por debajo de 750.000?: Sí se puede’, con la que intentó motivar a los ganaderos para trabajar en la obtención de una mejor calidad de leche.
La percepción del ganadero del problema de las células somáticas está sesgada, según explicó Herrera en su ponencia. Para el productor, lo más visible son el coste del tratamiento, el coste del veterinario y la leche que tiene que descartar. Sin embargo, el experto señaló que existen otros aspectos que no se ven, como son las pérdidas de producción de leche, la peor calidad de leche con su repercusión en primas y descuentos, la reducción del extracto quesero, el incremento de la eliminación de animales y la tasa de reposición, el mayor riesgo de inhibidores en tanque, un peor desempeño reproductivo y un mayor riesgo de contagio del rebaño.
Una de las consecuencias más importantes del recuento de células somáticas son las importantes pérdidas de producción. Según datos recopilados de ocho explotaciones de la propia asociación Assafe por parte de Herrera durante los años 2020 y 2021, se constata que el aumento de células somáticas puede provocar pérdidas de hasta un 33% de la producción, en función de la importancia del incremento de ese recuento.
Además, se tienen repercusiones económicas en el precio que reciben los ganaderos por la leche. Según cálculos realizados por el ponente, una explotación con unas 500 ovejas en ordeño y una producción media de 500 litros por oveja y año, tendrá un diferencial de unos 13.500 euros sólo en células somáticas, a los que habría que añadir unos 9.000 euros en concepto de bacteriología. Obviamente, si el tamaño del rebaño es menor, se incrementa ese diferencial de precios.
Por lo que se refiere a poner en marcha un plan preventivo en la explotación para reducir las células somáticas, Herrera incidió en la necesidad de identificar el patógeno que provoca el aumento en el recuento, mediante técnicas de PCR, análisis de leche en tanque, casos clínicos o seguimiento de las nuevas infecciones. De este modo, se puede identificar si el proceso es contagioso o ambiental, teniendo en cuenta que más del 80% de las nuevas infecciones intramamarias tienen origen contagioso.
Secado selectivo
Herrera se refirió en la parte final de su intervención al secado selectivo, que la normativa marcará como obligatorio a partir de enero. Utilizando el recuento de células somáticas del control lechero, el experto recomendó tratar los casos clínicos y aquellos subclínicos recientes, pero no hacerlo con los crónicos.
Por lo tanto, debe ponerse en marcha una estrategia global, que incluya aspectos como la identificación y segregación de animales positivos, la minimización de los factores de riesgo de transmisión con especial atención a la máquina de ordeño, la eliminación de animales infectados crónicos y la implementación de protocolos de bioseguridad para nuevos animales en la granja.
Por último, se refirió a la máquina de ordeño, respecto a la que insistió en evaluar una serie de aspectos: nivel de vacío en la punta del pezón, estabilidad de vacío, gradientes negativos de vacío, funcionamiento de los pulsadores, configuración de los retiradores automáticos y pezoneras. Además, se debe realizar un correcto mantenimiento.
Conclusiones
- Los problemas de salud de ubre son técnicamente fáciles de controlar.
- Problema multifactorial, abordaje multifactorial: ambiente, rutina de ordeño, máquina de ordeño, sistema inmunitario.
- Conocer a tu enemigo es vital.
- La prevención es el camino a seguir. El ganadero debe ponerse en manos de un veterinario especialista en salud de ubre y calidad de leche.