¿Se utilizan correctamente los Equipos de Protección Individual?
El Real Decreto 1407/1992, de 20 de noviembre, es el que regula las condiciones para la comercialización y libre circulación intracomunitaria de los equipos de protección individual, llevando a efecto lo dispuesto en la Directiva del Consejo 89/686/CEE, de 21 de diciembre, sobre aproximación de las legislaciones de los Estados miembros, relativas a los equipos de protección individual. Esto supone una normalización cuyo objetivo es elaborar métodos de ensayo y normas que definan las especificaciones técnicas de los productos. El cumplimiento de estas normas implica la presunción de conformidad con la directiva 89/686/CEE y permite que el fabricante pueda poner el marcado CE.
Esta Directiva, adoptada por el conjunto de los países miembros de la Unión Europea, se dirige a los fabricantes de Equipos de protección Individual (EPI) y fija las condiciones de puesta en el mercado. Define las exigencias esenciales en términos de diseño, fabricación y métodos de ensayo que deben tener los EPI puestos en el mercado para garantizar la seguridad de los usuarios: eficiencia, tallas, inocuidad de los materiales, dexteridad, aireación, flexibilidad, ergonomía, marcado, embalaje, mantenimiento y almacenamiento.
De la teoría a la práctica
La normativa referente a los EPI es exigente, y se da por hecho que todos los fabricantes que acuñan el marcado CE en sus productos la cumplen. Pero éste, es solo el primer eslabón de la cadena. El proceso realmente importante es aquel que garantiza el uso correcto de un EPI. Todo lo visto hasta ahora está muy bien en la teoría, pero, ¿qué utilidad tiene en la práctica del trabajo diario, vista desde el punto de vista de la prevención de accidentes, si por ejemplo, los operarios que trabajan en una obra llevan EPI contra caídas de altura, pero los equipos que les han proporcionado no son los idóneos para trabajar o no los saben utilizar, de manera que no les sacan el máximo provecho o lo que es peor, resultan peligrosos dando una falsa sensación de seguridad?.
Por desgracia es demasiado frecuente ver en una obra operarios con el arnés colocado incorrectamente lo que se traduce en un altísimo riesgo de provocar lesiones en caso de caída, o el uso de arneses que no están diseñados para la actividad que se va a realizar como sería el caso de operarios trabajando en el tablero de un puente con arneses diseñados para torres de telecomunicaciones, o la utilización de elementos de amarre estáticos para parar una eventual caída, o el uso de cascos sin barbuquejo...
A pesar de la disponibilidad de elementos de protección, el control de uso de los mismos por parte de las empresas es, en muchos casos, meramente testimonial, con frecuencia motivado por la imposibilidad manifiesta de realizar un control exhaustivo del correcto cumplimiento de las medidas de seguridad por parte del trabajador para su protección individual. Además, incluso en el caso de que dicho control sea posible y desempeñado, éste, al no estar automatizado o informatizado, puede conllevar fallos por error humano.
Toda empresa, que realmente este comprometida en la protección laboral de sus empleados, debe considerar en el momento de elegir los EPI para su plantilla que éstos sean eficaces en cuanto a la protección laboral de los riesgos que han de afrontar sin introducir otros nuevos. En la selección de los EPI deben participar los trabajadores y unidades afectadas, garantizándose el cumplimiento de unas exigencias esenciales de salud y protección laboral.
Sistemas de seguridad
Para conseguir los objetivos anteriormente descritos, se hace imprescindible que las empresas desarrollen protocolos o sistemas de seguridad previos encaminados hacia una correcta gestión de los Equipos de Protección Individual. Dicho protocolo debe contemplar un análisis y evaluación de los riesgos existentes que no puedan evitarse o limitarse suficientemente por otros medios, la definición de las características que deberán reunir los EPI para garantizar su función y la comparación de características de los equipos de protección individual existentes en el mercado.
Toda acción en materia de protección personal debe iniciarse con una evaluación previa de los riesgos laborales que afectan a los trabajadores en una empresa. Es recomendable que dicha evaluación sea realizada por un Servicio de Prevención. Una vez realizada la evaluación de riesgos, debe determinarse el nivel de protección que se necesita en términos relativos o absolutos para cada uno de los trabajos desarrollados por la empresa y por cada uno de los operarios que deben intervenir en el mismo.
A partir de aquí, lo recomendable es realizar una recopilación de información sobre el mercado internacional de EPI, analizar las prestaciones de los EPI utilizados hasta el momento, obtener información de distribuidores y fabricantes potenciales y prestar especial atención a la funcionalidad de los equipos en las distintas tareas en las que van a ser utilizados, realizando pruebas y ensayos, con la colaboración de Laboratorios, que garanticen la durabilidad de las prestaciones de los equipos en circunstancias especiales y valorando también la compatibilidad entre distintos equipos que el usuario tenga que utilizar simultáneamente.
Tanto para temas de prevención de riesgos como para selección y análisis de EPI, en el mercado existen empresas especializadas que ofrecen sus servicios a todas aquellas compañías que quieren desarrollar una correcta política de prevención de riesgos laborales.
La elección de los proveedores
Para que el círculo de la seguridad en torno a la correcta gestión de los EPI se cierre correctamente es importante el nivel de exigencia que las empresas tengan con sus proveedores de EPI. La posibilidad de impartir cursos de formación a la plantilla laboral, el suministro de repuestos, las medidas aplicadas de aseguramiento de calidad, la existencia por parte del proveedor de un servicio de inspección y mantenimiento o la posibilidad de incorporar distintivos corporativos en los equipos sin que estos pierdan prestaciones son cuestiones que suman y aportan seguridad a todo el proceso.
También es importante en la relación con los proveedores fijar las condiciones de un servicio posventa que garantice un stock de seguridad si fuese necesario, un plazo de entrega estándar y en casos especiales, tratamiento de equipos utilizados y alquiler de determinados protectores.