La gestión de grandes emergencias
La magnitud y complejidad de este tipo de incidentes requieren unos niveles de comunicación, interacción y articulación muy elevados entre los diferentes servicios involucrados, para los que los sistemas de mando y control habituales no están específicamente diseñados.
Los sistemas de gestión de grandes emergencias requieren de datos que deben estar organizados con antelación y que permitirán reaccionar ante las situaciones que se presenten de forma ágil y efectiva. Dichos datos recopilados durante la fase de prevención son, entre otros, los mapas de riesgos que permitirán conocer a qué peligro se está siendo expuesto actuando en la zona afectada, los organigramas y datos de contacto de cada organización que se encuentra involucrada o afectada, los datos de censos o instalaciones de interés geolocalizadas, los modelos digitales del terreno, etc.
Asimismo, estos sistemas también incorporan datos precargados que incluyen los planes de emergencia y protocolos que hay que seguir, según el tipo de incidente y el nivel de emergencia del que se trata.
En este esquema es fundamental la integración con otros sistemas habituales de gestión (geolocalización de vehículos y recursos, mando y control para despacho de medios), pero también la posibilidad de operar sin ellos, cuando no exista integración, o en el caso de que se produzca una pérdida de comunicaciones.
Los sistemas de gestión de grandes emergencias también deben permitir gestionar otra fase clave del proceso: la recuperación, que hace referencia a todas aquellas actividades que continúan más allá del período de emergencia, encaminadas a restaurar las funciones críticas de la comunidad o la zona afectada.
Actualmente ya existen en el mercado sistemas que materializan este concepto e incorporan la arquitectura fundamental que proporciona todas las características necesarias de disponibilidad, fiabilidad, redundancia, balanceo de carga y resistencia, para ejecutar un sistema de misión crítica. Se trata de plataformas web, accesibles a cualquier agente que interviene en la gestión de la emergencia, que no requieren instalación previa y cuentan con capacidad de trabajo offline, en el caso de pérdida momentánea de las comunicaciones.
En resumen, la implantación de este tipo de sistemas permite una mayor colaboración entre los diferentes actores involucrados en los procesos de gestión de emergencias, redundando en una mejor comunicación y coordinación, una toma de decisiones más rápida y una respuesta mucho más eficiente.