Unión de Mutuas, la Universitat de Valencia y Cisal presentan el Informe de Salud Laboral 2001-2010
10 de julio de 2013
Unión de Mutuas, la Universitat de Valencia y Cisal han presentado el Informe de Salud Laboral 2001-2010. Dicho documento describe el contexto socio laboral, las condiciones de trabajo, los daños a la salud, y el impacto de la crisis, comparando el periodo previo 2001-2007 con el posterior 2008-2010. Asimismo se detallan una serie de recomendaciones con el objetivo de facilitar una salida de la crisis sin el coste añadido del deterioro de la salud de las personas que trabajan.
La presentación del estudio ha tenido lugar en el Salón de Actos de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universitat de Valencia, con la participación de la directora del Máster Universitario en Prevención de Riesgos Laborales de la Universitat de Valencia, Ana Mª García; el responsable de I+D+i de Unión de Mutuas, Javier Murcia, y el coordinador del Informe, Fernando Rodrigo, del Centro de Investigación en Salud Laboral, Cisal.
Según el estudio, la población a proteger por las políticas de seguridad y salud en el trabajo, al final de la primera década del siglo, ascendió a 17 millones de trabajadores, entre asalariados y autónomos. Se trata del mayor número de personas en la historia de España, a pesar de la crisis iniciada en 2008.
Los trabajadores sin ningún tipo de contrato, que declaran trabajar pero sin estar afiliados, aumentaron de forma significativa en la década, pasando de los 140.000 los primeros años, a casi un millón de personas en 2010.
Durante la década continuó la consolidación de la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, debido al mayor impacto de la crisis en sectores altamente masculinizados como la construcción, la industria manufacturera y el transporte.
El incremento dramático del desempleo, del 9% en 2007 al 21% en 2010, afectó, en un primer momento, a los trabajadores manuales temporales, después a los indefinidos y finalmente, a los no manuales cualificados. Por sectores, el más afectado fue el de la construcción, pero también el comercio y la industria, con la excepción del sector público -administración, sanidad y educación- hasta 2010.
El nivel de estudios fue determinante a la hora de salir del mercado laboral. Se produjo una expulsión rápida de los hombres con estudios primarios mientras que se registró un aumento sostenido del empleo, incluso después de 2007, entre los trabajadores con estudios universitarios, especialmente entre las mujeres.
La quiebra del modelo productivo, por tanto, incrementó la precarización del empleo, la vulnerabilidad de los trabajadores manuales, de los asalariados con contrato temporal y de los jóvenes, que constituyen uno de los grupos más afectados por la crisis.