La revolución virtual
Una de las herramientas de mayor utilidad en el ámbito de la gestión empresarial es la telepresencia, el sistema de videoconferencia más vanguardista que permite, entre otras cosas, agilizar las tomas de decisiones, conectar a varios interlocutores a distancia o realizar consultas entre expertos. En muchos casos ya se utiliza como herramienta de trabajo habitual en la formación de nuevos empleados, lo que se conoce como e-earning, la manera de asistir a cursos, seminarios o congresos sin moverse del despacho.
Pero es precisamente en el campo de la investigación química e industrial donde encuentra todo su potencial. El trabajo de laboratorio está siendo cada vez más dinámico y ágil con el uso de estas soluciones de colaboración visual, donde los procesos de investigación pueden contar con la opinión de varios expertos al mismo tiempo sin necesidad de que se encuentren en el mismo lugar. La conexión virtual puede dar lugar al intercambio de imágenes, tanto fijas como en movimiento. De esta forma los interlocutores pueden conocer de inmediato el estado de la sustancia a estudiar sin necesidad de haber tocado una probeta. Ya no es necesario acudir a un laboratorio para estudiar la composición, estructura y propiedades de una materia; los sistemas de telepresencia permiten enviar imágenes de alta resolución captadas con un microscopio industrial, con la misma precisión visual que si el profesional se encontrara delante de la muestra.
Estas conexiones se pueden realizar tantas veces como sea necesario, lo que conlleva un control mucho más exhaustivo del proceso de investigación. Una inspección integral permite revolucionar la gestión del tiempo, favoreciendo un proceso más participativo en las investigaciones conjuntas, evitando desplazamientos innecesarios, lo que se traduce, al mismo tiempo, en un ahorro de costes para las compañías.
La evolución tecnológica está facilitando mucho la labor en las empresas, aunque aún falte un cambio estructural en la cultura empresarial. Sin embargo, las futuras generaciones ya disponen de las herramientas situadas a las puertas de la revolución virtual, que en un futuro no muy lejano podrán ser tan habituales como un ordenador.