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Nuevos riesgos laborales emergentes en la construcción

Redacción Protección Laboral30/03/2017
El índice de incidencia de accidentes en jornada de trabajo con baja en el sector de la construcción ha disminuido significativamente en los últimos años. Sin embargo, este indicador sigue siendo mucho más elevado que en el resto de sectores de actividad, tanto en valor total como por gravedad de los accidentes. El número de enfermedades profesionales declaradas en la construcción representa, asimismo, un porcentaje muy significativo del total de casos declarados. La prevención de riesgos laborales sólo es posible con el estudio profundo de las causas (muchas, nuevas o emergentes).

El documento técnico “Estudio sobre riesgos laborales emergentes en el sector de la construcción”, del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, como cita en su introducción, “identifica y analiza los riesgos laborales emergentes más relevantes en el sector de la construcción mediante el estudio de los cambios socio-demográficos, económicos, tecnológicos, científicos, normativos o naturales que se están produciendo en la actualidad”.

Riesgo emergente


El Observatorio Europeo de Riesgos define el riesgo emergente como “cualquier riesgo nuevo que va en aumento. Por nuevo se entiende que:
-El riesgo no existía anteriormente y está causado por procesos, tecnologías o tipos de lugar de trabajo, o por cambios sociales u organizativos, o que
-Se trata de un problema persistente que pasa a considerarse como un riesgo debido a un cambio en las percepciones sociales o públicas; o que
Un nuevo conocimiento científico da lugar a que una cuestión no novedosa se identifique como un riesgo.
El riesgo va en aumento cuando:
-Aumenta el número de factores de peligro que dan lugar al mismo,
-La exposición al factor de peligro que da lugar al riesgo aumenta (nivel de exposición y número de personas expuestas), o
-El efecto del factor de peligro sobre la salud de los trabajadores empeora (gravedad de los efectos sobre la salud y número de personas afectadas).
A partir de la definición, el documento del INSHT ha determinado cinco escenarios de riesgos emergentes en el sector:
-Empleo verde y gestión de residuos en la construcción.
-Envejecimiento de la población activa en la construcción.
-Combinación de factores de riesgo psicosocial y factores de riesgo físico.
-Nuevo conocimiento sobre las consecuencias de la exposición a agentes químicos.
-Incremento de peligros naturales en la construcción: radiación solar.

Riesgos asociados a la construcción sostenible


La tendencia a mejorar la eficiencia energética mediante nuevos diseños en los edificios y el incremento en el acondicionamiento de los edificios antiguos para obtener un mayor aprovechamiento de los recursos naturales (especialmente de la luz solar, a través grandes espacios acristalados, lucernarios o claraboyas) puede conllevar un aumento del número de puestos de trabajo en los que se desarrollan actividades para mejorar dicha eficiencia energética, y, por lo tanto, se podrá ver incrementado el número de trabajadores expuestos a los riesgos asociados a estas operaciones. Para la instalación de los elementos acristalados los trabajadores deben desarrollar tareas en altura, cerca de huecos o mediante el uso de andamios y plataformas elevadoras extensibles, con un intenso tráfico de operarios, lo que supone un importante riesgo de caída en altura. Además, los paneles de cristal utilizados en los atrios y espacios acristalados suelen resultar muy pesados y, a menudo, su instalación requiere actividades que suponen posturas forzadas, lo que puede dar lugar a una alta incidencia de trastornos musculo-esqueléticos (TME).
Otros trabajos importantes para obtener ahorro energético son los relacionados con la instalación de cerramientos y ventanas para mejorar el aislamiento de los edificios. Estas tareas, además de implicar trabajos en altura, pueden exponer a los trabajadores al riesgo de contacto eléctrico, ya que la instalación de ventanas o de elementos aislantes supone a menudo trabajar en andamios o en cubiertas donde el trabajador puede encontrarse cerca de líneas aéreas en tensión.
Durante los trabajos de aislamiento para reducir las pérdidas de calor también se pueden encontrar riesgos de exposición a sustancias químicas peligrosas. Los isocianatos se emplean en la espuma de poliuretano utilizada tradicionalmente como aislante en edificios. Estas sustancias pueden producir asma, irritación de las vías respiratorias y dermatitis. La fibra de vidrio sintético también es utilizada como material de aislamiento y contiene fibras de vidrio, lana mineral y fibras cerámicas. Las fibras de vidrio, que se fabrican con silicio pueden causar irritación en ojos, vías respiratorias y piel. Respecto a las fibras cerámicas, se sabe que pueden causar cáncer y fibrosis pulmonar en animales. Los trabajos de sustitución de los mencionados materiales tradicionalmente utilizados como aislantes por otros más ecológicos (fibra de madera, arcilla, etc.) pueden incrementar el riesgo de exposición a los primeros durante su retirada.
Otros trabajos que pueden adquirir importancia, debido al acondicionamiento de edificios antiguos para obtener una mayor eficiencia energética, son los derivados de la adecuada gestión de los residuos que se generan durante dicho acondicionamiento. Las tendencias en la gestión y en la normativa hacia modelos más sostenibles medioambientalmente están originando un incremento en las operaciones de reutilización y reciclado de los residuos que se generan como consecuencia de las actividades de construcción y, por lo tanto, de los riesgos asociados a estas actividades.
En cuanto a los riesgos asociados directamente a la incorporación en los edificios de tecnologías limpias, la creciente utilización de paneles solares (térmicos y fotovoltaicos) y, en menor medida, de aerogeneradores está suponiendo un incremento en la importancia de determinados riesgos debidos al incremento de operaciones que se realizan en condiciones de trabajo peligrosas. Los paneles solares y los aerogeneradores se instalan generalmente en la cubierta de los edificios, lo que supone un elevado riesgo de caída en altura, no sólo durante la instalación de estos elementos, sino también durante su mantenimiento. Además, en algunos casos, estas instalaciones las realizan trabajadores que no siempre están familiarizados con los trabajos en altura, como puede ser el caso de los electricistas. Otro riesgo importante relacionado con estas tecnologías es el de contacto eléctrico, especialmente cuando se realizan trabajos en edificios donde la energía eléctrica proviene tanto de la red de energía fotovoltaica como de la red general. En estos casos, el interruptor general actúa sobre la red general, pero no sobre la red de energía fotovoltaica. Por lo tanto, el riesgo de contacto eléctrico puede seguir presente a pesar de haber cortado la tensión mediante el interruptor general. En la literatura revisada, se han encontrado casos de accidentes muy graves y mortales de trabajadores de la construcción por estas causas (11). Asimismo, en la conexión de instalaciones fotovoltaicas a la red de baja tensión, la inclusión de un interruptor diferencial en cualquier parte de la instalación fotovoltaica no proporciona protección en caso de derivación de algún elemento de la parte continua de la instalación; y la desconexión eléctrica entre la parte fotovoltaica y la red pública no anula la tensión en la parte de continua, que permanece mientras haya luz solar. La utilización de paneles solares también está asociada al riesgo de incendio, ya que estos paneles y especialmente los colectores solares pueden alcanzar altas temperaturas y podrían actuar como fuente de ignición. Además, los paneles solares térmicos tienen unas dimensiones de aproximadamente 1 m x 3 m y pueden resultar muy pesados, por lo que resultan difíciles de manipular para colocar en las cubiertas, y se pueden producir sobreesfuerzos y TME, principalmente en la zona lumbar.
Además, en la composición de los paneles solares se utilizan sustancias químicas muy peligrosas, tales como polvo de silicio, cadmio y dióxido de selenio. Aunque estas sustancias, en condiciones normales, están encerradas en los paneles, podría haber exposición para los trabajadores que los manipulan si existen defectos de fabricación o se dañan durante la instalación, así como durante la retirada de los paneles al final de su vida útil o en las futuras demoliciones de edificios con estos paneles.
La bibliografía también nos remite a riegos asociados a materiales de construcción considerados como respetuosos con el medio ambiente debido a sus características de durabilidad, reducida generación de residuos y su origen natural o de material reciclado. Así, en los últimos años se está produciendo un incremento potencial en la utilización de materiales de construcción derivados de la nanotecnología. De hecho, se estima que existen más de 50 productos basados en nanotecnologías que ya se están utilizando en la construcción. Algunos de estos materiales podrían ser considerados ecológicos porque incrementan la durabilidad y resistencia de ciertas estructuras y productos, reduciendo así los residuos generados por el deterioro de las construcciones. Por ejemplo, de los nanotubos de carbono se esperan beneficios tales como la durabilidad mecánica y la prevención de grietas en el cemento o la mejora de las propiedades mecánicas y térmicas en los productos cerámicos. A pesar de los importantes avances que suponen estos materiales, todavía no existe evidencia de que sean seguros, tanto en términos de salud humana como de impactos medioambientales. Las propiedades de los nanomateriales, incluida la forma en que reaccionan con otros compuestos químicos y con el sistema biológico, pueden variar sustancialmente respecto a los materiales tradicionales con la misma composición. Algunos nanomateriales pueden localizarse en órganos e incluso en las mitocondrias.
La madera se considera uno de los materiales de construcción más ecológicos ya que, teniendo en cuenta todos los factores de su ciclo de vida, su comportamiento medioambiental es superior al de otros productos empleados en construcción: necesita un menor gasto energético en su producción, es natural, biodegradable, reciclable, un excelente aislante y fija el CO2 en su crecimiento. En este sentido, y teniendo en cuenta que una de las principales preocupaciones relativas a la seguridad contra incendios de los edificios se relaciona con los materiales utilizados, en la bibliografía se han encontrado referencias al uso creciente de productos obtenidos a partir de madera reciclada mediante técnicas de ingeniería, cuyo uso reduce significativamente el consumo de materia prima en la construcción pero presenta un comportamiento preocupante ante el fuego.
Entre los materiales de construcción respetuosos con el medio ambiente también se podrían incluir los derivados del aprovechamiento de subproductos industriales, y que se incluyen como aditivos en determinados materiales de la construcción. Es el caso de las cenizas de carbón, que se añaden al hormigón, y son un subproducto de la combustión del carbón, por lo que puede contener restos de arsénico, mercurio y otras sustancias que suponen un peligro para la salud de los trabajadores, especialmente en operaciones que supongan perforación o demolición de estas estructuras.

La construcción sostenible, que busca la eficiencia energética, genera nuevos riesgos para los trabajadores
La construcción sostenible, que busca la eficiencia energética, genera nuevos riesgos para los trabajadores

Riesgos asociados a los residuos de construcción y demolición


La Lista Europea de Residuos recoge los siguientes residuos peligrosos relacionados con las obras de construcción y demolición:
-Mezclas, o fracciones separadas, de hormigón, ladrillos, tejas y materiales cerámicos que contienen sustancias peligrosas.
-Vidrio, plástico y madera que contienen sustancias peligrosas o están contaminados por ellas.
-Mezclas bituminosas que contienen alquitrán de hulla.
-Alquitrán de hulla y productos alquitranados.
-Residuos metálicos contaminados con sustancias peligrosas.
-Cables que contienen hidrocarburos, alquitrán de hulla y otras sustancias peligrosas.
-Materiales de aislamiento/construcción que contienen amianto.
-Materiales de construcción a partir de yeso contaminados con sustancias peligrosas.
-Residuos de construcción y demolición que contienen mercurio.
-Residuos de construcción y demolición que contienen bifenilos policlorados (PCB).
-Otros residuos de construcción y demolición (incluidos los residuos
mezclados) que contienen sustancias peligrosas.
Los riesgos asociados a estos residuos dependen fundamentalmente de la peligrosidad de los productos químicos de los que proceden y que puedan quedar contenidos en los residuos de construcción y demolición así como en los envases vacíos de esos productos. Los productos químicos que habitualmente se utilizan en construcción son: cemento, aditivos para hormigón y mortero, yesos, desencofrantes, poliuretanos, combustibles, detonadores y explosivos, pinturas y barnices, disolventes, productos bituminosos (asfalto), adhesivos, resinas y siliconas, limpiadores, grasas y aceites lubricantes. Un residuo se clasifica como peligroso cuando tiene características que lo convierten en explosivo, oxidante, fácilmente inflamable, inflamable, irritante, nocivo, tóxico, cancerígeno, corrosivo, infeccioso, tóxico para la reproducción, mutagénico, sensibilizante, ecotóxico; así como los residuos que emiten gases tóxicos o muy tóxicos al entrar en contacto con el aire, con el agua o con un ácido, y los residuos susceptibles, después de su eliminación, de dar lugar a otra sustancia por un medio cualquiera, por ejemplo, un lixiviado que posee alguna de las características antes enumeradas. La naturaleza de los peligros de los residuos se puede conocer a partir de la ficha de datos de seguridad del producto que lo genera. En la ficha de datos de seguridad también se incluyen recomendaciones para un tratamiento adecuado y seguro de los residuos que origina el producto.
En la demolición o retirada de determinados elementos constructivos
(cables, pavimentos, paramentos con pintura asfáltica, etc.) los trabajadores pueden estar expuestos a mezclas bituminosas con alquitrán de hulla, al cual se asocian efectos carcinogénicos y tóxicos para la reproducción. La creosota de alquitrán de hulla se ha utilizado en el pasado en el tratamiento de las traviesas de madera utilizadas en construcciones ferroviarias. Los trabajadores que realizan trabajos en la retirada, reutilización o reciclaje de las traviesas de vía antigua pueden verse expuesto a este compuesto. La exposición prolongada a bajos niveles de este compuesto, especialmente a través de contacto directo de la piel, se ha relacionado con cáncer de piel y escroto.
El mercurio se utiliza en determinados elementos presentes en viviendas y edificios industriales (lámparas de vapor, tubos fluorescentes, interruptores, termostatos, medidores de presión, etc.). Durante la manipulación y retirada de residuos de rehabilitación o demolición de estos edificios los trabajadores pueden verse expuestos a materiales que contengan mercurio metálico o elemental en forma de vapor o líquido. La vía primaria de absorción del vapor de mercurio es por inhalación; una exposición durante un periodo determinado y a una dosis adecuada puede producir toxicidad, dando lugar daños en cerebro, riñón y pulmones, además de producir efectos neurológicos adversos.

Los RDC (residuos de construcción y demolición) son peligrosos, por ejemplo, las traviesas de madera tratadas con creosota
Los RDC (residuos de construcción y demolición) son peligrosos, por ejemplo, las traviesas de madera tratadas con creosota

Los compuestos de PCB tuvieron un uso muy extendido a mediados del siglo XX debido a su alta estabilidad térmica y a su resistencia a la inflamabilidad, pero al descubrirse sus efectos perniciosos sobre la salud fue prohibido su uso a partir de 1986. Sin embargo, durante los procesos de demolición o desmantelamiento de edificios e instalaciones industriales, los trabajadores todavía pueden manipular elementos que contienen estos compuestos, tales como pinturas, ceras, sellantes en juntas de hormigón, resinas aislantes, revestimiento de suelo, acristalamientos dobles, transformadores y condensadores, refrigerantes en equipos eléctricos, etc. El Plan Nacional Integrado de Residuos para el periodo 2008-2015 establecía objetivos de descontaminación de transformadores y aparatos que contienen PCB, lo cual requiere una adecuada recogida, separación, envasado, almacenamiento y entrega al gestor autorizado de estos residuos por parte de los trabajadores de la construcción que efectúen tareas de demolición y desmantelamiento de edificios o instalaciones. Estudios en trabajadores expuestos han observado alteraciones en la sangre y la orina que pueden indicar daño al hígado. Además existen estudios en trabajadores que han asociado la exposición a PCB con ciertos tipos de cáncer, tales como cáncer de hígado y del tracto biliar. La International Agency for Research on Cancer (IARC) ha determinado que los PCB son probablemente carcinogénicos en seres humanos.
Aunque el uso de amianto está ahora prácticamente prohibido en la Unión Europea, sigue habiendo gran cantidad de este material en diversos elementos constructivos. El amianto se ha empleado durante mucho años por sus buenas cualidades aislantes y de resistencia al calor en elementos tales como paredes (en forma de paneles de aislamiento en tabiques), recubrimientos y pinturas texturizados, baldosas, suelos de linóleo, calderas con aislamiento térmico, aislamiento de las estructuras de acero de los edificios, conductos de ventilación, techos (como cortafuegos en los huecos del techo), instalaciones eléctricas, sistemas de calefacción (como aislamiento térmico en tuberías, calentadores y calderas), tejados (sobre todo en forma de productos de fibrocemento), etc.
La inhalación de fibras de amianto puede tener efectos graves para la salud, pues producen enfermedades como la asbestosis o amiantosis, cáncer de pulmón y mesotelioma pleural. No se conoce un nivel seguro de exposición al amianto, pero cuanto mayor sea la exposición, mayor es el riesgo de desarrollar una enfermedad relacionada con el mismo. El tiempo transcurrido entre la exposición y la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad puede llegar a ser de hasta treinta años (periodo de latencia). Aunque la retirada del amianto sólo pueden efectuarla empresas acreditadas para ello (inscritas en el Registro de Empresas acreditadas para la Retirada de Amianto, RERA), la tendencia en el acondicionamiento de edificios viejos para obtener un mejor aislamiento y un ahorro energético puede suponer un incremento en la manipulación de los trabajadores de la construcción de alguno de estos elementos residuales, de forma que pueden estar expuestos a amianto, no siendo siempre conocedores del riesgo implícito. Incluso, algunos autores sugieren que es posible una nueva oleada de enfermedades causadas por la exposición al amianto en trabajadores del sector de la construcción, debido a la manipulación de residuos de construcción durante la rehabilitación de edificios.

El cemento, agente químico peligroso, incrementa su nocividad en procesos como el gunitado o proyección a presión
El cemento, agente químico peligroso, incrementa su nocividad en procesos como el gunitado o proyección a presión

Nanopartículas, riesgo emergente en la construcción


La lista de riesgos químicos de la construcción incluye: resina epoxi, fibras minerales artificiales, isocianatos, disolventes orgánicos, polvos de sílice cristalina, polvo de madera, humos de escape de motores diesel y, por supuesto los nanomateriales.
Se define nanomaterial como material natural, secundario o fabricado que contenga partículas, sueltas o formando un agregado o aglomerado y en el que el 50% o más de las partículas en la granulometría numérica presenta una o más dimensiones externas en el intervalo de tamaños comprendido entre 1 nm y 100 nm. En casos específicos, y cuando se justifique por preocupaciones del medio ambiente, salud, seguridad o competitividad, el umbral de la granulometría numérica del 50% puede sustituirse por un umbral comprendido entre el 1% y el 50%.
Las extraordinarias propiedades químicas y físicas de los materiales a escala nanométrica (elevada resistencia estructural, gran durabilidad de los materiales, propiedades antimicrobianas, facilidad de limpieza de las superficies, etc.) permiten numerosas aplicaciones de los nanomateriales y los nanocomposites en el sector de la construcción.

(Entre los trabajadores de la construcción, la principal vía de exposición a nanopartículas es la inhalatoria, principalmente durante la realización de tareas de mecanizado sobre nanomateriales en las cuales se puede generar polvo (corte, lijado, taladrado, perforado etc.) o niebla (pulverización de pintura). La vía dérmica también puede ser importante, aunque en menor medida que la vía inhalatoria, en tareas en las que gran parte del cuerpo del trabajador esté en contacto con nanomateriales. Con carácter general, cuanto más pequeña es una partícula, más penetra en los pulmones antes de depositarse. Sin embargo, para las nanopartículas no siempre se cumple esto. De hecho, se ha observado que una fracción importante de las nanopartículas inhaladas son depositadas en la nariz, y de ellas un importante porcentaje acaba localizándose en el sistema nervioso, el tejido cerebral, el torrente sanguíneo y otros órganos como el corazón y el hígado, donde se pueden producir procesos inflamatorios que lleven a otra serie de efectos secundarios nocivos para la salud.

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