Telediagnosis
Paula Llull11/11/2013
El hacer diagnósticos a distancia es una práctica médica mediante la cual se pueden ahorrar recursos humanos, tecnológicos y en definitiva, económicos, que pueden destinarse a mejorar la eficacia de la medicina. Aún así, no se trata solo de ahorro, sino de necesidad. La aparición del telediagnóstico ha permitido salvar vidas que estaban en peligro y sobre las que no se podía intervenir físicamente de forma inmediata, como es el caso de enfermar en alta mar.
Hay que ir con mucho cuidado, ya que esta práctica puede comportar algunos peligros: Cualquier fallo a la hora de la transmisión del diagnóstico podría causar daños al enfermo o accidentado. La telediagnosis no es únicamente utilizada para pedir diagnósticos de un lugar muy lejano a otro, sino que también es utilizado en otros casos, por ejemplo por las ambulancias para mandar los síntomas de los pacientes que van en camino hacia los Hospitales. Aún así, el tema que a nosotros nos atañe hoy es el de especificar cómo se solicita un telediagnóstico en alta mar, y seguimos basándonos en la guía del ISM en relación a la intervención médica a bordo.
Para empezar, hay que hacer un análisis del paciente para poder transmitir exactamente al médico cual es la situación. Así, el profesional podrá decidir cuál es el protocolo de actuación, y cuál es la gravedad, además de evitar los malos diagnósticos. Por tanto, se ha de transmitir siguiendo unas pautas. El objetivo de la consulta radio-médica es proporcionar una orientación sanitaria sobre la atención que debe prestarse en cada caso particular cuando surge un problema de salud a bordo.
Telediagnosis
Los datos con los que cuenta el médico para hacer una valoración del proceso son los proporcionados por el enfermo y el responsable sanitario a bordo. Por tanto, para poder recabar y transmitir con eficacia la información precisa, es necesario realizar una recogida ordenada de las distintas alteraciones que motivan la consulta, siguiendo normas distintas según se trate de una enfermedad o un accidente, y posteriormente efectuar una exploración sistemática del paciente. Esto es, en conjunto, la historia clínica.
Previo a la consulta, es importante realizar un interrogatorio clínico completo. Toda historia clínica comienza con los datos de filiación del paciente, como el DNI, la fecha de nacimiento y su puesto a bordo. Debe iniciarse con una valoración general del enfermo, contestando a preguntas como el aspecto del paciente, posturas que adopta o grado de conciencia. Además deben registrarse las constantes vitales como el pulso, temperatura, tensión arterial y frecuencia respiratoria, así como explorar detalladamente todas las zonas corporales para comprobar que no hay cuerpos extraños o deformaciones (tendremos en cuenta la cabeza, boca, cuello, tórax, abdomen, etc.) siempre siguiendo las especificidades que se detallan en la guía.
Para continuar, el protocolo a seguir es diferente si se trata de una enfermedad o un accidente.
Si el paciente ha enfermado, hay que aclarar cómo empezó la enfermedad, los primeros síntomas y cuanto tiempo lleva con ellos, qué le duele y cómo ha evolucionado, así como aclarar si estos síntomas ya los ha padecido anteriormente.
Aún así, el dolor es un síntoma común y frecuentemente difícil de clasificar, así que es necesario detallar lo mejor posible de qué tipo de dolor se trata. Donde está, si es continuo, superficial, punzante, gradual… así como identificar los momentos en que este se intensifica (al comer, al levantarse…).
Con respecto a los síntomas, como vómitos o deposiciones, hay que apuntar la frecuencia, cantidad, aspecto, y presencia de sangre, pus u otros detalles anormales, además de interrogar al enfermo sobre antecedentes, alergias, o consumo de alcohol, drogas, tabaco u otros medicamentos.
Si por el contrario se trata de un accidente, hay que indicar como fue y en qué lugar, que parte del cuerpo está afectada, de qué tipo de lesión se trata y los síntomas que acompañan al proceso, como dolor o pérdida de consciencia.
Después de esto, es el momento de contactar con el médico, pero ¿cuándo es adecuado hacer una consulta? Ante cualquier emergencia de tipo sanitario, accidente o enfermedad, o siempre que surja un problema sanitario a bordo que plantee dudas. Aún así, recordemos que una consulta radio-médica nunca sustituye a una visita al médico, quien puede «ver» y «tocar» al paciente y dispone de medios diagnósticos (análisis, radiografías, etc.) que no hay en los barcos, por lo que toda consulta que pueda efectuarse antes de embarcar debe hacerse y no esperar a solucionar el problema a bordo.
Después de la consulta, es importante respetar las instrucciones del médico, tanto en la aplicación de las medidas que éste aconseje como en la realización de las posibles llamadas de control. La responsabilidad última en todo caso será del capitán o de la persona que ostente el mando del barco.
Hay que ir con mucho cuidado, ya que esta práctica puede comportar algunos peligros: Cualquier fallo a la hora de la transmisión del diagnóstico podría causar daños al enfermo o accidentado. La telediagnosis no es únicamente utilizada para pedir diagnósticos de un lugar muy lejano a otro, sino que también es utilizado en otros casos, por ejemplo por las ambulancias para mandar los síntomas de los pacientes que van en camino hacia los Hospitales. Aún así, el tema que a nosotros nos atañe hoy es el de especificar cómo se solicita un telediagnóstico en alta mar, y seguimos basándonos en la guía del ISM en relación a la intervención médica a bordo.
Para empezar, hay que hacer un análisis del paciente para poder transmitir exactamente al médico cual es la situación. Así, el profesional podrá decidir cuál es el protocolo de actuación, y cuál es la gravedad, además de evitar los malos diagnósticos. Por tanto, se ha de transmitir siguiendo unas pautas. El objetivo de la consulta radio-médica es proporcionar una orientación sanitaria sobre la atención que debe prestarse en cada caso particular cuando surge un problema de salud a bordo.
Telediagnosis
Los datos con los que cuenta el médico para hacer una valoración del proceso son los proporcionados por el enfermo y el responsable sanitario a bordo. Por tanto, para poder recabar y transmitir con eficacia la información precisa, es necesario realizar una recogida ordenada de las distintas alteraciones que motivan la consulta, siguiendo normas distintas según se trate de una enfermedad o un accidente, y posteriormente efectuar una exploración sistemática del paciente. Esto es, en conjunto, la historia clínica.
Previo a la consulta, es importante realizar un interrogatorio clínico completo. Toda historia clínica comienza con los datos de filiación del paciente, como el DNI, la fecha de nacimiento y su puesto a bordo. Debe iniciarse con una valoración general del enfermo, contestando a preguntas como el aspecto del paciente, posturas que adopta o grado de conciencia. Además deben registrarse las constantes vitales como el pulso, temperatura, tensión arterial y frecuencia respiratoria, así como explorar detalladamente todas las zonas corporales para comprobar que no hay cuerpos extraños o deformaciones (tendremos en cuenta la cabeza, boca, cuello, tórax, abdomen, etc.) siempre siguiendo las especificidades que se detallan en la guía.
Para continuar, el protocolo a seguir es diferente si se trata de una enfermedad o un accidente.
Si el paciente ha enfermado, hay que aclarar cómo empezó la enfermedad, los primeros síntomas y cuanto tiempo lleva con ellos, qué le duele y cómo ha evolucionado, así como aclarar si estos síntomas ya los ha padecido anteriormente.
Aún así, el dolor es un síntoma común y frecuentemente difícil de clasificar, así que es necesario detallar lo mejor posible de qué tipo de dolor se trata. Donde está, si es continuo, superficial, punzante, gradual… así como identificar los momentos en que este se intensifica (al comer, al levantarse…).
Con respecto a los síntomas, como vómitos o deposiciones, hay que apuntar la frecuencia, cantidad, aspecto, y presencia de sangre, pus u otros detalles anormales, además de interrogar al enfermo sobre antecedentes, alergias, o consumo de alcohol, drogas, tabaco u otros medicamentos.
Si por el contrario se trata de un accidente, hay que indicar como fue y en qué lugar, que parte del cuerpo está afectada, de qué tipo de lesión se trata y los síntomas que acompañan al proceso, como dolor o pérdida de consciencia.
Después de esto, es el momento de contactar con el médico, pero ¿cuándo es adecuado hacer una consulta? Ante cualquier emergencia de tipo sanitario, accidente o enfermedad, o siempre que surja un problema sanitario a bordo que plantee dudas. Aún así, recordemos que una consulta radio-médica nunca sustituye a una visita al médico, quien puede «ver» y «tocar» al paciente y dispone de medios diagnósticos (análisis, radiografías, etc.) que no hay en los barcos, por lo que toda consulta que pueda efectuarse antes de embarcar debe hacerse y no esperar a solucionar el problema a bordo.
Después de la consulta, es importante respetar las instrucciones del médico, tanto en la aplicación de las medidas que éste aconseje como en la realización de las posibles llamadas de control. La responsabilidad última en todo caso será del capitán o de la persona que ostente el mando del barco.
