Hacer frente a la robotización con la RBU
Redacción Protección Laboral19/05/2017
La robotización de la mano de obra ya no es una hipótesis sino una realidad. No estamos hablando de algo tan avanzado como lo que se puede ver en algunos capítulos de la serie de ciencia ficción “Black Mirror”, pero sí conocemos los brazos robóticos en la fabricación de automóviles, los asistentes virtuales como Siri o la entrañable Anna de Ikea.
Precisamente, este plano es uno de los que suscita más interés. Los robots ya no sólo se plantean como máquinas ejecutoras de órdenes dadas por humanos mediante programación. Las Inteligencias Artificiales también “piensan” y toman decisiones, ahora. Quién sabe si más adelante tendrán el nivel de consciencia suficiente para sustituir, por ejemplo, a un abogado o a los propios ingenieros que actualmente diseñan esas inteligencias.
No debe ser algo tan utópico cuando organismos como la Unión Europea se plantean la necesidad de legislar las futuras relaciones entre robots y humanos dentro de un marco ético. En este caso, derechos y obligaciones de los robots.
Se vaticina que si los humanos son sustituidos por inteligencias artificiales puede llegar a perder el empleo hasta el 80% de la población mundial. Un escenario catastrófico si no se hace nada al respecto. Con lo que algunas posibles soluciones ya han empezado a ser planteadas, e incluso experimentadas.
La más conocida es la de implantar una renta básica universal (RBU) para las personas. Es decir, el derecho global a percibir una cantidad periódica del estado, que cubra, al menos, las necesidades vitales sin que por ello deba contraprestación alguna. Independientemente de si se trabaja o no, que también es una opción para incrementar los ingresos. El mismo Elon Musk, CEO de la empresa de coches electrónicos Tesla, ha hablado en su favor.
Como es difícil vaticinar el éxito o fracaso de esta medida, algunos países han empezado a hacer experimentos con grupos de población diversos. Éstos recibirán una RBU y se estudiará su evolución y bienestar con ésta. Estas pruebas se comentaron el pasado diciembre en el programa de radio Zona Cero.
En Finlandia se ha concedido una RBU a un grupo de miles de personas que ya estén recibiendo una subvención por desempleo, y ya ha empezado a dar resultados. Aun así, se prevé seguir observando si, aun con ésta, los objetos de estudio seguirán intentando conseguir un trabajo. En Holanda también se han seleccionado 250 ciudadanos que la recibirán sin ninguna condición. Eso sí, con pluses si desempeñan algún tipo de trabajo voluntario. Precisamente, ver si la persona sigue queriendo trabajar es uno de los principales objetivos de estos estudios.
En Canadá también se pondrá en marcha una RBU de 1000 dólares para algunos ciudadanos. Pero ésta no es la primera prueba piloto de este tipo realizada por el país norteamericano. Ahora han recuperado los resultados de un estudio con RBU suspendido, que se realizó anteriormente, en el que observaron que más permisos de paternidad y conciliación laboral desembocaron en mejores notas en los estudiantes. Las hospitalizaciones, accidentes y enfermedades de salud mental también disminuyeron durante ese periodo. Y la economía también seguía en movimiento, puesto que la gente consumía más. Eso sí, concluyeron que las mejoras se observan sólo a largo plazo.
Cabe destacar que países tan avanzados como los mencionados quizás sí podrían hacer frente a esa robotización y, por consiguiente, a la RBU. Pero la inversión inicial puede que no sea asumible para países más pobres.
También se plantea que si se impone una robotización tan extendida sería necesario que los robots pagaran impuestos. Bueno, sus propietarios. Aún es un panorama muy incierto. Por no hablar de que un escenario donde los robots sean los que producen y las personas dejen de trabajar nos hace cuestionar, otra vez, la ética de ese sistema hacia los derechos de las inteligencias artificiales. Pero es un tema del que seguir estando al tanto, sin duda.
Precisamente, este plano es uno de los que suscita más interés. Los robots ya no sólo se plantean como máquinas ejecutoras de órdenes dadas por humanos mediante programación. Las Inteligencias Artificiales también “piensan” y toman decisiones, ahora. Quién sabe si más adelante tendrán el nivel de consciencia suficiente para sustituir, por ejemplo, a un abogado o a los propios ingenieros que actualmente diseñan esas inteligencias.
No debe ser algo tan utópico cuando organismos como la Unión Europea se plantean la necesidad de legislar las futuras relaciones entre robots y humanos dentro de un marco ético. En este caso, derechos y obligaciones de los robots.
Se vaticina que si los humanos son sustituidos por inteligencias artificiales puede llegar a perder el empleo hasta el 80% de la población mundial. Un escenario catastrófico si no se hace nada al respecto. Con lo que algunas posibles soluciones ya han empezado a ser planteadas, e incluso experimentadas.
La más conocida es la de implantar una renta básica universal (RBU) para las personas. Es decir, el derecho global a percibir una cantidad periódica del estado, que cubra, al menos, las necesidades vitales sin que por ello deba contraprestación alguna. Independientemente de si se trabaja o no, que también es una opción para incrementar los ingresos. El mismo Elon Musk, CEO de la empresa de coches electrónicos Tesla, ha hablado en su favor.
Como es difícil vaticinar el éxito o fracaso de esta medida, algunos países han empezado a hacer experimentos con grupos de población diversos. Éstos recibirán una RBU y se estudiará su evolución y bienestar con ésta. Estas pruebas se comentaron el pasado diciembre en el programa de radio Zona Cero.
En Finlandia se ha concedido una RBU a un grupo de miles de personas que ya estén recibiendo una subvención por desempleo, y ya ha empezado a dar resultados. Aun así, se prevé seguir observando si, aun con ésta, los objetos de estudio seguirán intentando conseguir un trabajo. En Holanda también se han seleccionado 250 ciudadanos que la recibirán sin ninguna condición. Eso sí, con pluses si desempeñan algún tipo de trabajo voluntario. Precisamente, ver si la persona sigue queriendo trabajar es uno de los principales objetivos de estos estudios.
En Canadá también se pondrá en marcha una RBU de 1000 dólares para algunos ciudadanos. Pero ésta no es la primera prueba piloto de este tipo realizada por el país norteamericano. Ahora han recuperado los resultados de un estudio con RBU suspendido, que se realizó anteriormente, en el que observaron que más permisos de paternidad y conciliación laboral desembocaron en mejores notas en los estudiantes. Las hospitalizaciones, accidentes y enfermedades de salud mental también disminuyeron durante ese periodo. Y la economía también seguía en movimiento, puesto que la gente consumía más. Eso sí, concluyeron que las mejoras se observan sólo a largo plazo.
Cabe destacar que países tan avanzados como los mencionados quizás sí podrían hacer frente a esa robotización y, por consiguiente, a la RBU. Pero la inversión inicial puede que no sea asumible para países más pobres.
También se plantea que si se impone una robotización tan extendida sería necesario que los robots pagaran impuestos. Bueno, sus propietarios. Aún es un panorama muy incierto. Por no hablar de que un escenario donde los robots sean los que producen y las personas dejen de trabajar nos hace cuestionar, otra vez, la ética de ese sistema hacia los derechos de las inteligencias artificiales. Pero es un tema del que seguir estando al tanto, sin duda.
