¡Feliz seguridad!
Redacción Protección Laboral23/12/2016
A sólo un día y pocas horas de una de las cenas menos digestivas del año, os presentamos lo que será el último post de 2016. Un homenaje a una de las leyendas más tradicionales de las navidades, la de Papá Noel o Santa Claus y los elfos navideños.
Se dice de estos personajes que viven en Laponia junto a la Señora Claus, donde fabrican los juguetes para repartir la noche de Navidad. Este reparto se efectúa mediante un trineo volador tirado por renos (también voladores: si no, tendrían un problema) y liderado por Rudolph, el reno con la nariz roja que ilumina el camino.
Como divulgadores de la seguridad laboral, nos preocupa un poco, la verdad, que Papá Noel tenga que meterse dentro de chimeneas para hacer su trabajo. Esperamos que al menos éstas estén recién limpiadas, ya que el hollín es altamente tóxico. Y unas cuerdas y un arnés no le vendrían nada mal, ¿verdad?
Analizándolo un poco más desde la perspectiva de Protección Laboral, nos damos cuenta de que en realidad Santa Claus es una especie de empresario o al menos un líder. Pues él es quien dirige los elfos que trabajan en el taller donde se fabrican los juguetes. Nuestro compromiso con los derechos y el bienestar de los trabajadores hace que nos preguntemos cuáles son las condiciones de estos elfos que trabajan, muy probablemente, en una cadena de montaje.
¿Cómo podríamos hacer que este taller fantástico sea ideal para que estén protegidos? A nosotros nos gusta imaginar un taller con mobiliario ergonómico para que puedan realizar sus tareas sin que su cuerpo tenga que resentirse al final del día. Si han de estar de pie, que lleven un calzado adecuado y efectúen descansos cada dos horas. Para ello, deberían contar con alguna sala recreativa tipo las que conocemos de Google o King. No olvidemos que esta gente reparte ilusión. Qué irónico sería si ellos estuvieran infelices en su trabajo, ¿no?
Las EPI tampoco deben faltar en este taller: guantes que protejan de los agentes químicos, físicos o biológicos con los que puedan trabajar; botas con puntera por si les cae alguna herramienta encima; máscaras para los soldadores y, por supuesto, un vestuario y sistema de calefacción adecuado para una fábrica situada en una de las regiones más frías del mundo. Aunque claro, al ser seres fantásticos, puede que no sientan tanto el frío como nosotros.
Obviamente, los elfos deben ser pagados con un salario digno y no trabajar más de 8 horas al día. Y no olvidemos que algunas corrientes opinan que el ideal no debería de pasar de 6. Aunque nos hacemos cargo que la punta de trabajo puede dar lugar a alguna hora extra, que deberían ser retribuidas sin excepción; que hay sitios donde esto no se lleva bien.
¿Y vosotros, os habéis parado a pensar como trasladaríais un espacio ficticio a la realidad, para que sea más ético?
Mientras os dejamos con esta reflexión, aprovechamos para desearos unas muy felices fiestas de parte del equipo de PL.
Se dice de estos personajes que viven en Laponia junto a la Señora Claus, donde fabrican los juguetes para repartir la noche de Navidad. Este reparto se efectúa mediante un trineo volador tirado por renos (también voladores: si no, tendrían un problema) y liderado por Rudolph, el reno con la nariz roja que ilumina el camino.
Como divulgadores de la seguridad laboral, nos preocupa un poco, la verdad, que Papá Noel tenga que meterse dentro de chimeneas para hacer su trabajo. Esperamos que al menos éstas estén recién limpiadas, ya que el hollín es altamente tóxico. Y unas cuerdas y un arnés no le vendrían nada mal, ¿verdad?
Analizándolo un poco más desde la perspectiva de Protección Laboral, nos damos cuenta de que en realidad Santa Claus es una especie de empresario o al menos un líder. Pues él es quien dirige los elfos que trabajan en el taller donde se fabrican los juguetes. Nuestro compromiso con los derechos y el bienestar de los trabajadores hace que nos preguntemos cuáles son las condiciones de estos elfos que trabajan, muy probablemente, en una cadena de montaje.
¿Cómo podríamos hacer que este taller fantástico sea ideal para que estén protegidos? A nosotros nos gusta imaginar un taller con mobiliario ergonómico para que puedan realizar sus tareas sin que su cuerpo tenga que resentirse al final del día. Si han de estar de pie, que lleven un calzado adecuado y efectúen descansos cada dos horas. Para ello, deberían contar con alguna sala recreativa tipo las que conocemos de Google o King. No olvidemos que esta gente reparte ilusión. Qué irónico sería si ellos estuvieran infelices en su trabajo, ¿no?
Las EPI tampoco deben faltar en este taller: guantes que protejan de los agentes químicos, físicos o biológicos con los que puedan trabajar; botas con puntera por si les cae alguna herramienta encima; máscaras para los soldadores y, por supuesto, un vestuario y sistema de calefacción adecuado para una fábrica situada en una de las regiones más frías del mundo. Aunque claro, al ser seres fantásticos, puede que no sientan tanto el frío como nosotros.
Obviamente, los elfos deben ser pagados con un salario digno y no trabajar más de 8 horas al día. Y no olvidemos que algunas corrientes opinan que el ideal no debería de pasar de 6. Aunque nos hacemos cargo que la punta de trabajo puede dar lugar a alguna hora extra, que deberían ser retribuidas sin excepción; que hay sitios donde esto no se lleva bien.
¿Y vosotros, os habéis parado a pensar como trasladaríais un espacio ficticio a la realidad, para que sea más ético?
Mientras os dejamos con esta reflexión, aprovechamos para desearos unas muy felices fiestas de parte del equipo de PL.