Oler para olvidar
Paula Llull27/10/2014
La pintura, el humo desengrasante y el pegamento te pueden hacer enfermar de olvido. Parece ser que la exposición constante a estos productos puede ocasionar, pasados varios años, problemas de memoria durante la vejez, según un estudio publicado en Neurology .
Creemos que aunque las conclusiones de la investigación fueron publicadas el pasado mayo, puede que se os hayan olvidado, y no está de más recordar (seguir recordando) la importancia de la prevención de riesgos laborales. No solo hablamos de EPIs, hablamos de medidas de prevención como pueden ser turnos rotatorios en actividades peligrosas, y menos horas al día de exposición.
Neurología. Imagen de Flickr
La investigación se centró en los riesgos neurológicos procedentes de la exposición laboral a disolventes clorados y los derivados del petróleo y el benceno, algo que según ha explicado Erika L. Sabbath, de la Escuela de Salud Pública de Harvard de Boston (EE.UU.) y autora del estudio, es muy frecuente, incluso en el caso de los países industrializados, y que supone un riesgo importante para la salud cognitiva de los trabajadores.
Estos productos se encuentran presentes en muchas actividades industriales, ya que el benceno, por ejemplo, se emplea en la fabricación de plásticos, tintes, caucho y detergentes, entre otros, mientras que los productos de limpieza en seco, limpieza de motores, los desengrasantes y los disolventes derivados del petróleo se usan para elaborar goma de alfombras, pintura, ceras para muebles y diluyentes de pintura y barniz.
Pegamento, imagen de flickr
Entonces, los riesgos pueden ser para trabajadores petroquímicas, gasolineras, aparcamientos subterráneos, talleres mecánicos entre muchos otros. Debido a que es un contaminante ambiental, la población en general también padece exposición crónica a bajas concentraciones, siendo la más afectada la residente en las zonas de más emisión: cerca de gasolineras y de tanques de almacenamiento de combustibles y en zonas con mucho tráfico.
Dicho estudio incluyó a 2.143 jubilados, de los que se evaluó su exposición de por vida a los disolventes clorados y los derivados del petróleo y el benceno, el tiempo de la última exposición y la dosis acumulada a lo largo de la vida.
Los resultados de las pruebas mostraron que las personas que habían tenido una alta exposición a alguno de los productos mencionados en los últimos de 12 a 30 años mostraban un deterioro en casi todas las áreas de memoria y pensamiento. Además también se detectaron ciertos trastornos cognitivos en aquellos que habían sido sometidos a una alta exposición hacía mucho tiempo, incluso 50 años antes de las pruebas, lo que indica que el efecto de dicha exposición no desaparece con el tiempo.
Esta experta cree que los resultados pueden tener implicaciones en las políticas sobre los límites de exposición a los disolventes en el lugar de trabajo.
Fuente: ABC.es, revista Neurology
Creemos que aunque las conclusiones de la investigación fueron publicadas el pasado mayo, puede que se os hayan olvidado, y no está de más recordar (seguir recordando) la importancia de la prevención de riesgos laborales. No solo hablamos de EPIs, hablamos de medidas de prevención como pueden ser turnos rotatorios en actividades peligrosas, y menos horas al día de exposición.
Neurología. Imagen de Flickr
Los resultados nos cuentan la verdad
La investigación se centró en los riesgos neurológicos procedentes de la exposición laboral a disolventes clorados y los derivados del petróleo y el benceno, algo que según ha explicado Erika L. Sabbath, de la Escuela de Salud Pública de Harvard de Boston (EE.UU.) y autora del estudio, es muy frecuente, incluso en el caso de los países industrializados, y que supone un riesgo importante para la salud cognitiva de los trabajadores.
Estos productos se encuentran presentes en muchas actividades industriales, ya que el benceno, por ejemplo, se emplea en la fabricación de plásticos, tintes, caucho y detergentes, entre otros, mientras que los productos de limpieza en seco, limpieza de motores, los desengrasantes y los disolventes derivados del petróleo se usan para elaborar goma de alfombras, pintura, ceras para muebles y diluyentes de pintura y barniz.
Pegamento, imagen de flickr
Entonces, los riesgos pueden ser para trabajadores petroquímicas, gasolineras, aparcamientos subterráneos, talleres mecánicos entre muchos otros. Debido a que es un contaminante ambiental, la población en general también padece exposición crónica a bajas concentraciones, siendo la más afectada la residente en las zonas de más emisión: cerca de gasolineras y de tanques de almacenamiento de combustibles y en zonas con mucho tráfico.
La muestra
Dicho estudio incluyó a 2.143 jubilados, de los que se evaluó su exposición de por vida a los disolventes clorados y los derivados del petróleo y el benceno, el tiempo de la última exposición y la dosis acumulada a lo largo de la vida.
Los resultados de las pruebas mostraron que las personas que habían tenido una alta exposición a alguno de los productos mencionados en los últimos de 12 a 30 años mostraban un deterioro en casi todas las áreas de memoria y pensamiento. Además también se detectaron ciertos trastornos cognitivos en aquellos que habían sido sometidos a una alta exposición hacía mucho tiempo, incluso 50 años antes de las pruebas, lo que indica que el efecto de dicha exposición no desaparece con el tiempo.
¿Un estudio para concienciar?
Esta experta cree que los resultados pueden tener implicaciones en las políticas sobre los límites de exposición a los disolventes en el lugar de trabajo.
«Por supuesto, el primer objetivo es proteger la salud cognitiva de los trabajadores individuales, pero proteger a los trabajadores contra la exposición también podría beneficiar a las organizaciones, los contribuyentes y la sociedad mediante la reducción de los costos de atención a la salud postjubilación y permitirles trabajar durante más tiempo».
Fuente: ABC.es, revista Neurology