Autónomos que son superhéroes, o superhéroes que son autónomos
Paula Llull13/02/2015
Como los Reyes Magos o el Ratoncito Pérez - aviso: mantener este post lejos del alcance de los niños-, la existencia de los superhéroes va en contra de todas las leyes de la física hasta ahora conocidas.
Es obvio que nadie puede repartir regalos por todo el mundo en una sola noche, volar con solo levantar el puño o vestir calzoncillos por fuera del pantalón y no tener los niveles de autoestima bajo mínimos.
Pero, además, hay otros motivos que quizás no saltan tanto a la vista, pero que harían imposible la existencia, o al menos subsistencia, de estos seres.
¿Alguien cree que un humilde periodista como Clark Kent podría compaginar su contrato de ocho –o más- horas con algo tan esclavo como ser superhéroe? Nocturnidad, riesgos físicos y psicosociales, frío, cansancio… y estar disponible para el jefe cuando haga falta. Imposible, ¿no?
De los más conocidos del gremio, Superman es el que tiene peores condiciones laborales. Un periodista, de por sí un oficio sin hora de cierre, y que además se dedica también a salvar el mundo. De la redacción a abatir villanos, y de abatir villanos a la redacción. Pluriempleo, riesgos laborales, trabajo en condiciones extremas y encima gratis. No hay nada como la vocación, oye.
Su ventaja es que al ser trabajador por cuenta ajena, le cae un sueldo a final de mes, aunque aparezca más bien poco por ahí. Lo bueno es que siempre puede contarle al jefe que estaba cubriendo la noticia de Superman. Seguro que la suya será la mejor crónica de todas…
Superman. Imagen de Flickr
Aunque claro, Superman es el que más superpoderes tiene, y seguramente necesitará la mitad de cafés que Batman para mantenerse en pie. Aun así, el poder de alargar los días para que duren 45 horas todavía no lo tiene. ¿Estará Lois tramitando los papeles del divorcio por abandono del hogar?
Estos saben lo que hacen. La vocación de superhéroe les impide dedicarse a otra cosa y huyen del trabajo por cuenta ajena, ya que los horarios podrían interferir en su labor esencial: salvar al mundo. Y ¿qué mejor manera de compaginar varios curros que darse de alta como autónomo? (OJO, que no falso autónomo…ellos ya tienen su propio infierno particular).
Además, siendo autónomo vives al límite: nunca sabes que puede pasar mañana. De hecho, si Batman fuera español, el solo hecho de tramitar el alta podría convertirse en una de las aventuras más arriesgadas de su vida.
Batman. Imagen de Flickeringmyth
Batman, propietario de una gran empresa, no aparece por ahí ni aunque le fuera la vida en ello. Las órdenes las da desde el teléfono. Solo necesita una mano derecha en quién confiar…y ala, ¡A salvar vidas!
Aunque desde aquí le recomendamos que, por si acaso, no pierda de vista la regulación de sus empleados, no sea que el chico se ponga a salvar vidas ajenas y se olvide de la precariedad de los suyos.
Spiderman es freelance en toda regla. El joven fotógrafo se las apaña para matar dos pájaros de un tiro. El chaval sale a hacer el bien y se hace selfies para mandarlos, en exclusiva, al mejor postor. Así, no tiene que llevar vidas laborales paralelas. El tipo se va a hacer sus labores de superhéroe, y ya que está, se echa cuatro instantáneas que le darán de comer todo el mes (el morbo se paga muy bien aquí, en Pekín, en Pokón y en los cómics de Marvel).
Spiderman. Imagen de Flickr
Abogado autónomo de día, justiciero de noche. Aunque puede desarrollar su trabajo diurno de una forma más que excelente, su ceguera es algo que le persigue día tras día.
A partir de un desafortunado accidente (por cierto, laboral) que le dejó ciego, Daredevil luchó por seguir cumpliendo sus sueños y defendiendo aquello en lo que creía, pero con esa carga que supone para la vida diaria padecer una discapacidad. Desde ese momento ha tenido que combinar su trabajo diurno, su vocación de superhéroe y su severa discapacidad.
Daredevil. Imagen de Screenrant
Su entrenamiento desde pequeño le ha permitido, pese a su ceguera, seguir abatiendo villanos por la noche. Su oído de murciélago y su olfato canino suplen, con creces, su discapacidad visual, e incluso a veces le dan ventaja sobre el enemigo. Un muy buen ejemplo de superación personal, ¿no?
Aprovechamos para rendir homenaje a todos aquellos autónomos que tienen que echarle más horas que un reloj para sacar adelante su ilusión y su reto particular. ¡Los superhéroes del mundo real son ellos!
Es obvio que nadie puede repartir regalos por todo el mundo en una sola noche, volar con solo levantar el puño o vestir calzoncillos por fuera del pantalón y no tener los niveles de autoestima bajo mínimos.
Pero, además, hay otros motivos que quizás no saltan tanto a la vista, pero que harían imposible la existencia, o al menos subsistencia, de estos seres.
¿Alguien cree que un humilde periodista como Clark Kent podría compaginar su contrato de ocho –o más- horas con algo tan esclavo como ser superhéroe? Nocturnidad, riesgos físicos y psicosociales, frío, cansancio… y estar disponible para el jefe cuando haga falta. Imposible, ¿no?
Superman, un periodista cansado
De los más conocidos del gremio, Superman es el que tiene peores condiciones laborales. Un periodista, de por sí un oficio sin hora de cierre, y que además se dedica también a salvar el mundo. De la redacción a abatir villanos, y de abatir villanos a la redacción. Pluriempleo, riesgos laborales, trabajo en condiciones extremas y encima gratis. No hay nada como la vocación, oye.
Su ventaja es que al ser trabajador por cuenta ajena, le cae un sueldo a final de mes, aunque aparezca más bien poco por ahí. Lo bueno es que siempre puede contarle al jefe que estaba cubriendo la noticia de Superman. Seguro que la suya será la mejor crónica de todas…
Superman. Imagen de Flickr
Aunque claro, Superman es el que más superpoderes tiene, y seguramente necesitará la mitad de cafés que Batman para mantenerse en pie. Aun así, el poder de alargar los días para que duren 45 horas todavía no lo tiene. ¿Estará Lois tramitando los papeles del divorcio por abandono del hogar?
Batman y Spiderman: tipos listos
Estos saben lo que hacen. La vocación de superhéroe les impide dedicarse a otra cosa y huyen del trabajo por cuenta ajena, ya que los horarios podrían interferir en su labor esencial: salvar al mundo. Y ¿qué mejor manera de compaginar varios curros que darse de alta como autónomo? (OJO, que no falso autónomo…ellos ya tienen su propio infierno particular).
Además, siendo autónomo vives al límite: nunca sabes que puede pasar mañana. De hecho, si Batman fuera español, el solo hecho de tramitar el alta podría convertirse en una de las aventuras más arriesgadas de su vida.
Batman. Imagen de Flickeringmyth
Batman, propietario de una gran empresa, no aparece por ahí ni aunque le fuera la vida en ello. Las órdenes las da desde el teléfono. Solo necesita una mano derecha en quién confiar…y ala, ¡A salvar vidas!
Aunque desde aquí le recomendamos que, por si acaso, no pierda de vista la regulación de sus empleados, no sea que el chico se ponga a salvar vidas ajenas y se olvide de la precariedad de los suyos.
Spiderman es freelance en toda regla. El joven fotógrafo se las apaña para matar dos pájaros de un tiro. El chaval sale a hacer el bien y se hace selfies para mandarlos, en exclusiva, al mejor postor. Así, no tiene que llevar vidas laborales paralelas. El tipo se va a hacer sus labores de superhéroe, y ya que está, se echa cuatro instantáneas que le darán de comer todo el mes (el morbo se paga muy bien aquí, en Pekín, en Pokón y en los cómics de Marvel).
Spiderman. Imagen de Flickr
Daredevil, discapacitado y pluriempleado
Abogado autónomo de día, justiciero de noche. Aunque puede desarrollar su trabajo diurno de una forma más que excelente, su ceguera es algo que le persigue día tras día.
A partir de un desafortunado accidente (por cierto, laboral) que le dejó ciego, Daredevil luchó por seguir cumpliendo sus sueños y defendiendo aquello en lo que creía, pero con esa carga que supone para la vida diaria padecer una discapacidad. Desde ese momento ha tenido que combinar su trabajo diurno, su vocación de superhéroe y su severa discapacidad.
Daredevil. Imagen de Screenrant
Su entrenamiento desde pequeño le ha permitido, pese a su ceguera, seguir abatiendo villanos por la noche. Su oído de murciélago y su olfato canino suplen, con creces, su discapacidad visual, e incluso a veces le dan ventaja sobre el enemigo. Un muy buen ejemplo de superación personal, ¿no?
Autónomos que son superhéroes, o superhéroes que son autónomos: lo mismo da, que da lo mismo
Aprovechamos para rendir homenaje a todos aquellos autónomos que tienen que echarle más horas que un reloj para sacar adelante su ilusión y su reto particular. ¡Los superhéroes del mundo real son ellos!
