Cada día presencio cómo le cambia la vida a alguien…, normalmente a peor
Paula Llull16/02/2015
Estas palabras de un especialista en cirugía abdominal todavía resuenan en las mentes de muchos de sus alumnos, que se debaten entre la euforia y el miedo de saber que quizás en pocos años serán ellos los que tendrán esa responsabilidad.
El especialista aseguraba que, durante muchos años, no fue capaz de disfrutar de los pequeños placeres de la vida, como una tarde de fútbol o un tomarse un helado en el parque con su hijo sin que su último paciente estuviera presente en su cabeza. Las historias de aquellos que llegaban día sí y día también a su consulta le destrozaban, sin darle ni un minuto de tregua para dedicarse a sí mismo. Aun así, decía, lo bueno de salvarle la vida a alguien, compensa todo lo demás.
Estos profesionales que tratan con vidas ajenas se convierten, muchas veces, en esclavos de éstas. Las palabras del médico podrían ponerse en boca de muchos sanitarios, policías, técnicos de emergencia o bomberos, cuyas jornadas laborales suelen cerrarse siempre con alguna desgracia.
A veces, la preparación psicológica impartida a estos colectivos es insuficiente, o simplemente, inexistente.
Estos profesionales se encuentran día a día con situaciones que implican un aumento del estrés y la irritabilidad del trabajador. Imprevisibilidad, el carácter urgente del trabajo o la responsabilidad de una intervención adecuada son retos diarios para ellos, y la carga emocional que comportan estos escenarios muchas veces queda en segundo plano.
Bomberos. Imagen de Flickr
Por eso es imprescindible la inclusión de una preparación psicológica para estos profesionales, cosa que, de hecho, está muy verde en nuestro país.
Hacer la vista gorda frente a este problema no es una solución. Muchos expertos recomiendan que aquel profesional que sienta algunos de los síntomas que a continuación se mencionan acuda a hablar con un psicólogo de emergencias. Cuanto antes se detecte la afección, antes se podrá incidir sobre ella.
Reducción de la conciencia, atención limitada, incapacidad asimilar estímulos, desorientación, aislamiento de la realidad, negación, hiperactividad, amnesia, signos vegetativos, crisis de pánico, aturdimiento, agitación, pensamiento lento…
Desde muchos colectivos del sector se recomienda encarecidamente considerar, de forma más amplia, los riesgos psicosociales como un problema en el sistema de salud pública español, cosa que derivaría en fomentar el desarrollo de estudios y encuestas que integren criterios e indicadores relevantes para detectar esta enfermedad laboral.
El especialista aseguraba que, durante muchos años, no fue capaz de disfrutar de los pequeños placeres de la vida, como una tarde de fútbol o un tomarse un helado en el parque con su hijo sin que su último paciente estuviera presente en su cabeza. Las historias de aquellos que llegaban día sí y día también a su consulta le destrozaban, sin darle ni un minuto de tregua para dedicarse a sí mismo. Aun así, decía, lo bueno de salvarle la vida a alguien, compensa todo lo demás.
Médicos, bomberos o policías: profesionales en riesgo
Estos profesionales que tratan con vidas ajenas se convierten, muchas veces, en esclavos de éstas. Las palabras del médico podrían ponerse en boca de muchos sanitarios, policías, técnicos de emergencia o bomberos, cuyas jornadas laborales suelen cerrarse siempre con alguna desgracia.
(Un grupo de bomberos después de un peligroso rescate de un minero en un pozo a punto de derrumbarse que, por desgracia acabó con la muerte de la víctima) Los que intervinimos sabemos que aquella persona no merecía morir así. Al cabo de un tiempo un compañero me confesó que durante los períodos de descanso, cuando otros grupos estaban trabajando en el interior, deseaba secretamente que el techo cediera en esos momentos para que no le tocara a él. mapfre
A veces, la preparación psicológica impartida a estos colectivos es insuficiente, o simplemente, inexistente.
Estos profesionales se encuentran día a día con situaciones que implican un aumento del estrés y la irritabilidad del trabajador. Imprevisibilidad, el carácter urgente del trabajo o la responsabilidad de una intervención adecuada son retos diarios para ellos, y la carga emocional que comportan estos escenarios muchas veces queda en segundo plano.
Bomberos. Imagen de Flickr
Por eso es imprescindible la inclusión de una preparación psicológica para estos profesionales, cosa que, de hecho, está muy verde en nuestro país.
Una mujer hospitalizada tras un accidente de coche contaba cómo las enfermeras entraban a cambiarle el suero y éstas se limitaban a hacerlo fríamente, evitando sus duras preguntas. psicomemorias
Hacer la vista gorda frente a este problema no es una solución. Muchos expertos recomiendan que aquel profesional que sienta algunos de los síntomas que a continuación se mencionan acuda a hablar con un psicólogo de emergencias. Cuanto antes se detecte la afección, antes se podrá incidir sobre ella.
Síntomas que denotan alteraciones psicológicas
Reducción de la conciencia, atención limitada, incapacidad asimilar estímulos, desorientación, aislamiento de la realidad, negación, hiperactividad, amnesia, signos vegetativos, crisis de pánico, aturdimiento, agitación, pensamiento lento…
Lo que de verdad se necesita
Desde muchos colectivos del sector se recomienda encarecidamente considerar, de forma más amplia, los riesgos psicosociales como un problema en el sistema de salud pública español, cosa que derivaría en fomentar el desarrollo de estudios y encuestas que integren criterios e indicadores relevantes para detectar esta enfermedad laboral.