La gestión de la edad en las empresas, una amenaza o una oportunidad
Nos enfrentamos a una realidad demográfica que requiere actuaciones importantes de integración y bienestar laboral. Europa envejece de forma progresiva y rápida, fenómeno poblacional con amplias repercusiones sociales, laborales y económicas. Abordamos la problemática demográfica, su repercusión social y laboral y damos mayor visibilidad al problema del envejecimiento laboral. Lo vinculamos a la acción empresarial como núcleo afectado de una sociedad que va a trabajar más años y que debe poseer salud necesaria para sobrellevarlo.
El reto demográfico
Vivimos momentos de profunda crisis que trascienden los aspectos económicos y ponen en duda la sostenibilidad de un sistema que venimos arrastrando décadas y cuyos efectos aún no podemos valorar en su totalidad. Nuestra sociedad envejece a unos ritmos que resultan inimaginables para la inmensa mayoría de personas, ajenas a esta amenaza demográfica. Y es momento de plantearse muchas preguntas relativas a las consecuencias que se derivan de este “vivir más”, aunque quizá no “vivir tan bien”. El alargamiento de la esperanza de vida (vuelva a leer el primer párrafo y reflexione), debe ayudar a plantearnos qué esperamos de nuestra vida, cómo queremos envejecer y cómo vamos a llegar a esa parte de la vida, final sí, pero no por ello breve, en la mayoría de los casos.
Si muchos de los valores que aporta la edad son reconocidos socialmente de gran valor, ¿por qué la edad, como tal, no es igualmente valorada?
La gestión de la edad en las empresas, una amenaza o una oportunidad
Todos envejecemos desde el mismo momento de nacer. Es una realidad que acompaña toda nuestra existencia, si bien, nos cuesta reconocerlo hasta bien llegada la madurez, momento donde empiezan a manifestarse los primeros atisbos de dificultad. Es también momento de oportunidad para reconocer la importancia de los valores y actitudes que acompañan a la edad y que enriquecen, no sólo nuestra existencia, sino también nuestro papel en la familia, en el trabajo y en la sociedad.
El fruto de la madurez
Lejos de ser un periodo de declive, como muchos únicamente consideran, esta fase de la edad representa uno de los momentos más importantes de nuestra vida individual y colectiva. Y así debe expresarse, valorarse y reconocerse en todos los ámbitos de relación social, incluido el del trabajo.
Si muchos de los valores que aporta la edad son reconocidos socialmente de gran valor, ¿por qué la edad, como tal, no es igualmente valorada? Romper estereotipos y reconocer esta aportación singular de las personas de más años es digno de organizaciones inteligentes que saben descubrir los valores que acompañan a la edad y su importante contribución.
La gestión empresarial de la edad necesita una visión positiva. No podemos obviar que “envejecer” es un proceso que dura toda la vida y que nos afecta a todos, como personas y como colectivos. Y este proceso exige de cada uno el suficiente coraje para tomar las riendas de la vida y plantearse cómo queremos vivirla y enriquecerla de forma continua. Exige a la sociedad implicación para reconocer y divulgar los valores y aportaciones de un grupo de la sociedad cada vez más numeroso y no exento de capacidades. Y exige a las organizaciones, empresas e instituciones el compromiso para implicar y no prescindir de una fuerza laboral con alto potencial de aportación, no tanto físico, pero sí de oportunidad y productividad. Hablamos de reto que, de no acometerse, se puede convertir en una seria amenaza a la empleabilidad y la sostenibilidad empresarial, aunque muchas empresas a día de hoy no lo perciban como tal. La gestión de las personas en el marco de la gestión de la diversidad aporta valor, aptitudes y capacidades de las personas que no podemos ni debemos desaprovechar en un marco de política de empleo que ha de basarse en la igualdad de oportunidades. Abogamos por la no discriminación por motivos de edad de las personas, y que sea la experiencia, el conocimiento, el compromiso y la motivación los valores a considerar en los candidatos a un puesto de trabajo.
Sensibilización empresarial
De la escasa información existente sobre el grado de sensibilidad empresarial respecto al factor de la edad, destaca el trabajo elaborado por Aedipe Catalunya basado en encuestas anónimas realizadas a un universo de 2.000 empresas de diferentes ciudades españolas dirigidas a personas de perfil directivo y técnico. El estudio pone de relieve la necesidad de reflexionar sobre las políticas de recursos humanos actuales en una gran parte de las organizaciones donde la edad es un factor que condiciona claramente a la hora de decidir la desvinculación de las organizaciones, y que no valoran suficientemente las capacidades que ofrece la generación de personas mayores de 45 años entre las que destacan su alta tolerancia a los cambios y el alto nivel de compromiso con la organización.
El estudio también recoge las percepciones de los trabajadores que se enfrentan a una realidad de aumento de los años de trabajo en condiciones que no creen que podrán seguir manteniendo por el nivel de exigencia tanto física como mental.
Rafael Mayorga. Coordinador de programas de Promoción de la Salud en el Trabajo. Mutua Navarra.