De la planitud al elipsoide: arte infinito en la Sagrada Familia
Cuatro tallos fuertes y robustos de 24 metros de altitud de pórfido, roca compacta y dura, la más resistente utilizada en el mundo de la construcción, se alzan verticalmente para ramificarse en su final y desempeñar la función encomendada por el artista Gaudí, que no fue otra que la de sostener la carga del cimborrio central de Jesucristo (de unos 170 metros) y de las cuatro columnas de los evangelistas que lo rodearán.
De la misma manera que las columnas empiezan siendo aristas hasta llegar al círculo, mediante la técnica del doble giro, las placas de poliéster Nudec se transforman, gracias al termoconformado, en plafones translúcidos que rematan los capiteles elipsoidales. Una forma plana, rígida y transparente convertida en un objeto artístico dúctil que desprende una suave luz coloreada y silueteada por una figura de cobre. De nuevo, artistas inspirados por un artista.
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