¿Hidráulicas o eléctricas?
¿Inyectoras eléctricas o hidráulicas?
Y por supuesto, uno de los principales argumentos que siempre se ha utilizado en defensa de las inyectoras eléctricas, el del menor consumo energético, sigue teniendo la máxima validez. Sobre todo teniendo en cuenta que la tendencia del precio de la energía apunta hacia arriba. En algunos casos se pueden lograr ahorros energéticos de hasta el 70 por ciento, y el mismo porcentaje también se puede ahorrar en agua, claro que estas cifras dependen mucho de la aplicación de que se trate. Como media, según informaciones de Ferromatik Milacron, se pueden lograr ahorros energéticos del 50 por ciento. Claro que existen aplicaciones en las que este porcentaje es menor.
Pero los argumentos a favor de las inyectoras eléctricas van más allá. También la precisión se ve mejorada, gracias a las cortas carreras de control de los diferentes ejes accionados individualmente. Las inyectoras totalmente eléctricas no tienen competencia en la exactitud de la repetición de los movimientos de la máquina, un tipo de precisión que se hace notar especialmente en aplicaciones exigentes en lo que a la calidad de la pieza se refiere.
Un efecto lateral positivo es la reducción del ruido que proporcionan los motores eléctricos, frente a las máquinas hidráulicas. De esta forma se baja notablemente el nivel de ruido de la fábrica, lo cual beneficia en primer lugar a los empleados, pero también permite un ahorro en el aislamiento acústico de las plantas y mejora las relaciones con los habitantes de la zona donde se encuentra la fábrica.
La opinión desde Japón
Volviendo a las eléctricas, Nissei encuentra en ellas ventajas como la estabilidad del proceso, con una velocidad de inyección alta, ideal para paredes delgadas, aparte, claro está, del ahorro energético. Pero también destaca la posibilidad de un mayor control, con funcionamiento individual de los actuadores, de forma que se pueden llevar a cabo operaciones simultáneas. La mejora de los servomotores, la mayor facilidad de digitalización del proceso, su introducción en países como Japón como parte de un sistema medioambietalmente aceptable según ISO 14001 (ahorran energía y no usan aceites); la reducción de las necesidades de agua para refrigerar en la planta, el menor espacio que ocupan y el bajo nivel de ruido, son otras ventajas de las eléctricas.
En Estados Unidos, señalan desde Nissei, la mayor parte de las inyectoras son hidráulicas, pero el precio de la electricidad no es muy alto y las máquinas eléctricas están penetrando con mucho rapidez. En los países del este de Asia las eléctricas siguen aumentado y algunos fabricantes locales han anunciado que también sacaran modelos eléctricos, con lo cual la competencia se ha intensificado. En el sudeste asiático, la presencia de hidráulicas y eléctricas se reparte al 50 por ciento, mientras que en China la demanda de eléctricas es buena, en parte por la mala calidad del agua y el elevado precio de la electricidad. Sin embargo, dependiendo de las piezas a moldear, también se utilizan muchas máquinas de la región, hechas en Taiwan y Hong Kong. Finalmente, en Europa el interés por las eléctricas es escaso, aunque esto parece ir cambiando poco a poco.
En Nissei afirman, además, que el nivel de limpieza de unas y otras es equivalente. Como consecuencia de todo ello, los inyectadores se deciden por unas u otras en función de la pieza.