Blindaje de los plásticos contra las interferencias electromagnéticas
El pintado es el proceso más productivo en diseños sencillos
Todos los aparatos eléctricos transmiten y reciben ondas electromagnéticas. Por ellos, los aparatos eléctricos se han de blindar para evitar las interferencias electrónicas potencialmente peligrosas entre las máquinas. El metal ofrece un efecto protector natural, pero el plástico requiere la aplicación de una capa metálica para evitar la interferencia electromagnética. Este proceso se denomina "metalización".
REDACCIÓN PU Y GEPLASTICS. El blindaje de los plásticos contra las interferencias electromagnéticas, conocidas en ocasiones por sus siglas en inglés, EMI, es un campo un tanto desconocido para algunos. Sin embargo, como se puede imaginar, es altamente importante en muchos sectores.
Se puede afirmar, abordando el tema desde un punto de vista un tanto didáctico, que existen cuatro técnicas de metalización diferentes.
1. Metalizado al vacío. El metal se transfiere por evaporación y deposición de vapores o por erosión por impacto y bombardeo iónico. Ambos procesos se llevan a cabo en un medio de vacío.
2. Pintado. La metalización es posible pintando la pieza con una pintura con componentes metálicos.
3. Galvanoplastia anaelectrólitica. Esta técnica se subdivide en tecnologías de revestimiento total (por las dos caras) y de una sola cara. En este proceso se ataca químicamente la superficie de plástico para crear rugosidades. Posteriormente, se sensibiliza esa misma superficie con un catalizador y se sumerge en una solución de sales metálicas que, por efecto del catalizador, inician su autodeposición catalítica.
El resultado de este proceso es un revestimiento doble y completo. En la técnica de una sola cara el catalizador que inicia la deposición del metal se añade a una pintura. La deposición metálica se pondrá en marcha sólo donde se ha aplicado la pintura. De este modo, se puede metalizar selectivamente un área sí y otra no.
4. Electroplastia. Este proceso se emplea en la galvanoplastia anaelectrolítica a dos caras, en la que se obtiene una película metálica relativamente fina. Esta película se puede reforzar mediante un proceso galvánico con aplicación de corriente para conseguir una deposición de capa más gruesa.
Si nos centramos en lo que de especial tiene cada una de estas técnicas, se puede afirmar que, la primera de ellas, la técnica del vacío, se caracteriza por ser limpia, ecológica y no originar circulación de residuos.
En cuanto al pintado, es el más productivo cuando se utiliza en diseños sencillos.
La galvanoplastia anaelectrolítica, por su parte, es la opción ideal cuando se necesita un revestimiento completo, pero también es la solución para metalizar áreas limitadas.
Y finalmente, la electroplastia es la continuación del proceso de la galvanoplastia anaelectrolítica, pensada para aumentar la robustez. Sólo se emplea con resinas ABS o con determinadas mezclas.
¿Cómo escoger la tecnología correcta?
La elección de la mejor tecnología de metalización depende del rendimiento y de la eficacia del blindaje, y de otros requisitos como la resistencia al desgaste y las características del diseño. La regla de oro es la siguiente: cuanto mayor sea la conductividad de la capa metálica aplicada, mejor será la protección. Por ejemplo, una pintura plateada tendrá más eficacia protectora que una pintura niquelada idéntica, gracias a la mayor conductividad de las partículas de plata frente al níquel.
Además, las características del diseño del aparato también son importantes a la hora de decidir qué tecnología utilizar. Si quedan zonas abiertas pendientes de un buen diseño y no se metalizan ciertas superficies críticas, la interferencia sigue siendo posible.