Resultados de la encuesta de Amec sobre innovación empresarial

Sin tiempo para innovar

15/09/2002

La innovación es algo que simplemente sucede, pero no se busca. Esta sentencia resume la actitud de la empresa española hacia la innovación. A partir de aquí, las conclusiones llegan por sí solas. No hay confianza en centros tecnológcios y universidades, no se comparte el conocimiento, la estructura organizativa es a menudo caótica, no hay planes estratégicos e incluso se temen las propuestas demasiado arriesgadas. En definitiva, las empresas se dedican al día a día y la innovación se queda con las sobras.

Según un estudio de la Asociación Multisectorial de Empresas (AMEC), la inmensa mayoría de las empresas no tienen un plan estratégico claro que incorpore la innovación, con objetivos y actuaciones concretas y asumido por la propia empresa. El estudio ha detectado una cultura empresarial que no fomenta demasiado la creatividad ni está preparada para asimilar los cambios que podrían fomentarla. Falta cultura innovadora, que a menudo se confunde con la simple mejora de productos ya existentes.

Conclusiones

Amec ha desarrollado este estudio de acuerdo con los criterios de la Guía de Gestión de la Innovación editada por el Cidem. El objetivo es definir el punto de partida del plan de Innovación de Amec, que pretende implantar la gestión de la innovación como una función más de la gestión empresarial.
Las conclusiones de este estudio se dividen en las siguientes áreas:

1. Cultura de la innovación

En general, existe cierta confusión acerca del significado mismo del término “innovación”. Quizá por esto, no existe una visión estratégica e incluso, en ciertos casos, se percibe el mercado como algo estático. La innovación se entiende como mejora incremental (mejorar productos ya existentes), y reducción de costes; no se gestiona de forma explícita y no existeen indicadores para medir sus resultados. Además, se aprecian deficiencias en el flujo de la información dentro de las empresas y son deficientes las prácticas de trabajo en equipo, gestión del tiempo y asignación de recursos escasos. No es extraño entonces que las organizaciones sean informales y algo caóticas, y que den lugar a conflictos de responsabilidades.

2. Generación de nuevos conceptos

La principal característica es que se siguen las tendencias del mercado a corto plazo, por inexistencia de márqueting estratégico y operacional. En general, se depende demasiado de las peticiones del cliente como fuente de innovación.
Respecto a la creación de nuevos productos, no se realizan estudios de viabilidad ni se seleccionan los proyectos con criterios objetivos

3. Diseño y desarrollo

El proceso de diseño y desarrollo no está formalizado —lo que puede crear problemas de organización y de comunicación. A esto hay que añadir que no se percibe a las universidades y centros tecnológicos como socios adecuados para un desarrollo industrial.
La ingeniería concurrente externa sólo se aplica en el ámbito de los sistemas mecatrónicos. El resto de la subcontratación responde únicamente a la capacidad de producción.

4. Redefinición de procesos productivos

Existe un uso muy extendido de la subcontratación que en ocasiones deriva en abuso y se desliga totalmente la producción, del diseño y desarrollo. Esto limita las posibilidades de innovar en el ámbito de los procesos productivos.

5. Comercialización

La innovación comercial es muy escasa. No se siguen estrategias de fidelización y el contacto posterior a la venta se realiza a través de los servicios postventa habituales. La vigilancia de la competencia utiliza los medios clásicos (ferias, revistas o internet).

6. Gestión del conocimiento

Las empresas ven como una amenaza el hecho de compartir el conocimiento. Además, reina el conocimiento del tipo implícito y los juicios a priori.
También se ha detectado una imagen pobrte y una baja confianza en el sistema público de I+D, ya que se han dado importantes desajustes entre expectativas y realidad en este tipo de colaboraciones