La industria moldista del país luso es hoy un referente mundial
Portugal moldea su futuro: desde el diseño hasta el producto
25 de octubre de 2011
Hace más de 700 años, el rey Dinis I de Portugal hizo plantar miles de pinos a lo largo de la costa en Marinha Grande, extensa región situada a 140 kilómetros al norte de Lisboa, la capital. Su objetivo: proteger los cultivos del fuerte viento que azota la región y crear una reserva de madera para la construcción de barcos. El viento arrastra consigo toneladas de arena de las playas del impetuoso Océano Atlántico y el pinar ha hecho desde entonces de barrera natural para frenar su avance.
Toda aquella arena sirve hoy para nutrir de materia prima a la poderosa industria del vidrio portuguesa. Por las carreteras interiores de la región y bajo la sombra de aquellos pinos, circulan cada día más de 400 camiones cargados con toneladas de envases de vidrio que viajan a países de todo el mundo.
Al abrigo de esta producción surgió hace unas décadas la industria moldista. En la misma región de Marinha Grande se crearon pequeñas empresas familiares, muchas de ellas multinacionales hoy, para suministrar los moldes para las botellas y los envases de vidrio de las compañías productoras vecinas. Otro grupo de compañías de esta industria se desplazó unos kilómetros al norte, a la comarca de Oliveira de Azeméis. Con los años, el país se especializó también en el diseño y fabricación de moldes para plásticos para otros sectores como el de la automoción.
Referente internacional
Otra razón de este reconocimiento internacional del sector Engineering & Tooling luso es su relación calidad-precio. “Ofrecemos un precio muy competitivo en relación a nuestros competidores alemanes, franceses o españoles, y la calidad de nuestra oferta, desde el diseño hasta el producto, está al nivel de la de cualquiera de estos países”, explica el director comercial de una empresa especializada, principalmente, en la construcción de moldes para el sector de la automoción desde hace 60 años. La compañía trabaja prácticamente todo el año a tres turnos, es decir, 24 horas al día, para hacer frente al volumen de pedidos. “Tenemos que rechazar muchos trabajos porque no damos abasto”. Y, tal como pudimos constatar, no es una excepción. Sin embargo, casi todos reconocen haber sentido, en mayor o menor medida, los efectos de la crisis que atravesó el sector de la automoción recientemente.
Diversificación de la oferta
La fuerte dependencia del clúster Engineering & Tooling luso por la industria automovilística ha llevado a algunas empresas a diversificar su oferta. Más por precaución que por necesidad real, muchas compañías lusas aprovechan sus equipos y conocimientos para ofrecer servicios de corte con láser, de construcción de paneles solares o para las incipientes industrias médica y aeronáutica. Es el caso de un grupo internacional, afincado en Marinha Grande, que cuenta con varias empresas que cubren tanto el diseño y fabricación del molde como la fabricación de piezas, principalmente plásticas (desarrollo mecánico, inyección, pintura, ensamblaje…) Así, además de la industria de la automoción, la compañía trabaja para sectores como el ‘fitting’, el envase y embalaje o línea blanca. “Estamos en constante evolución y actualizando nuestra tecnología para adaptarnos al mercado. Nosotros fuimos el primer fabricante de moldes en Europa en utilizar un software C”, afirma su director comercial. En la actualidad, la compañía desarrolla y fabrica gran parte de los elementos del interior de un prototipo de jet privado que verá la luz, previsiblemente, los próximos meses. Para esta compañía, así como para toda la industria moldista portuguesa, la inversión en I+D es fundamental. “No nos podemos quedar atrás”, sostiene. La inmensa mayoría de las compañías cuenta con un parque de maquinaria renovado y actualizado, así como equipos y software de última generación. Pero no es sólo por ello que la industria internacional ve con buenos ojos el sector moldista portugués.
Competencia china
Sin duda, una de las grandes preocupaciones de la industria europea en su conjunto es la competencia de los mercados asiáticos, principalmente, el chino. Sin embargo, para algunos de los empresarios entrevistados no hay razón para tal preocupación. “Nadie puede negar que el molde portugués es de una indudable calidad, que proporciona unos excelentes acabados en la pieza”, asegura el gerente de una compañía lusa especializada en la fabricación moldes para la industria de la automoción. “Algunos de nuestros clientes decidieron hace unos años probar suerte en el país asiático, atraídos por el bajo coste de sus moldes. Hoy muchos de ellos han vuelto a nosotros tras la aventura china”, añade. “Con esto no quiero decir que no sepan hacer buenos moldes, pero el que dispone de la tecnología y los conocimientos necesarios no trabaja a precios competitivos”, puntualiza.
Cuestión de confianza
Según una comercializadora ubicada también en la región de Marinha Grande, las grandes multinacionales automovilísticas valoran de forma excepcional el grado de compromiso del tejido empresarial luso. “Saben que pueden confiar en nosotros. Un empresario portugués no falla. Si nos comprometemos a que el trabajo estará finalizado en una fecha determinada, lo cumplimos”, asegura el gerente de la intermediadora de servicios. “Si no estamos seguros de poder cumplir con los plazos y de realizar el trabajo bajo nuestros estrictos estándares de calidad, no aceptamos el encargo”. El gerente afirma no hablar sólo en nombre propio. Según apunta, ésta es una mentalidad, una forma de entender los negocios muy extendida en el empresario portugués. “Somos leales y fieles a nuestros clientes”, afirma. “En ocasiones, nos encargan dos moldes para la fabricación de una pieza. Nuestro equipo técnico estudiará la forma de optimizar el proceso, de ahorrar costes. Si descubre la manera de poder producir la pieza con un solo molde, se lo comunicamos al cliente de inmediato. Nosotros perdemos dinero, pero nos ganamos la confianza del cliente”. De la misma opinión es el director comercial de otra empresa de Marinha Grande, centrada en el diseño y producción de moldes para varios sectores. “Una de las cuestiones que más valoran las compañías de países como Alemania o Francia del trato con las empresas portuguesas es nuestra honestidad y transparencia”, sentencia.
El director comercial de una potente compañía del polo de Oliveira de Azeméis, con varias décadas de experiencia en el sector automovilístico y proveedora de las principales marcas alemanas, explica que con frecuencia ingenieros de las firmas para las que trabajan llaman desde Alemania para pedirles consejo acerca de algún problema técnico en el desarrollo de un molde. “Evidentemente, no cobramos nada por ello, pero es una manera de reafirmarnos en una de nuestras insignias: la honestidad en el trabajo y el servicio al cliente”.
Sentido de comunidad
El objetivo de toda empresa es maximizar sus ganancias y reducir sus costes. Para ello, debe diferenciarse de sus principales competidores, para atraer hacia sí a todos los clientes que pueda servir. En Portugal, especialmente en esta industria tan centralizada geográficamente, el moldista tiene a su competencia a escasos metros de la puerta de su fábrica. Sin embargo, se da una situación paradójica. Pese a tratarse de competidores directos, existe entre todos ellos un sentimiento de comunidad, de conjunto, de respeto. Sin perder la perspectiva de la individualidad, una compañía puede ayudar a otra en los picos de producción. La empresa X acepta un pedido de Y que incluye la fabricación de un molde que, por no disponer de la tecnología o maquinaria pertinente, no puede desarrollar, con la seguridad de que la compañía Z le ayudará.
“Es muy común que hablemos entre nosotros. Si quiero comprar un nuevo equipo y sé que alguno de mis competidores lo ha adquirido, no dudaré en llamarle para preguntarle qué tal le funciona la máquina, o para pedirle consejo”, comenta el gerente de una de las compañías más importantes en la fabricación de moldes para la industria del vidrio. “Aquí todos nos conocemos. Muchos somos de la región, vecinos, y hemos crecido y nos hemos formado académica y profesionalmente juntos”.
El principal objetivo de Pool-Net es promover las industrias portuguesas del molde y del plástico y fortalecer su posición en el mercado nacional e internacional, basado en el I+D y en el desarrollo de un plan estratégico para ayudar a la empresas a alcanzar la excelencia en sectores como el de la automoción, la aeronáutica, el envase y el embalaje, la energía y el medio ambiente, así como los dispositivos médicos y la electrónica. Desde la concepción, el diseño, la ingeniería y el desarrollo de nuevos productos, hasta el prototipado, la selección del material y la fabricación de los moldes, sin olvidar servicios de ensayos y de producción, las empresas asociadas cuentan con el apoyo de Pool-Net, de Cefamol (Associação Nacional da Indústria de Moldes), así como del centro tecnológico Centimfe (Centro Tecnológico da Indústria de Moldes, Ferramentas Especiais e Plásticos) y de cuatro institutos de investigación de universidades portuguesas, todos ellos asociados al clúster.
Garantía de calidad
Pool-Net ha creado la marca ‘Engineering & Tooling from Portugal’, un sello de calidad, una forma de acreditar y diferenciar a aquellas empresas que superan un exigente estándar de calidad y cumplen una serie de parámetros financieros y económicos, entre otros aspectos. “La marca garantiza una oferta integrada desde el diseño hasta el producto final”, explican en Pool-Net. Así, una compañía portuguesa acreedora de la marca ‘Engineering & Tooling from Portugal’ destaca por su know how, innovación y tecnología, calidad y fiabilidad, así como por su competitividad y sostenibilidad social.