El sector de los áridos también se preocupa por el medio ambiente
19 de abril de 2010
Conscientes del daño que una construcción del tipo que sea, edificios, puentes, túneles, carreteras... acarrea al medio ambiente, tanto organismos oficiales como las propias empresas cada vez más muestran su preocupación e intentan cambiar ciertos hábitos en las formas de llevar a cabo una obra pública. Al fin y al cabo, una construcción que es útil a la sociedad no puede ser por otro lado perjudicial para los recursos naturales que disfrutamos todos.
Así, las iniciativas sostenibles están adquiriendo cierta relevancia que se materializa a través de innovaciones tecnológicas en el tratamiento de las materias primas o en el cuidado por reciclar la mayor parte de los materiales sobrantes en una obra y regenerar aquello que haya sido extraído de la naturaleza. Por ejemplo, la industria de los áridos lleva varios años dando a conocer su actividad e intentando implicar a la sociedad en la regeneración de las zonas explotadas y mostrando su implicación en la conservación del medio ambiente. Dado el alto grado de necesidad de los áridos en cualquier obra (para hacer un kilómetro de autopista son necesarias más de 30.000 toneladas de árido) su compromiso con el medio ambiente también intenta estar acorde para minimizar el daño.
Con esta premia, el pasado 15 de abril la Asociación Nacional de Empresarios Fabricantes de Áridos (Anefa) celebró el Día de los Árboles y los Áridos. Un día en el que los niños de diferentes colegios pudieron visitar una cantera y completar la jornada con unidades didácticas sobre el medio ambiente. La incitativa se integra en el acuerdo Countdown 2010- Save Biodiversity, por el cual el sector europeo de los áridos se compromete a promover la protección de la biodiversidad, además también forma parte del proyecto GAP Áridos de Anefa. Un proyecto englobado en el programa Empleaverde y aprobado por la Fundación Biodiversidad que, según Anefa, tiene como objetivo instaurar una herramienta de mejora de los hábitos medioambientales con sistemas que permitan la transferencia de conocimientos sostenibles entre las empresas, en su mayoría pymes.
El programa contiene varias propuestas entre las que destaca la formación de unas 360 personas o la organización de jornadas formativas y sensibilización de unos 4.800 profesionales. Las pymes son uno de los focos de atención de este proyecto que contempla la ayuda a pequeñas y medianas empresas para adaptarse a la nueva reglamentación, además de apoyar la implantación de sistemas de gestión medioambiental en las empresas. Entre las pretensiones del proyecto GAP Anefa está crear un observatorio medioambiental para incidir directamente sobre 675 explotaciones y promover una dinámica de mejora en una muestra de 30 explotaciones y hacer extensiva esa metodología a las otras 1.700 explotaciones del sector.
Buenas prácticas ambientales
Una explotación de áridos tiene que prestar atención a varios factores para aminorar el impacto medioambiental. El aspecto más destacado, en cuanto a las afecciones sobre el medio natural, está relacionado con la alteración o modificación del hábitat en la fase de explotación, debido al impacto visual y a la pérdida de la capa vegetal y, en menor grado, de la fauna. Por eso, el manual de buenas prácticas ambientales insiste en la necesidad de restaurar la zona después de las extracciones. También es importante prestar atención al agua en las explotaciones de grava. Existen varios sistemas de gestión de agua en el proceso de producción de áridos que deben ser controlados, sobre todo por el lugar donde luego esta agua es vertida. También existen casos donde se reutiliza o se recicla y la normativa en estos casos es clara para evitar alteraciones en los ecosistemas. Tiene que haber un seguimiento de la composición del agua en todo momento y en caso de realizar vertidos a cursos naturales como ríos, el control es exhaustivo, aunque no suelen intervenir sustancias químicas.
Otro de los puntos a tener en cuenta para mantener un entorno sostenible en una cantera es el control de las emisiones a la atmósfera. El polvo en este caso es el centro de todas las miradas porque puede afectar negativamente a la calidad del paisaje, producir molestias leves a terceros, ralentizar el crecimiento de las plantas (dificulta la fotosíntesis), mermar la calidad y la cantidad de ciertos cultivos (viñas, frutales, etc.) y alterar la buena presencia de los vegetales y las frutas. Ensuciar las vías públicas, reducir la visibilidad en las carreteras y caminos próximos a la explotación, afectando a la seguridad de los usuarios. Favorecer la aparición de brumas, lo que también afecta a la visibilidad en el entorno y también puede llegar a afectar a las aguas superficiales y las subterráneas por el arrastre de polvo depositado. Por todo esto, las medidas recomendables para controlar el polvo, según Anefa son: el confinamiento por carenado, apantallamiento o capotaje de los puntos de emisión de polvo, para así impedir su difusión a la atmósfera. El agua ayuda a que el polvo no llegue a la atmósfera mediante la sedimentación en vía húmeda con la aspersión, pulverización o la creación de niebla. También se puede optar por la aspiración de partículas para luego separar el aire de las mismas.
El ruido y las vibraciones producidas en una explotación de áridos son de bastante calado por las voladuras y la maquinaria necesaria para picar la roca. En Anefa para controlar el ruido recomiendan hacer una buena elección del emplazamiento de la planta de tratamiento, considerando la orografía del terreno y la posición de los diferentes afectados -actividades o núcleos habitados próximos- de forma que el ruido sea mínimo para éstos. También insisten en la correcta distribución de los equipos en la planta, mediante un diseño correcto y cuidadoso de las nuevas instalaciones (o modernización o modificación de las actuales) para que las máquinas se distribuyan de manera que se reduzca lo más posible la emisión de ruido. Las máquinas que se usen también deben cumplir con unas las normas de bajo nivel de ruido. Por ejemplo recomiendan sustituir las voladuras por martillos hidráulicos vibrosilenciosos y el uso de técnicas de confinamiento y de apantallamiento, con carenados o capotajes, que amortigüen el ruido. Utilizar pantallas artificiales con materiales que absorban el ruido o crearlos con muros de tierra, son algunas de las soluciones que aportan un granito de arena a la preservación del medio ambiente.