Reparación de deslizamientos bajo criterios de integración ambiental
El 16 de marzo de 2013 se produjo el colapso del talud denominado Los Cuestos de la Mota, en Benavente (Zamora). El deslizamiento provocó la movilización de 13.000 m3 de tierras, afectando una longitud de 65 metros del Paseo de la Mota. La rehabilitación de dicho deslizamiento ha permitido la transformación urbana del entorno del Parador, convirtiéndolo en un caso paradigmático de recuperación e integración ambiental. Para ello, se han empleado criterios de sostenibilidad tanto ambiental, mediante el empleo de la caliza del páramo como escollera para su integración paisajística, como económica, impulsando el desarrollo de la actividad local, y social, priorizando la accesibilidad al Parador.
Antecedentes
Se denomina Los Cuestos de la Mota de Benavente (Zamora) a la ladera existente entre la plataforma del casco urbano de Benavente y la llanura de inundación del río Órbigo, con una diferencia de cota de unos 30-40 m, en el entorno del Parador de Turismo.
A finales del siglo pasado se ejecutó una serie escalonada de cinco muros, superior e inferior convencionales e intermedios de tierra armada, con objeto de restaurar la zona y configurar dicho talud. Posteriormente, se efectuó la conexión entre la zona superior (Paseo de la Mota) y el pie del talud, mediante una pasarela de madera, complementando dicha actuación con la protección superficial mediante geotextil, así como la plantación y riego de la ladera.
Tras un período de fuertes lluvias, a finales de 2012 comenzaron a detectarse inestabilidades tanto en el talud como en la pasarela, por lo que el Excmo. Ayto. de Benavente procedió al control topográfico de la zona, permitiendo registrar la aceleración de los movimientos (velocidades de 10-15 mm/día), hasta que el día 16/03/13 se produjo el derrumbe de los muros de la zona central, arrastrando con ellos la pasarela (fig.2).
Geomorfología
Tras el deslizamiento, se efectuó un primer estudio geotécnico, tanto para evaluar la geomorfología de la ladera como para definir la magnitud del deslizamiento, permitiendo abordar su reparación de un modo seguro.
La ladera presenta un nivel superior de depósitos de terraza granulares cuaternarios de elevada compacidad y cementación local, bajo el que se encuentra una secuencia sedimentaria terciaria formada por limos arcillosos con intercalaciones arenosas. De este modo, se producen taludes naturales verticales en su zona superior, y más suaves inferiormente, generándose derrubios de ladera sumados a acarcavamientos de origen erosivo. Esta configuración, junto con el relleno inadecuado de los muros y la presencia de surgencias de agua no canalizadas, han contribuido decisivamente a la inestabilidad de la ladera.
Descripción de la solución adoptada
Bajo estrictos criterios de seguridad y siguiendo las indicaciones del director de obra, David González Morán, I.C.C. y P., se procedió a la remoción de material, inicialmente desde cabeza de talud con excavadora de largo alcance (fig.3) y empleo de cesta y alpinistas. Una vez efectuado ese primer desbroce, se emplazó una geomalla en red de anillos, fijada con bulones autoperforantes (fig.4), como sostenimiento provisional de los 10 metros superiores, permitiendo la contención del paseo mientras se continuaba con las labores de desescombro.
Tras ello, se ejecutó un acceso a media ladera mediante rampa lateral (fig.5), empleado como acceso para los equipos de movimientos de tierra, permitiendo descargar la zona y generar plataformas. Una vez asegurado el acceso al núcleo central del deslizamiento (fig.6), se efectuó una segunda campaña geotécnica, permitiendo conocer que el terreno terciario sano aparecía a la cota +707.
Los datos geotécnicos (tabla 1) y un análisis retrospectivo de estabilidad permitieron evaluar las características geotécnicas exactas de los diferentes estratos y así modelizar el terreno mediante el programa SLOPE/W, para evaluar el coeficiente de estabilidad de la solución propuesta (fig.7). El modelo mostró la necesidad de una contención para alcanzar el terreno competente, evitando de este modo deslizamientos locales en la masa movilizada. Dicha contención precisaba evitar el empleo maquinaria de cimentaciones especiales (pilotaje), dada la insuficiente capacidad portante de las plataformas. Tras valorar diversas opciones (tablestacados, micropilotes), finalmente se consideró óptima una solución de bataches de escollera hormigonada, conformando una alineación de costillas perpendicular al eje del deslizamiento, que permitía simultanear la contención provisional con su posterior empleo como cimentación del manto de escollera (fig.1).
La contención permitió ejecutar el muro pie de escollera hormigonada, de 5 m de profundidad, formado por bloques de 70 cm, con una coronación coincidente con el muro preexistente (+712), y de ancho variable 4-5 m, drenado para permitir la captación y evacuación tanto de las aguas procedentes del terreno como de la infiltración pluvial. Sobre éste, se apoyó el espaldón de escollera sobre tres plataformas, y en cada una de ellas se dispuso una alineación de drenes californianos para aliviar la presión intersticial de los diversos niveles arenosos, canalizándose y descargando con bajantes hasta el muro de pie.
Con el objeto de integrar la solución en el entorno del Parador se fijó como criterio el empleo de la caliza del páramo. Para su aplicación como escollera, se empleó la Guía de Muros de Escollera del MFOM, evaluando el ángulo de rozamiento a partir de la metodología recomendada por Barton (1981). Dada su sensibilidad, fue preciso corroborar mediante ensayo de la escollera en caja de corte de gran tamaño, efectuado en el Laboratorio de Geotecnia del Cedex. Dicho ensayo permitió verificar la resistencia a corte (τ) frente a las diversas cargas verticales (σ, tensión normal) actuantes en la masa del espaldón.
Por último, se dispuso un vial a media ladera, que una vez se complete la restauración ambiental del entorno del Parador, permitirá acceder desde el pie al Paseo de la Mota (fig. 8).
Conclusiones
La reparación del deslizamiento de los Cuestos de la Mota ha permitido la transformación urbana del entorno del Parador de Turismo de Benavente, convirtiéndolo en un caso paradigmático de recuperación e integración ambiental. Para ello, se han empleado criterios de sostenibilidad tanto ambiental (empleo de la caliza del páramo), como económica (desarrollo de la actividad local) y social (accesibilidad al Parador).