Fundació per la Industria analiza la transición energética en la industria
En una sesión organizada a finales de septiembre, Fundació per la Indústria y la Dirección General de Industria del Departament d’Empresa i Treball, en colaboración con la UPC, presentaron las conclusiones de su último Observatorio, basado en la transición energética.
Durante la presentación intervinieron Miquel Ribé, presidente de la Fundació per la Indústria, Natàlia Mas, directora general de Industria del Departament d’Empresa i Treball, Climent Molins, vicerector de Transferència, Innovació i Emprenedoria de la UPC, y Jordi Berenguer, catedrático de la Escola Universitària del Departament de Teoria del Senyal i Comunicacions de la UPC, y director del estudio.
La Transición Energética (TE) es la principal herramienta disponible para resolver la emergencia energética y climática. Básicamente es un camino hacia la transformación del sector energético que reclama que el sistema actual basado en combustibles fósiles y energía nuclear de fisión deje paso a un sistema más fundamentado en renovables, así como la necesidad de mejorar la eficiencia energética y el modo de consumo en todos los ámbitos.
Y precisamente el objetivo del estudio es analizar en profundidad los efectos de la TE en la industria catalana: cómo afectará la transformación de determinados procesos industriales, así como al sector del transporte, a causa de su elevado consumo energético, y de su alta generación de emisiones. También analizaron los obstáculos potenciales para el despliegue de la TE y sus efectos sobre el desarrollo económico y sobre la ocupación, por lo cual aportan al final unas recomendaciones de políticas industriales.
El estudio, presentado por Jordi Berenguer, propone para dicha transformación energética diversas actuaciones que deberían implementarse a plazos: de 2020 a 2030 hay que centrarse en la mejora de la eficiencia energética y el despliegue de energías renovables tanto en la industria como en el ámbito doméstico, fomentar la economía circular y la ocupación, la incorporación de las TIC en el sistema energético y fomentar un cambio de hábitos de consumo para revertir o mitigar los efectos del cambio climático. A medio plazo (hasta 2040) deberían implementarse energías renovables a la gran industria, transporte y servicios, incidiendo en la instalación de grandes parques fotovoltaicos y eólicos, implementar grandes centros de almacenaje energético, abordar la transformación de determinados procesos industriales y el uso de la energía nuclear como herramienta que facilitara este proceso de transición, pese a que su desmantelamiento está previsto para 2030.
Y finalmente, a largo plazo, más allá de 2040, consolidar las transformaciones de los anteriores plazos y consolidar un sistema energético basado mayoritariamente en las energías renovables, la transformación del modelo económico y empresarial y lograr un sistema energético participativo y distribuido.
En la transformación energética se encuentra la industria circular y sostenible, permitiendo la recuperación de energía y de materiales, y una industria con una progresiva implantación de Industria 4.0, procesos automatizados y eficientes. Esta transformación puede suponer también un impulso a la expansión económica y tendrá efectos positivos sobre la ocupación y la formación.
Dirigido por Jordi Berenguer, dicho estudio fue elaborado por un equipo interdisciplinar de la UPC con Xavier Ayneto, Vicenç Fernàndez, David Fortuny, Francesc Guinjoan, Carles Riba, Lluis Romeral, Mireia de la Rubia y Laura Tuduri.