El salto de calidad de China
A medida que su economía crece, China está adoptando las técnicas de fabricación modernas, contrastadas durante décadas por empresas estadounidenses y europeas. Además, esta tendencia no solo la siguen las grandes compañías chinas. Los responsables de pequeñas empresas familiares del gigante asiático quieren emular a sus homónimos occidentales, quizás porque no se hacen ilusiones acerca de competir a escala internacional a largo plazo, ya que llegará un momento en que las diferencias de salarios serán historia.
En la antigua ciudad de Suzhou —patrimonio mundial de la Unesco—cuyos jardines tapiados de más de mil años de antigüedad atraen a visitantes desde tiempos inmemoriales, Suzhou Eric Company, una empresa pequeña pero con grandes ambiciones va varios pasos por delante de la competencia. El señor Yu, fundador y director general, bautizó la empresa con el nombre de su hijo, quien actualmente tiene trece años y, durante las vacaciones escolares, incluso ayuda a su padre a poner a punto y manejar las dieciséis máquinas herramienta CNC de Haas que tiene Suzhou Eric Company.
La fábrica de Suzhou Eric Company destaca por el orden y la eficacia. Cualquiera pensaría que estamos en Alemania o Indiana si no fuera por las caras de los maquinistas... ni por el calor y la humedad sofocantes.
Pese a que sólo hace cinco años que se fundó la empresa, en 2009, Eric Company se ha expandido rápidamente y, hoy en día, tiene una plantilla de ciento diez trabajadores entre los cuales, quince ingenieros y, algo notable, ocho ingenieros de control calidad. La mayoría de ellos trabaja en salas de medición dotadas de aire acondicionado y equipadas con palpadores y máquinas de medición por coordenadas. En Occidente es habitual oír a la gente quejarse de que los fabricantes chinos sólo saben producir piezas baratas, de baja calidad. Pero salta a la vista que eso no es así en Eric. En su primer año de actividad, la empresa facturó alrededor de un millón de CN¥ (117.000 €). La previsión para 2013 fue de ¡cuarenta millones de CN¥! (4,8 €).
General manager y fundador de Suzhou Eric Company, Mr. Yu, empezó la compañía en 2009 y en la actualidad emplea a 110 personas.
La ambición de Yu es que la empresa se convierta en un proveedor integral para sus clientes, la mayoría occidentales, como Ingersoll Rand, Singapore Aerospace Manufacturing, GSI Lasers y Camtek Intelligent Imaging, por citar algunos.
La producción de la empresa se divide actualmente entre los encargos para el sector aeronáutico, los equipos médicos y los equipos de precisión. Yu cree que las grandes oportunidades de crecimiento están en los sectores aeronáutico y médico, así como en el servicio a empresas extranjeras afincadas en China que buscan productos de calidad con la rapidez en las entregas a la que están acostumbradas.
A pesar de su pasión por la ingeniería de precisión, Yu se considera más un comercial que un ingeniero. Nuestro protagonista proviene de una familia con negocios en el sector de la fabricación, pero él siempre se ha dedicado a la labor de venta. Aun así, Yu acepta la categoría de ‘ingeniero autodidacta’. Su verdadero talento, no obstante, es su capacidad para contratar a las personas adecuadas y darles la oportunidad de explotar sus conocimientos. Ahí radica su habilidad como director.
“Tenía algunas acciones en la empresa de mi padre”, cuenta Yu, “que usé para fundar Eric. La primera máquina Haas que utilicé estaba en la empresa de mi padre, que fundó en 1999. Aprendí mucho gracias a los expertos que trabajan allí”.
La compañía tiene 16 máquinas Haas CNC con las cuales fabrican piezas en su gran mayoría para clientes occidentales en la industria aeroespacial, médica y equipos de precisión.
Cada vez más, los fabricantes de equipos originales afincados en China se abastecen de piezas procedentes de fuera del país. Al preguntarle a Yu a qué cree que se debe esta tendencia, me contesta que las empresas extranjeras suelen usar mejor tecnología y estar mejor organizadas que las autóctonas. También subraya que los controles de calidad de las empresas de fuera son más rigurosos que los de la mayoría de compañías chinas, lo que significa que el cliente sabe que recibirá piezas correctas. Sin embargo, la apuesta de Yu para el futuro de su empresa es que los trabajadores chinos alcancen los estándares de calidad que piden los fabricantes de equipos originales occidentales.
Por supuesto, para conseguirlo, es necesario que los operarios chinos dispongan de las mismas tecnologías y formación que el resto del mundo. De ahí que en 2009 Yu invirtiera en un centro de mecanizado vertical Haas VF-2, que un amigo le recomendó encarecidamente. La empresa usó la máquina para fabricar equipos de precisión para inspeccionar placas de circuitos impresos para CAMTEK. “El cliente tenía una capacidad de mecanizado limitada por entonces, así que nos dieron la oportunidad de trabajar para ellos”.
En total, Eric Company produjo doscientas piezas diferentes para CAMTEK en un periodo de dos meses. “El operario de esa primera VF-2 es ahora nuestro director de operaciones”. Yu quedó impresionado con el rendimiento de la máquina y desde entonces su empresa ha comprado equipos Haas cada año.
“Cada vez que queremos una máquina nueva, el señor Hu, de la tienda de la fábrica Haas de Suzhou, viene a verme para ver exactamente qué necesitamos y para qué tenemos previsto usar el equipo. Siempre ha sido un proceso de mucha cooperación. La relación con la tienda de la fábrica Haas ya no es solo profesional, sino también personal, algo muy importante para nosotros”.
“Las máquinas Haas son muy precisas. Tenemos clientes que exigen una precisión muy elevada y otros que no tanto. Para nosotros, el desafío no ha sido conseguir la precisión necesaria –las máquinas Haas nos lo han puesto fácil–, sino el control de calidad, en el que hemos tenido que invertir. Usamos un método de inspección del primer artículo, para el que los operarios de las máquinas herramienta tienen acceso a toda la información sobre la pieza y el trabajo en un ordenador situado en la estación de trabajo”.
Las máquinas Haas son particularmente atractivas en los comienzos y puesta en marchas de un taller ya que ofrecen una gran capacidad y un precio muy competitivo.
Yu cree que las máquinas Haas son muy atractivas para aquellos talleres que empiezan, ya que ofrecen un gran rendimiento a un precio muy competitivo. Además, recalca que no ha tenido ningún problema técnico con ninguna de las máquinas Haas durante los primeros tres años de funcionamiento.
“Y cuando hemos tenido alguna incidencia, el servicio técnico y la atención al cliente han sido excelentes. Si algún día tenemos un problema técnico, el ingeniero de servicio está aquí con los recambios en un máximo de cuatro horas. Es lo que nos prometió la tienda de la fábrica Haas la primera vez que adquirimos una máquina, y han cumplido su palabra. La entrega también es muy rápida. Cuando necesitamos una máquina nueva, nos llega enseguida”.
“En pocas palabras: confiamos en Haas. Son máquinas fantásticas, y el servicio es excepcional, sobre todo si las comparamos con otras marcas”.
Con clientes que requieren grandes niveles de precisión, Eric Company valora la capacidad de las máquinas Haas. Han invertido en un proceso First Article Inspection y cada operario de máquina tiene acceso a la información de toda la pieza y al trabajo en un PC colocado en su sitio de trabajo.
Independientemente de que Yu se considere o no un ingeniero, lo que está claro es que es una persona curiosa por naturaleza. Tiene un deseo incansable de aprender siempre de todo el mundo. Su objetivo final —que comparten todos los que ocupan cargos de responsabilidad en su empresa— es muy simple: satisfacer a los clientes. Yu decidió trabajar con Haas porque “compartimos la misma filosofía”.
Eric, su hijo de trece años, está en la fábrica el día de mi visita, manejando una Haas CNC Mini-Mill. Su padre dice que no espera que su hijo acabe trabajando en la empresa en el futuro. Lo que quiere es que aprenda a valorar el trabajo duro en vez de perder el tiempo en los ratos libres. Por eso insiste en que Eric vaya a la fábrica a trabajar codo con codo con los maquinistas. “Así sabe lo que significa aplicarse en una tarea. Y si algún día decide desempeñar su carrera profesional en la empresa, o en el sector de la ingeniería de precisión, esta experiencia le será útil”.
Puede que al joven Eric Yu no le interese demasiado el pasado industrial de China, pero, como hijo de un emprendedor de la fabricación de éxito, podría, si quisiera, ser parte del futuro industrial del país. Su generación tiene a su disposición las mejores herramientas y técnicas. Lo que hagan con ellas probablemente cambiará el mundo tal y como lo conocemos. La historia de China lo demuestra.