El sector del aluminio, principal afectado por los costes regulatorios de la UE, según un informe de la Comisión Europea
11 de noviembre de 2013
El sector del aluminio en Europa ha perdido competitividad a causa del coste al que le someten las políticas de la UE. Esta es la principal conclusión de un estudio de la Comisión Europea publicado recientemente, en el marco del Examen de Idoneidad sobre el sector del aluminio.
El Centro para el Estudio de Políticas Europeas (CEPS) ha realizado por primera vez un análisis sobre los costes que soporta el sector del aluminio atribuibles a la legislación europea durante los últimos diez años en los campos de energía, cambio climático, medio ambiente, competencia, comercio y sectores de productos. El estudio analizó 46 plantas que representan más de un 60% de la capacidad de producción de la UE.
“Los resultados muestran claramente el considerable impacto de coste negativo de algunas normas europeas que afectan a nuestra capacidad de competir a nivel internacional”, ha declarado Gerd Götz, director general de la Asociación Europea del Aluminio (EAA). “En Europa, la demanda de soluciones de aluminio está creciendo mientras se desploma la producción en el continente. Agradecemos al vicepresidente Antonio Tajani que haya realizado esta investigación. Ahora es el momento de una respuesta política firme e inmediata”.
“La evaluación destaca de manera especial la diferencia entre las plantas de aluminio primario europeas que todavía están protegidas del coste de las políticas europeas, debido a contratos de largo plazo anteriores a la normativas del Sistema de Mercado de Emisiones (ETS), y aquellas que están totalmente expuestas al mercado de electricidad europeo y a las normativas ETS. Estas últimas se han convertido en las plantas de aluminio primario menos competitivas del mundo y soportan costes adicionales de hasta 228 euros por tonelada de aluminio producida; es decir, un 11% del coste total de producción”.
El estudio destaca que los recargos y costes indirectos del ETS (los costes del CO2 que los productores de electricidad repercuten en la factura eléctrica) y los recargos adicionales para apoyar a las energías renovables, son las principales causas de la pérdida de competitividad del sector. También resalta la necesidad de apoyar a los principales sectores que demandan aluminio para impulsar las aplicaciones comerciales del metal, que contribuye a desarrollar soluciones más sostenibles en diversos mercados. Como resultado de esta pérdida de competitividad, la capacidad de producción primaria de aluminio en Europa se ha reducido en un tercio entre 2007 y 2012, debido a cierres de plantas y a recortes de producción. Esta pérdida de producción afecta también a todos los grupos industriales a nivel regional y amenaza a numerosas instalaciones de downstream y PYMES, que se benefician de la proximidad y de los conocimientos de los proveedores locales. Sin embargo, esta tendencia podría revertirse y fomentar el renacimiento del sector del aluminio en Europa.
El presidente de la EAA Roeland Baan (Aleris), junto con el director general de la EAA y algunos primeros ejecutivos de de las principales empresas del sector transmitieron hoy al Comisario de Industria de la UE, Antonio Tajani, una serie de recomendaciones específicas para revitalizar este sector estratégico para Europa. La EAA solicita medidas políticas concretas para
- Lograr unos precios de la energía competitivos mediante políticas industriales, medioambientales y energéticas sensatas.
- Garantizar la disponibilidad de chatarra y aumentar el potencial de reciclaje del aluminio.
- Mantener la cadena de valor industrial europea, promover la innovación y fomentar la demanda de soluciones eficientes en recursos.
“Declaramos nuestro firme apoyo a los objetivos UE 2020 y al ETS como instrumento de mercado para alcanzar los objetivos relacionados con el cambio climático. Sin embargo, ahora es el momento de llevar a cabo una revisión pragmática de las políticas climáticas y energéticas de la UE para detener las ‘fugas de carbono’ y la consiguiente desindustrialización, además de mantener el empleo y el liderazgo tecnológico de Europa. Europa no puede permitirse perder un sector que contribuye a la transición hacia una economía baja en carbono y eficiente en términos de recursos”, concluye Roeland Baan.