Entrevista a Pablo Saiz, CTO en Woodea y doctor en la Universidad Europea de Madrid

La construcción va camino de la industrialización, para mejorar su productividad, la calidad de las viviendas e, indudablemente, construir edificios más sostenibles. Pese a que en España sólo un 1% de las edificaciones es industrializada, este nuevo método ofrecerá nuevas oportunidades laborales y un mayor control de los procesos, como nos explica el arquitecto Pablo Saiz, CTO de Woodea, Profesor en la Universidad Europea de Madrid y autor del libro ‘La casa industrializada, un sueño incompleto’, en la siguiente entrevista.

Se trata de uno de los métodos de producción arquitectónica más eficaces. Ahora se retoma un camino que se abandonó en la década de los 70, en pleno proceso de industrialización de la construcción. Hasta ahora, se ha permitido construir de forma más ineficaz porque había mucho margen en la construcción, pero el escenario ha cambiado y se necesitan nuevas estrategias, para que el sector de la arquitectura y la construcción acabe siendo competitivo.

Pablo Saiz es CTO en Woodea, doctor en la Universidad Europea de Madrid y autor de ‘La casa industrializada, un sueño incompleto’.

Muchas y diversas, entendiendo como construcción industrializada aquella que sigue los mismos principios y estrategias que la producción industrial. Gracias a estos procesos, nuestra industria de la construcción ganará en eficacia. En primer lugar, en cuanto a la duración de la obra, los métodos de construcción industrializada acortan los tiempos de la construcción tradicional de un 30% a un 50% y, fundamentalmente, grandes incertidumbres en los plazos. A esta predictibilidad de tiempo se le une la del coste. Con metodologías de Target Cost and value design, utilizadas en el desarrollo de producto, se optimizan los costes que, unidos al ahorro de tiempo, redundan en un ahorro del coste de la construcción. La siguiente ventaja atañe a la calidad, la construcción en fábrica, también conocida como off-site, permite una mayor supervisión de la calidad del producto. Seguiríamos con el ahorro de recursos materiales, la gestión de los residuos, la incorporación de la mujer a la obra, la posibilidad de dar respuesta a la falta de mano de obra, y otras muchas ventajas.

La revolución que propició Ford con su modelo T, permitió a la industria de producción de bienes aplicar esas mismas metodologías a la producción en masa de artículos de calidad accesibles a todos. ¿Por qué no aprovechar esas mismas estrategias para la construcción? Ford aplicó los estudios sobre la organización del trabajo de F.W. Taylor, junto con el principio de intercambiabilidad de piezas de la industria armamentística y la cadena de (des)montaje de los mataderos, para cambiar para siempre los métodos de fabricación. La idea de aplicar esas estrategias a la construcción no es nueva y comenzaron, precisamente, tras la presentación del Ford T. Por aquel entonces, también se vivía un período de crisis, mucho más grave si lo comparamos con el período pandémico actual, como fueron la I y II Guerra Mundial. En un ejercicio de resiliencia de la industria, se transfirieron al sector de la automoción los conceptos aplicados de Taylor, para crear una industria de la construcción eficaz. Método que se realiza en otros sectores como el retail, por ejemplo. Y aunque lamentablemente, la industria general, como ya he comentado, abandonó ese camino allá por finales de los 70, actualmente, hay fábricas en Japón que construyen viviendas en una cadena de montaje, como si se tratara de una fábrica de coches. Éste es el futuro de la construcción, sólo tenemos que volver a retomar el camino abandonado.

La madera es un material con gran futuro en la industria de la construcción, por su reducción de la huella de carbono y menor impacto medioambiental.

El crecimiento será exponencial. Es cierto que en países como Suecia, Inglaterra, Estados Unidos, Japón o Alemania el porcentaje es muy superior, en algunos productos se alcanza el 100% de industrialización o la mayor parte de las construcciones de determinadas regiones utilizan algún elemento industrializado. La propia naturaleza de la construcción es la de mejorar, para aumentar el nivel de eficacia. Pero esta transformación será paulatina y surgirá de forma natural. En el sector ya se han dado cambios que se han mantenido hasta nuestros días, como un elemento propio de la construcción. Sirva de ejemplo el paso del tabique de rasilla al de yeso laminado o en las instalaciones de fontanería reemplazando el cobre por el polietileno. En la actualidad, surgen nuevas estrategias que contribuyen a optimizar los tiempos. Existen empresas que, en vez de construir un envolvente ladrillo a ladrillo, se prefabrica en el taller. Es indiscutible que se está viviendo en la construcción una evolución, pero hay que seguir empujando el ritmo que está tomando, para que sea consistente. Pero nadie duda que el sector debe sufrir una reconversión.

La construcción industrializada trae dos promesas fácilmente alcanzables. La más evidente es una construcción más eficaz. En España, el tiempo empleado de horas-hombre por metro cuadrado se duplica, respecto a la media europea. Los países más avanzados en este tipo de metodologías, con Japón a la cabeza, se encuentran a gran distancia por debajo de esa media. Por otro lado, respecto a la sostenibilidad, los métodos tradicionales son procesos de la cuna a la tumba. Una vez acabada la vida útil de un edificio, éste se convierte en una enorme montaña de residuos difícilmente reciclables. Para que sea reciclable, la arquitectura debe ser desmontable, en vez de demolerse, y ésta es una estrategia propia de la construcción industrializada. Para que la construcción pueda entrar en el mundo de la economía circular, debe basarse en un proceso de montaje de componentes que sea reversible. En este sentido, el desmontaje permite reutilizar y reciclar elementos con una mayor eficacia. También debemos apostar por materiales más sostenibles como la madera u otros biomateriales, que nos permiten reducir la huella de carbono de la construcción y trabajar con materiales renovables en lugar de materiales finitos y extractivos. La madera va a tener un gran futuro en nuestra industria de la construcción. Y, en este sentido, creo firmemente que el binomio construcción industrializada y madera que va a traer consigo grandes avances en el terreno de la sostenibilidad de la construcción.

La mayor dificultad es el desconocimiento. El sector de la construcción es un sector de gran responsabilidad. Todo lo que suene a innovación se ve como una reticencia y, de esta manera, se convierte en un sector muy conservador. Por esto, es necesario ir poco a poco, no plantear revoluciones sino un camino de constantes y continuas evoluciones. Estos métodos de producción industrial pueden implementarse de manera gradual, comenzando por la mejora de los procesos a través del Lean Construction, el aumento del uso de componentes prefabricados y la digitalización.

Una de las ventajas y características de los procesos industriales es el empleo de mano de obra no cualificada. Para ciertos sistemas de construcción industrializada, cualquier persona con capacidad para manejar un taladro puede entrar a trabajar ahora, sólo requiere una formación básica, con lo que se consigue mano de obra inmediata, sin necesidad de una formación específica como albañil o encofrador. Esto no quiere decir que no es necesario incidir en la formación. Se debe fomentar una nueva formación en este campo, van a surgir nuevos puestos de trabajo en cantidad y, especialmente, de técnicos. El nivel medio de formación subirá en líneas generales, más puestos cualificados y de mayor valor. Se requiere formación en toda la cadena de valor, desde trabajadores de primer nivel a industriales, aparejadores y arquitectos todos deben formarse en estas nuevas metodologías. El sector debe pasar de una gran masa laboral expuesta a unas condiciones muy duras de trabajo, con un nivel de temporalidad muy alto y poca participación de técnicos o trabajadores con un mayor nivel de formación, al empleo de menor mano de obra y mayor incorporación de técnicos. Habrá más ingeniería de procesos, más jefes de fábrica, especialistas en logística. En definitiva, un aumento del valor del conjunto de trabajadores de nuestra industria.

Prefabricar simplemente es fabricar antes de colocarlo en obra. Puedes prefabricar una casa de manera muy artesanal en un taller. Si además de llevarte partes de la obra a la fábrica (componentes) incorporas gestión de trabajo (Lean Construction) y digitalización ya tienes la base de los procesos industriales. Para industrializar es importante emplear estas estrategias en conjunto, para mejorar la operatividad y en definitiva la eficiencia de todo el proceso.