Garden Arc de Barà, experiencia y tradición
16 de enero de 2012
Corría la década de los años sesenta, cuando Ramón Pagés fundó el que hoy en día conocemos como Garden Arc de Barà, pero en 2003 traspasó el negocio a la Familia Fuster, quien actualmente regenta este negocio familiar. Jordi Fuster, gerente del centro de jardinería, siempre ha tenido una relación muy estrecha con la jardinería: “he tocado la planta durante toda mi vida. Mi abuela Quimeta estaba al frente de una floristería en el mercado de Sabadell y mi padre, Manel Fuster, en un principio se dedicó como hobby hasta que abrió un pequeño negocio relacionado con este mundo”. Tanto es así, que el destino hizo posible que Jordi Fuster siguiera unido a la profesión de sus progenitores. Como bien afirma, “nunca me hubiera imaginado estar al frente del negocio que actualmente regento”.
Una palmera, el primer contacto de la Familia Fuster con el Garden Arc de Barà
Después de cerrar su pequeña jardinería en El Francàs (Tarragona), un buen día Jordi Fuster mandó a su hijo, también Jordi, a comprar una palmera para su jardín al Garden Arc de Barà, entonces gestionado por Ramón Pagés, a quien ya conocían. Ese día, Jordi no salió sólo con la palmera debajo del brazo, sino también con la buena nueva que el propietario del centro de jardinería se jubilaba y le propuso que su padre se quedara con el negocio. Jordi Fuster no lo dudó y desde el 2003, toda su familia forma parte del centro de jardinería. Su mujer y su hija, Maria Roser y Laia, respectivamente, se encargan de la sección de objetos y elementos de decoración e interior; su hijo Jordi, del departamento de compras y del cuidado y la poda de todas las variedades de plantas, árboles y flores; y Xavier, su otro hijo, se encarga del sector de los animales, su gran pasión. Aunque como bien dice Jordi Fuster, “aquí todos hacemos de todo. Tenemos la capacidad para realizar cualquier cosa”.
De izquierda a derecha, Laia Fuster, Xavier Fuster, María Rosa Rubio, Jordi Fuster (hijo) y Jordi Fuster (padre), delante de la entrada del establecimiento.
El Centro
Diez mil metros cuadrados son los que alberga el centro de jardinería, aparte de las 200 plazas de parking disponibles para los clientes. Las instalaciones se dividen en siete zonas especializadas en: productos de decoración (planta artificial y objetos para el hogar), espacio de planta interior (plantas y macetas para la casa), espacio de riego y ferretería (herramientas para el jardín), espacio fitosanitario (productos insecticidas, abonos y fungicidas), espacio de tierras y áridos (tierra para cualquier tipo de planta), el espacio de los arbustos y árboles, y el espacio de la planta de la temporada, que según Jordi Fuster, “es el motor del centro y marca el arranque y el final de la temporada”.
Desde diciembre de 2010, el centro de jardinería Arc de Barà forma parte del Grupo Jardinarium, uno de los objetivos del cual es conseguir la mejora de la competitividad de sus socios frente a los grandes centros de distribución del sector. En la actualidad, Jardinarium cuenta con más de 25 asociados que aportan alrededor de 36 puntos de venta repartidos por toda la geografía española y que dan empleo a más de 750 personas, con una facturación anual agrupada de 52 millones de euros y una superficie total destinada a la venta de 275.000 metros cuadrados. Como en el caso del Garden Arc de Barà, los centros de jardinería asociados a Jardinarium son empresas familiares que acumulan una experiencia media en el sector de más de 20 años.
El ciclamen y el geranio, los más vendidos
Si hay una planta propia de los meses fríos del año, ésa es el ciclamen. Con su colorido aporta una pincelada de alegría al gris invierno, convirtiéndose en la opción idónea para preservar una imagen alegre de nuestro jardín. Según Jordi Fuster, “el ciclamen se ha puesto de moda en los diez últimos años, cosa que nos ha permitido una manutención del negocio en la época de invierno”. Como la mayoría de centros de jardinería, el Garden Arc de Barà, oficialmente, empieza la temporada en el mes de febrero y finaliza a mediados de octubre, con lo cual la venta del ciclamen facilita la realización de unas ventas en los meses más fríos del año.
La situación actual
“Como mínimo, en 2012, la situación económica permanecerá igual, o esto es lo que me gustaría. Soy muy positivo y desde mi humilde punto de vista, no se puede ir a peor de lo que ya estamos viviendo”, afirma Jordi Fuster. Como muchas otras empresas, grandes o pequeñas, la crisis también afecta al centro de jardinería, aunque desde hace 6 años, en el 2006, la familia Fuster ya optó para ajustarse a unas series de medidas para adaptarse, en la medida que fuera necesario, “a los tiempos de recesión que hemos vivido y estamos viviendo”, según el responsable del centro.
Una de estas medidas fue una reestructuración del personal, quedando diez empleados de los quince que hasta la fecha formaban la plantilla del Garden Arc de Barà. Tal como informa Jordi Fuster, “una buena organización a tiempo ha hecho posible una estabilidad y la posibilidad de estar preparados para prevenir cualquier contratiempo”.