Viveros Guzmán, 40 años creciendo
03 de mayo de 2011
El negocio comenzó en 1958 de la mano de Francisco Guzmán en la malagueña localidad de Coín, con una pequeña plantación de árboles frutales y cítricos. En 1972, su hijo Francisco Guzmán García se hace cargo del negocio, apostando por frutales tropicales como el aguacate, la chirimoya o el mango. En 1981, se trasladan a Alhaurín de la Torre, donde nacería el Garden Viveros Guzmán.
Desde que la tercera generación se ha hecho cargo del negocio, se ha producido un crecimiento exponencial, con la internacionalización y venta a otros países gracias a la adquisición de la empresa danesa Viveros Europlantas, que distribuye por toda Europa plantas como los rosalitos mini, que tienen un gran éxito allá donde van. Por otra parte, en los últimos tiempos se han dedicado también a la venta a países árabes como Emiratos Árabes, Turquía, Kazajistán, Marruecos, Túnez o Siria.
También ayudando a los mayoristas
Cierto es que no es lo mismo un cliente que viene a comprar una planta de dos euros que atender a un empresario mayorista, que tiene otro tipo de necesidades. Por esta razón Viveros Guzmán dispone de un local en Fuengirola, en el que los mayoristas son atendidos respondiendo a sus necesidades, con los productos que les interesan. La empresa tiene ahora el objetivo de consolidarse, tras las recientes inversiones y crecer de forma sostenida para poder fortalecerse. Los 200 trabajadores de esta empresa ponen su esfuerzo para que eso ocurra.
El propio Andrés Guzmán comenta en una entrevista concedida a Interempresas que no es fácil crecer porque “el negocio de las plantas requiere mucha atención, una plantilla de gente preparada a la que hay que formar y, por tanto, se trata de un negocio complicado”. En estos momentos ya hay planes de establecer un punto de venta en la capital y de reformar un establecimiento de Marbella (Málaga), incluso, a largo plazo, están preparando un proyecto para Sevilla.
A pesar de tener dos productos estrella como los aguacates o los rosalitos mini, Viveros Guzmán se ha preparado siempre contra los inconvenientes del camino, como puede ser el escarabajo picudo, que suele afectar a las palmeras y del cual tienen buena experiencia a la hora de tomar medidas preventivas.
Actualmente, afrontan el futuro con más esperanza de la que anteriormente esperaban. “La gente sigue viniendo a pasear a los viveros, se gastan un poco menos de dinero, pero siguen viniendo”, comentaba Guzmán. Y es que saben que la mejor forma de fidelizar al cliente es “tratándoles lo mejor posible, claro, dándole la máxima atención en el punto de venta y formando a los profesionales que le atienden para que sienta a gusto y quiera volver”. Y si eso no es suficiente, en Viveros Guzmán se dan cursos de jardinería para fidelizar a sus clientes, crear nuevos aficionados a la jardinería y al cuidado de las plantas. Dense prisa, que ya hay lista de espera.