Por una arboricultura más moderna y sostenible
3 de abril de 2012
La Asociación Española de Arboricultura (AEA) se funda en diciembre de 1994 con el propósito de erigirse en la institución oficial protectora y promotora de las actividades arboricultoras en territorio nacional. Para cumplir con su misión, la AEA fomenta desde su creación, la formación y divulgación científica y cultural en materia arbórea y sus ámbitos de actuación.
Con este primer párrafo y algunos más, nos presentamos en nuestra web www.aearboricultura.org. Mucho ha llovido desde esos inicios y mucho ha cambiado en nuestras calles, parques y jardines, la forma de entender el árbol ornamental, profesionalmente hablando. Hemos avanzado en todos los campos: la producción en vivero, las técnicas de plantación, la poda, la profesionalización de los podadores, la formación de los técnicos, la gestión especializada del árbol, etc. Aun así queda mucho por hacer y en los tiempos que corren, el árbol (y su gestión) parece que va a ser digerido dentro de una gran comida, donde este elemento, lo más importante de nuestro patrimonio verde, puede que no pase de ser el aperitivo o el postre de platos de mayor volumen, como la jardinería en general, la limpieza viaria, la recogida de residuos, la señalización o el mobiliario urbano. De la especificidad pasamos a la globalización del servicio. Nada que objetar si los estándares de calidad y de profesionalidad del servicio se mantienen.
A vueltas con la gestión y mantenimiento del arbolado en las ciudades, huelga decir que llevamos mucho tiempo con una china en el zapato, que parece que no duele, pero que con el tiempo, molesta y mucho. Se llama planificación y lugar de plantación. Si durante las pasadas décadas hemos mirado la parte que se ve del árbol, ahora toca pensar y mirar bien la que no se ve, es decir las raíces y el lugar que ocuparan éstas en el subsuelo urbano, lleno de por sí de todo menos de suelo, agronómicamente hablando.
Por otro lado, nosotros, los profesionales de la arboricultura de este país, ya tenemos conocimientos y herramientas para llevar a cabo casi cualquier solución, me atrevo a decir, pero otra cosa es que la podamos llevar a cabo. En pocas palabras, sabemos más de lo que podemos hacer o nos dejan hacer. ¿Y qué está pasando entonces? Pues que, a mi entender, quien paga los impuestos desconoce qué es realmente un árbol y cuál debe ser su adecuada gestión en espacios verdes urbanos. Todo el mundo está de acuerdo en reconocer los valores positivos que aporta un árbol al entorno urbano, hasta que lo tiene delante de su balcón o se tuerce el tobillo dentro de un alcorque.
Como presidente de la AEA, soy el primero en hacer autocrítica. Después de aprender mucho ya estamos preparados para todo, pero hemos hecho poca difusión a pie de calle y tenemos que dar a conocer al ciudadano qué es un árbol y cómo se comporta en la ciudad con un lenguaje menos técnico y más llano. Deben saber que hay unos profesionales llamados arboristas que cuidan estos árboles. Sólo así generaremos ‘demanda’ de arboricultura moderna y sostenible, garantizando árboles que permanezcan durante décadas sanos y bellos a nuestro lado.