Entrevista a Juan Luis Ruiz Dyezma, paisajista y diseñador de espacios urbanos
30 de septiembre de 2009
¿Hacia dónde tiende el paisajismo en nuestro país?
En España el paisajismo tiende aún a concienciar al público. La mayoría de las personas de a pie desconocen la misión de un paisajista y su cometido. Siendo el país con más variantes históricas de jardines del mundo, actualmente somos uno de los más atrasados en este aspecto. A nivel técnico y profesional, nos dirigimos hacia una ordenación del territorio más equilibrada y en armonía con el medio ambiente. Aquí entran a formar parte la utilización de las plantas autóctonas de la Península Ibérica aplicadas a la jardinería.
Uno de los conceptos más comentados y debatidos en los últimos tiempos es el de la xerojardinería. ¿En qué consiste?
¿En un país como el nuestro es importante tener en cuenta la pluviometría de la zona para saber el jardín que se ajusta a aquel lugar en concreto?
Efectivamente, es uno de los puntos básicos en el momento de la elección de las especies vegetales (arbóreas, arbustivas o herbáceas) y algo que tiene muy en cuenta la xerojardinería.
En su currículum se define como un paisajista que apuesta por el concepto de sostenibilidad en sus trabajos. ¿Qué significa ser sostenible a la hora de diseñar un paisaje?
La sostenibilidad de un jardín significa que ese jardín no consuma agua, salvo las aportaciones que de forma natural le reporten las lluvias. Significa que toda la energía que consuma se produzca de manera limpia, como por ejemplo a través de placas fotovoltaicas. Que todos los restos vegetales que produce un jardín sean reciclados en una planta de compostaje, e incluso en el caso de parques públicos donde existen servicios públicos, que las aguas fecales sean recicladas con filtros verdes de plantas emergentes.
Cuando pronunciamos las palabras paisajes y jardines nos suele venir a la mente grandes prados, parques, bosques, etc., ¿pero un paisaje puede ser también algo mucho más pequeño y rodeado de edificios en una gran ciudad?
Paisaje es todo lo que nos rodea, sean vegetales o no. Teniendo en cuenta que prácticamente no quedan en el planeta paisajes naturales que no hayan sufrido la intervención de la mano del hombre y la grandiosa importancia de los vegetales dentro del urbanismo tanto histórico como contemporáneo, podemos observar hoy día paisajes en pueblos y ciudades.
¿Cuál es la mejor época para ejecutar un jardín?
Otoño, sin duda, seguido del invierno, la primavera y por último el verano. Cuando se trasplantan vegetales, necesitan de un aporte hídrico y de unas condiciones climáticas más favorables para su nuevo establecimiento. El otoño aporta esas condiciones de manera natural, el vegetal se adecúa mejor y fortifica su sistema radicular, que es el que le alimenta. En primavera el jardín ejecutado en otoño gozará de un fogonazo de esplendor que nunca lo tendrá uno realizado en primavera, cuyos vegetales al tener que sobrevivir a los golpes de los calores primaverales de la Península Ibérica y posteriormente los tórridos días estivales, siempre experimentan una merma fisiológica y estética, disparándose el consumo de agua. Pero resulta imposible concienciar a la gente. Todos los profesionales del sector (paisajistas, jardineros y viveristas) saben que la primavera es la temporada alta por la demanda del público mal informado.
¿Cuáles han sido los proyectos que ha realizado de los que se siente más orgulloso?
Otro proyecto del que me siento orgulloso es la apertura de un Centro de Jardinería en Aranjuez hace un par de años, dedicado a la planta autóctona peninsular y a la jardinería sostenible, donde damos la opción al cliente de tener un jardín sostenible al 100%. Desde la producción de energía fototérmica y fotovoltaica hasta la ejecución de filtros verdes para la depuración de aguas fecales, pasando por plantas autóctonas de toda la Península Ibérica, materiales no agresivos al medio ambiente, creación de praderas naturales y un largo etcétera. Todo ello personalizado al cliente.
También me siento orgulloso de todos los proyectos y trabajos donde me han dejado libertad de ejecución al 100%, como en la restauración de un patio castellano en Chichón donde todo se trató respetando la arquitectura y tradición del lugar.
Cuando viene un cliente, ya sea una institución o particular, ¿tiene claro lo que quiere o se deja aconsejar por el paisajista?
Es muy curioso. Siempre me pregunto porqué me buscan. El hecho es que la mayoría del público tiene claro lo que quiere, lo que le da miedo es la incertidumbre ante el desconocimiento de lo que él ha “proyectado”. Cuando les informas que es inviable por la no adecuación de los vegetales elegidos, los fallos en la distribución de especies, incluso el mal gusto para evocar uno u otro estilo de jardín, ellos hacen sus juicios de valor, pero la mayoría no rectifica y sigue en sus “trece”. Yo les acabo ejecutando lo que me han pedido ellos.
¿En qué ha evolucionado el mundo de la jardinería en estos últimos años? ¿Qué camino falta por recorrer?
Evidentemente el paisajismo y la jardinería siguen caminos paralelos. Si el primero he dicho que dista mucho de una evolución adecuada, a la jardinería le sucede lo mismo, ha evolucionado muy poco. El camino que falta por recorrer a mi modo de ver tiene dos objetivos bien diferenciados, por un lado la culturización paisajística del individuo, y por otro, la creación de mano de obra profesional cualificada. En España no hay jardineros. Se suele llamar jardinero a un peón de limpieza verde, que desbroza, siega el césped, barre hojas, poda setos y cambia las plantas de flor de temporada. No hay escuelas donde se formen jardineros de verdad, salvo la de Rubio i Tudirí en Barcelona y la Escuela de Batres en Madrid. No hay viveristas cualificados ni mayoristas, ni de venta al público. El hecho es que nadie lo echa a faltar, porque el público está a años luz de una visión acertada de lo que es un jardín unifamiliar, público o histórico. Hasta que todo esto se recorra creo que quedan muchos años por delante.