El futuro del ensobrado
El ensobrado de cualquier tipo de comunicación por parte de empresas o instituciones es un proceso que se ha venido realizando desde los orígenes de la masificación de la correspondencia postal. Con la industrialización se mecanizó una fórmula que inicialmente era manual: doblar cualquier tipo de documentación, insertarla en el sobre o bolsa correspondiente y sellarlo.
Con el tiempo el proceso se fue extendiendo y el mercado de las ensobradoras evolucionó. Máquinas cada vez más rápidas —llegando a multiplicar la velocidad de una persona con habilidad manual por diez—, flexibles y automatizadas que permitían mayores posibilidades y facilitaban sobremanera el trabajo de oficina. Además, según el tamaño de la empresa se podía adquirir desde un pequeño aparato de ensobrado hasta todo un sistema de procesado continuo de documentos.
Entidades financieras, aseguradoras, administraciones públicas, empresas telefónicas… Son muchas las compañías e instituciones que tienen que enviar continuamente avisos, facturas o informes periódicos a sus clientes. Otro de los campos en los que el envío postal es más utilizado es el del mailing electoral, que exige el envío de millones de sobres con papeletas para las votaciones, publicidad electoral o propaganda del partido en cuestión.
Pero en todo este negocio perfectamente engrasado surgen dos modificaciones que inevitablemente reorganizan el modus operandi del sistema y se pueden convertir en un problema para las empresas que se encargan de la venta, alquiler, reparación y mantenimiento de máquinas ensobradoras, así como de las sociedades que ofrecen este servicio.
El primero es la transformación digital y la supresión del sistema de correspondencia tradicional a favor del envío de emails o de la instauración de la factura electrónica a través de sistemas informáticos que permiten al usuario tener toda la información relativa a su relación contractual con esa empresa a mano en cualquier momento con sólo conectarse a internet.
Y es que son muchas las ventajas que la facturación online ofrece a las empresas —y algunas a los usuarios—. Pese al toque verde con el que revisten el mensaje las grandes compañías, abogando por la conciencia medioambiental, las ventajas económicas son las más llamativas: el ahorro derivado de la supresión del papel, la tinta y la impresión; el abaratamiento de los medios digitales frente al tradicional envío postal; la desaparición de los gastos de franqueo y la eliminación de los costes derivados de la preparación de la correspondencia -ya sea de forma manual como mediante máquinas ensobradoras si se trabaja con grandes volúmenes-.
La segunda, si bien no es nueva, se ha convertido en los últimos años en una fuente de ingresos para muchas personas: los servicios de ensobrado manual. Hoy en día es fácil encontrarse en internet anuncios de personas que se ofrecen para esta labor en diversas páginas de gestión de empleo ya que se trata de una forma de conseguir un sueldo trabajando desde casa doblando, guardando y sellando cartas o tarjetas. También en los portales de empleo se ven compañías que demandan personal para realizar labores de plegado, ensobrado y retractilado para correspondencia, revistas, folletos…
Eso hace que varios subsectores de la industria relacionados con el material de oficina y administrativo se estén viendo afectados negativamente. Y estos dos grandes obstáculos para las empresas ensobradoras hará que sólo las que cuenten con la mejor tecnología y la maquinaria más eficaz pueda sobrevivir en un mercado en el que las gestiones online van ganando terreno.
De todas formas, aunque el cambio hacia la correspondencia digital es ya una tendencia, al correo postal aún le quedan muchos años de vida y, mientras eso sea así, serán necesarias máquinas ensobradoras que disminuyan los plazos y aumenten la productividad.
Fuente de información: Automail