IA34

UNA CAMPAÑA OLIVARERA DIFÍCIL Y UN FUTURO INCIERTO El sector oleícola español enfrenta actualmente una encrucijada desafiante. Entre los retos climáticos, la competencia global y las transformaciones en los hábitos de consumo, hacemos un balance crítico de la situación actual. José María Penco director de AEMO PRODUCCIÓN 24 Los últimos 12 meses han sido realmente complicados para todos los actores implicados en el sector del aceite de oliva en nuestro país, analizamos las circunstancias que nos han llevado a tal situación: • España finalmente produjo en la campaña 2022/2023 la cantidad de 648,712 toneladas, siendo la cosecha más corta del siglo, y la menor desde hace 26 años, cuando en la campaña 1996-1997 no alcanzamos las 400.000 toneladas. • A lo anterior se unió un año hidrológico muy negativo, con un déficit de precipitaciones cercano al 40%, y una ola de calor a final de abril que arrasó parte de la flor, lo que confirmó la baja cosecha que estamos recolectando en estas semanas. España probablemente no superará las 750.000 toneladas en la actual 2023/2024, la mitad de una campaña de crucero. • Con un enlace históricamente corto, de 246.000 toneladas, y las bajas previsiones de la actual campaña, el precio del aceite de oliva virgen en origen se sitúa en torno a 8,5 €/ kg y en posición firme. • A la espera de las lluvias en los próximos meses, y de las temperaturas en etapas críticas como abril o mayo, no parece que los precios se vayan a relajar. Ante estos antecedentes tenemos que decir que ningún actor de la cadena de valor del aceite de oliva gana... y más bien todos pierden, nos explicamos: • El olivarero, o productor de aceituna, en general lo está pasando mal porque, aunque hay un precio alto para su producto, pues tiene poco producto. Además, los costes de producción son coyunturalmente muy altos debido a esa baja producción. Hasta un 60% superiores por kg de aceite producido. • Las almazaras, ya sean cooperativas o industriales, mantienen los costes fijos de personal, energía, etc., derivados de abrir sus puertas, y sin embargo se encuentran con la mitad de aceituna que molturar. Esto implica que sus costes unitarios también están disparados. • Los envasadores, con un precio alto del producto en origen, no tienen más remedio que trasladar estos precios a sus clientes, distribuidores y lineales, lo que les genera tensiones y dificultades tanto en el mercado nacional, como internacional. • La distribución reduce al máximo sus márgenes ante el alto precio

RkJQdWJsaXNoZXIy Njg1MjYx