Mantenimiento, SAT y Recambios
Inicialmente la construcción industrializada tomará el relevo de la construcción tradicional en pocos ámbitos, probablemente aquellos en que las condiciones de contorno le sean más favorables: solares exentos, promociones medianas y grandes, financiamiento singular, mercado de concesión, residencial con prestación de servicios comunitarios asociados, etc.
Pero queda aún por dibujar cómo será el futuro de una construcción industrializada tras algunas décadas. ¿Se dispondrá de recambios garantizados? ¿Se realizará un mantenimiento anual, tanto a las partes vistas como ocultas? ¿Cómo envejecerán los materiales empleados en la construcción industrializada? ¿Cómo se restaurará la construcción industrializada? ¿Será perfectible u obsolescente? ¿A qué teléfono habrá que llamar ante cualquier incidencia? ¿A qué teléfono municipal de recogida de voluminosos habrá que llamar al final de su vida útil?
En nuestra sociedad la mayoría de productos industrializados de gran consumo (ropa, alimentación, electrónica, calzado, mobiliario, etc.) son de usar y tirar. Nunca llegan a ser reparados porque rápidamente son obsoletos y el ajustado coste de reemplazo no estimula el coste de la reparación. Pero esto no va con los bienes inmuebles que conocemos, cuya durabilidad, hasta ahora, supera el siglo y es un patrimonio que cada generación transmite a la siguiente, incluso con función de aval en el sistema crediticio.
Creo personalmente que la Construcción Industrializada ya ha superado todas las barreras tecnológicas que se le planteaban como producto, pero aún debe superar las barreras propias de la prestación de un servicio. Como va a suceder con la movilidad, la salud, la alimentación u otros servicios sociales básicos el futuro se planteará, cada vez más, en términos de disponibilidad: ofrecer un alojamiento listo para entrar, en cualquier lugar y en cualquier momento.






















