OPINIÓN

Las materias primero

Oriol Muntané. Doctor Arquitecto y Profesor de la UPC18/06/2025

Cuando me propusieron este editorial pregunté para qué fecha debía entregarlo. El 13 de junio, respondieron… Supongo que asociar esta fecha al patrón de los albañiles (y por ende de la construcción), ya denota una cierta edad. Cuando inicié mi carrera profesional todavía se celebraban las comidas por la puesta de bandera al cubrir aguas de un edificio.

En esos tiempos, la misma empresa constructora que empezaba la obra prácticamente la terminaba. Evidentemente, coexistían diferentes profesionales (pasaron de gremios a industriales), pero pocos: el constructor, que hacía los trabajos de albañilería, estructura, yesería, el carpintero, el lampista y el pintor. Y poco más.

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La tecnología evidentemente existía, pero no requería de muchas filigranas ni de complicados detalles constructivos. Las prestaciones que ofrecían esas construcciones (entendidas ahora como las respuestas a las exigencias definidas en cada uno de los documentos del actual Código Técnico de la Edificación) eran pocas, pero robustas. No significa esto que no ofrecieran confort y seguridad puesto que, donde no llegaba la tecnología, se suplía con la sabiduría del arquitecto o del maestro de obras, apoyada en la tradición constructiva, un uso óptimo de los materiales disponibles y unos artesanos con años de experiencia. Otro aspecto positivo a destacar en la construcción tradicional era el aprovechamiento sabio de los recursos materiales cercanos al lugar donde se ubicaba el edificio a construir.

Haciendo un salto en el tiempo, hoy en día, en una obra nos encontramos un industrial diferente para cada uno de los subsistemas que componen un edifico: cimentaciones, estructura, instalaciones, tabiquería, fachada, cubierta… El principal reto del director de ejecución de la obra es coordinar a todos estos equipos de personas y gestionar los diferentes encuentros entre los distintos subsistemas. O sea, tal y como define mi colega el arquitecto Jaime Prous -quien lo aprendió del Dr. Arquitecto Fernando Ramos-, saber resolver el ‘SABE’: Secciones, Anclajes, Bordes y Entregas. En nuestras construcciones actuales la disparidad de productos que intervienen ya hace suponer que no todos son de lugares cercanos a la ubicación del edificio.

Este artículo no pretende ser un alegato a ‘cualquier tiempo pasado fue mejor’, ni mucho menos. Al contrario. El futuro de la edificación pasa por saber dar lugar tanto a construcciones con materiales próximos y técnicas tradicionales como a construcciones con productos de última generación y técnicas innovadoras.

Tampoco entraré en deliberaciones sobre cuál de los dos escenarios descritos consume más energía o emite más CO2. Por el contrario, sí que me gustaría destacar el necesario empeño por reutilizar los materiales en las construcciones de antaño.

Una de las exigencias de los programas para subvenciones a la rehabilitación de los fondos NextGeneration era la valorización del 70% de los residuos de las obras financiadas. O sea, en algunos foros, ya se prevé que la siguiente crisis de escasez no será la de la energía, sino que afectará a la obtención de materiales.

En el primer escenario, el tradicional, los materiales eran de zonas cercanas o reaprovechados de anteriores construcciones y sin una manipulación considerable. En el segundo escenario, el actual, los materiales pueden venir de cualquier lugar del mundo (con las emisiones de CO2 asociadas que esto supone) y en su inmensa mayoría ya no provienen del reaprovechamiento ni del reciclaje.

Retomando la exigencia del NextGen, ¿se ha hecho algún seguimiento de su cumplimiento? Y no me refiero a los pequeños propietarios que individualmente han mejorado la eficiencia energética de sus viviendas, me refiero a nivel de Estado. ¿La administración pública que regula a los gestores de residuos hace un seguimiento suficiente del recorrido de los residuos de la construcción y de su valorización real?

La industria de la construcción debería empezar a considerar de forma rigurosa los residuos; entendidos estos como un activo, dotándoles de un valor potencial. Necesitamos crear una cadena de productos generados a partir de la famosa regla de las tres erres: reducción, reciclaje y reutilización.

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