GeoNovatek recalza la cimentación de un edificio de viviendas con micropilotes
Por ello, es fundamental realizar un monitoreo exhaustivo de las grietas, tanto en términos de su evolución como de su ubicación. Esta misma práctica llevó a cabo GeoNovatek en un edificio de viviendas de Madrid. La compañía española estuvo monitorizando una serie de grietas que aparecieron alrededor de un ascensor instalado siete años atrás en una construcción de casi 50 años de antigüedad. Ante la aparición de grietas verticales y horizontales causadas por un lavado del terreno producido tras una gran fuga de agua, GeoNovatek instaló seis fisurómetros para analizar la evolución de estas grietas durante varios meses, las cuales siguieron creciendo. Esto permite evaluar con precisión el grado de afectación, si el movimiento sigue activo y determinar la mejor estrategia de intervención.
Asimismo, se realizaron tres ensayos de penetración dinámica para conocer las características resistentes del terreno y la profundidad a la que se encontraba el terreno firme, determinando que el espesor de la solera era de 20 cm, además de localizar varias humedades en el terreno.
Hinca de micropilotes MP/60 bajo la cimentación del ascensor
Al comprobar el avance de todas las grietas que se estaban monitorizando con los fisurómetros, GeoNovatek decidió intervenir cuanto antes con el objetivo de paralizar su crecimiento. Para ello, recalzó la cimentación bajo el ascensor mediante la hinca de seis micropilotes MP/60, con el fin de transferir parte de la carga de la estructura a estratos más profundos y resistentes, además de anular los asientos tratados.
La intervención comienza con la realización de una serie de perforaciones de 64 mm de diámetro, que atraviesan verticalmente la zapata. Al alcanzar el terreno de apoyo de la cimentación, la perforación se interrumpe.
A continuación, en estas perforaciones se introducen los anteriormente citados micropilotes MP/60 por presión continua, evitando las excavaciones, empleando como contrapeso, la propia estructura, mediante punto de enganche para el pistón hidráulico con adecuados pernos de anclaje. Los elementos que configuran el micropilote se introducen uno tras otro, uniéndolos entre sí con un manguito roscado macizo.
El pistón hidráulico va acompañado de un manómetro, con el que se puede leer la presión necesaria para el hincado de los micropilotes de acero en el terreno, permitiendo comprobar la capacidad de los micropilotes uno por uno.
Cuando el micropilote encuentra una formación que le permita resistir la fuerza de hincado previamente especificada (máximo 25.000 kg), el pistón se desengancha y el micropilote se ancla a la cimentación a través de un mortero especial de anclaje.
Cabe señalar que, teniendo en cuenta las reducidas dimensiones de los micropilotes, las perforaciones no debilitan la cimentación y no necesitan que se aumenten las dimensiones de esta para aumentar su rigidez estructural. Gracias a ello, no es necesario realizar excavaciones, por lo que se pueden utilizar máquinas de pequeñas dimensiones capaces de llegar a zonas de difícil acceso, como es este caso.
























