Entrevista a Gabriel Barceló, autor del libro ‘Climatización y refrigeración: tras la pandemia del Covid-19 y ante el cambio climático”

“En el libro reiteramos el convencimiento de las instituciones en la importancia del frío y de la climatización, para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, especialmente para la prevención de la salud y del bienestar social”.

Estoy escribiendo una Historia de la climatización y la refrigeración en España, y al preparar la documentación previa, el pasado año advertí cómo agencias e instituciones internacionales se interesaban por la climatización y la refrigeración, emitiendo numerosos informes e investigaciones.

Esta documentación me pareció trascendente. Constituía un hecho poco habitual, que unas técnicas generasen tanta expectación, primero debido al cambio climático y posteriormente como respuesta a la pandemia, que a todos nos ha consternado e intimidado.

En este excepcional escenario, he explorado el increíble interés que la producción y uso del frío ha generado en esas entidades internacionales.

En el libro, he intentado difundir las ideas de esos informes y estudios, pues ha sido una reacción científica y cultural de alto nivel, en la que se ha confirmado la importancia actual del frío artificial en la vida humana.

Es de destacar, que muchos de los problemas actuales, existen desde hace más de medio siglo, a pesar de la constante evolución de la sociedad. No obstante, las soluciones actuales son, a veces, distintas y cada vez más concretas y precisas.

Nuestro marco normativo se adapta a los requerimientos de la Unión Europea. Es riguroso, e incluso podemos hacer estimaciones de su futura evolución.

Este hecho diferenciador, respecto al resto del mundo, es necesario tenerlo en cuenta en nuestro escenario, ya que los informes y recomendaciones comentadas de las instituciones se refieren, en la mayoría de los casos, a países en desarrollo, y con un nivel de legislación más reducido.

En el libro exponemos los diferentes impactos generados por las instalaciones de refrigeración y climatización, en las sociedades actuales. En concreto, su incidencia en la salud humana, en el ámbito energético, impacto de los gases frigorígenos, impacto medio-ambiental, impacto social y económico, analizando también el concepto de sostenibilidad.

En todos los casos hacemos referencia a su evolución e incidencia en España.

La rápida propagación del virus generó enorme preocupación, pero especialmente en nuestro sector, siendo muy numerosos los estudios que simultáneamente fueron realizados y publicados por asociaciones y entidades privadas del sector.

La conclusión de estos estudios confirmaba que una adecuada ventilación, y una instalación de climatización bien concebida y mantenida, eran las mejores herramientas en la lucha contra este virus, que se propaga principalmente por aerosoles.

Este resultado ha sido trasmitido a toda la sociedad, que ha comprendido que la climatización y la refrigeración no son un sumidero de consumo de energía para una simple satisfacción personal, son también herramientas trascendentes en la lucha contra la pandemia. En el caso de la refrigeración, se ha podido confirmar la necesidad de la cadena de frío para producir y transportar las vacunas contra el virus, y también alimentos y medicinas.

Este es el resumen de los estudios emitidos por la PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente), y por las distintas oficinas que han emitido sus opiniones y criterios.

Por tanto, entendemos que existe un reconocimiento generalizado, que poco a poco se irá difundiendo.

“La refrigeración y la climatización son herramientas necesarias para la salud y pervivencia de la vida humana, en su lucha contra el cambio climático, y coherentes con el desarrollo sostenible”.

En 1976 la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos emitió un informe con evidencia científica, alertando sobre la disminución del ozono en la atmosfera terrestre. En 1985 fue firmada la Convención de Viena para la Protección de la Capa de Ozono, donde se establecía un marco internacional para la regulación de las sustancias que perturbaban la capa de ozono. La Asamblea General de las Naciones Unidas de 1987 acordó la firma del Protocolo de Montreal para la Preservación de la Capa de Ozono.

Incluso fue acordada la prohibición de la fabricación y distribución de determinados gases frigorigenos. El hecho es que, como resultado de esas diversas acciones, el agujero en la capa de ozono sobre la Antártida disminuyó a partir de 1979. Se estima que la densidad de ozono atmosférico llegó a su mínimo en el año 2000, y a partir de esa fecha se ha ido recuperando.

También es cierto que en la industria del frío y de la climatización, muchas de esas decisiones causaron un profundo impacto y preocupación, existiendo una gran confusión e indignación en estas industrias, ante la indefinición y la falta de decisión mundial.

Pero este es un magnífico ejemplo de cómo una acción antrópica, que se demuestra perjudicial para la preservación de la vida, pudo ser detectada y revertida por acuerdo de las naciones. Por todo ello, podemos tener cierta esperanza…

El sector ha realizado un gran esfuerzo suprimiendo los refrigerantes nocivos para la capa de ozono, sin compensación alguna, pero con resultados muy satisfactorios. Por todo ello, podemos reiterar nuestro optimismo sobre la resolución de los problemas antrópicos que nosotros mismos generamos, como hemos visto en este ejemplo, por lo que todos los esfuerzos para enderezar el cambio climático, a largo plazo, también pueden tener una respuesta positiva.

En cuanto al problema del calentamiento global, para algunos autores la estrategia para evitar un desastre medioambiental, se debe basar en conseguir, en general, una eliminación de la emisión de gases contaminantes causantes del efecto invernadero.

Para la edificación, el alcanzar las cero emisiones netas de gases contaminantes, es un objetivo posible, diseñando y construyendo edificios neutros, sin emisiones, lo que ya ha sido regulado en Europa, y ya dispone España, en su actual Código Técnico de la Edificación. También impulsar herramientas ya existentes, como el uso de la bomba de calor, la energía solar y la eólica, o la captura de carbono, incluso desarrollando nuevas tecnologías.

Y para el parque global de edificios en uso, la estrategia será su necesaria rehabilitación, solución ya prevista por la Unión europea, y también por España.

Por todo ello, el resultado de los estudios e informes publicados, es esperanzador tanto para las personas, como para las propias tecnologías de frío o calor, pues nos indica que tenemos marcadas ya estrategias a desarrollar en los próximos años, incluso a largo plazo, que nos permiten vislumbrar con cierto optimismo, un futuro de crecimiento sostenible del sector, reduciendo el calentamiento global y el impacto medio-ambiental.

La humanidad ha confirmado que las técnicas de refrigeración y climatización permiten el bienestar de los pueblos, preservan su salud, y mejoran su convivencia y eficiencia laboral, pero la salud no es solamente la ausencia de afecciones o enfermedades, sino también un estado completo de bienestar físico, mental y social, estado en el que el ser orgánico ejerce normal y plenamente, todas sus funciones.

Por ello, existe actualmente una tendencia a recomendar la generalización de estas técnicas a toda la población que lo requiera, por razones de justicia y equidad social.

Esto permitirá un nuevo avance en el desarrollo de estas técnicas, con la ayuda de previsibles mejoras e innovaciones tecnológicas, en beneficio de la evolución social y económica de los países.

Claro que existe margen de mejora, ya en un informe del 2018, el Rocky Mountain Institute (https://rmi.org/), atribuía a nuestro sector lentitud en la innovación, con equipos de muy bajo costo inicial, pero cuyas eficiencias energéticas podría ser mejorada.

No obstante, el resultado de la reciente convocatoria del premio mundial Global Cooling, es que la búsqueda de una tecnología de refrigeración radicalmente eficiente, respetuosa con el clima, y con un impacto climático, es un reto posible, pero todavía no inmediato.

En el libro reiteramos el convencimiento de las instituciones en la importancia del frío y de la climatización, para conseguir los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, y especialmente para la prevención de la salud y del bienestar social.

El ideal deseado es disponer de soluciones sostenibles, y un acceso generalizado de la población a la climatización, minimizando los impactos disruptivos en los sistemas de distribución de energía, y en las emisiones de gases de efecto invernadero.

La sociedad actual, dispone de innumerables universidades, centros de investigación y empresas dedicadas a la innovación y mejora de los equipos y de las técnicas, incluso se realizan investigaciones de ámbito científico que nos permiten esperar nuevos sistemas de generación de frio y nuevas tecnologías en el sector.

No obstante, la cuestión que ha sido confirmada es que los equipos actuales, de gran calidad, permiten unos precios de venta muy reducidos, como ya hemos comentado, por lo que todas esas innovaciones tecnológicas tendrán que alcanzar esa difícil barrera de no superar los precios actuales del mercado.

También deseo expresar que ha sido para mí una gran satisfacción el que Afec haya publicado este libro, y por tanto, confirmo mi gratitud, y en especial, la gran atención y amabilidad de Pilar Budi, que ha realizado un constante seguimiento del proyecto y de su contenido.

Gabriel Barceló, toda una vida dedicado al sector

Estudió Ingeniería Industrial en la ETSII de Madrid, terminando la carrera en 1964, y simultáneamente la licenciatura en Ciencias Físicas, por la U. C. M. En 1974 obtuvo el grado de doctor II.

En 1964 comenzó a trabajar como director de una empresa fabricante de equipos de calor e importador de una marca americana de climatización. Posteriormente fue instalador de climatización, y después consultor en ingeniería de instalaciones, y asesor de empresas. Ha sido presiente de la Federación española de asociaciones de Ingenieros Industriales, de Atecyr, y c¡vicepresidente del Instituto de la Ingeniería de España.

También ha sido miembro del Comité Internacional de la American Society for heating, refrigerating and air conditioning (ASHRAE), y de la junta de la Federación Europea de Asociaciones de climatización y refrigeración (RHEVA).

En cuanto a su faceta como docente, ha sido profesor de Doctorado en la Universidad Politécnica de Madrid, y en otras instituciones docentes como la Escuela de Organización Industrial, Instituto de Estudios Fiscales, o en la Escuela de Hacienda Pública, del Ministerio de Economía y Hacienda de España.

Ingresó mediante oposición, como ingeniero industrial al servicio de la Hacienda Pública, siendo nombrado subdirector del CPD del Ministerio de Hacienda.

Gabriel Barceló ha escrito numerosos artículos y libros sobre tecnología, termotecnia, climatización, administración y organización de empresas, previsión social, fiscalidad, energía y física. Desde hace más de cuarenta años ha desarrollado un proyecto de investigación científica sobre dinámica de sistemas no inerciales.