Sus ponentes fueron Josep-Ramon Ferrer, Jaume Batlle e Ignasi Villalobos

La escuela de negocios TBS Barcelona organizó el pasado 30 de marzo la conferencia ‘Adaptarse a la innovación: profesionales y smart cities’. Este coloquio, celebrado en la sede de TBS en la calle Trafalgar de Barcelona, se circunscribe dentro de los actos que con motivo de su 20 aniversario está llevando a cabo el centro de formación. En la charla se trataron distintos aspectos que arrojaron luz acerca de la relación de las personas con la innovación, la valoración de Barcelona como smart city y los elementos que se precisan para convertir una ciudad en smart city.

De izquierda a derecha: Didier Grimaldi, profesor de innovación y estrategia de TBS Barcelona; Josep-Ramon Ferrer, director de Desarrollo de Doxa Innova & Smart; Ignasi Villalobos, profesor de innovación y gestión del cambio en La Salle Barcelona, y Jaume Batlle, smart business manager de Doxa Innova & Smart.

En esta conferencia participaron como ponentes Josep-Ramon Ferrer, director de Desarrollo de Doxa Innova & Smart y antiguo responsable de Smart Cities en el Ayuntamiento de Barcelona; Jaume Batlle, smart business manager de Doxa Innova & Smart e impulsor del Capítol Català del City Protocol Society, e Ignasi Villalobos, profesor de Innovación y Gestión del Cambio en La Salle Barcelona. Asimismo, el moderador del acto fue Didier Grimaldi, profesor de Innovación y Estrategia de TBS Barcelona.

El primero de los ponentes en dar su punto de vista fue Josep-Ramon Ferrer. El exresponsable de Smart Cities en el Ayuntamiento de Barcelona empezó acotando el concepto de smart city diciendo que “se trata de algo que va más allá de la tecnología”. Asimismo, destacó distintas ideas transmitidas desde la experiencia de lo que realizó en Barcelona durante cuatro años y que han posicionado a la ciudad como una de las mejores smart cities en los rankings mundiales.

Según Ferrer, la tecnología nos permite ser más eficientes con los mismos recursos o bien hacer lo mismo con menos. El también director de Desarrollo de Doxa Innova & Smart cree que el siglo XXI será el siglo de las ciudades y el desarrollo tecnológico posibilitará la evolución, transformación y cambio en las formas de actuar.

Para Josep-Ramon Ferrer los objetivos de una smart city no son tecnológicos y se pueden resumir en el desarrollo de una mayor calidad de vida de los ciudadanos, la consecución de una economía en crecimiento y la apuesta por la sostenibilidad global de la ciudad (desde el punto de vista de recursos, medioambiental, social, democrático, etc.).

El concepto de ciudad inteligente va acompañado de la idea de transformación. “Para mí las smart cities son los Juegos Olímpicos de la ciudad, un reto que genere una transformación a largo plazo”, recalcó Ferrer haciendo un símil con lo que representó para la ciudad condal la organización de los JJ OO de 1992. Asimismo, para tener éxito en el desarrollo de una ciudad inteligente se debe definir una visión a largo plazo de lo que se va a implementar y seguir una estrategia de transformación desde un modelo holístico (vertiente de salud, educación, urbanismo, ocio, cultura, etc.).

La diferencia entre el siglo XX y el XXI es que todo absolutamente va a estar interconectado mediante Internet. “No ha cambiado aún la manera de gestionar las ciudades, pero en los próximos 10 años habrá una revolución del internet en las ciudades”, destacó el director de Desarrollo de Doxa. Además, mapear las iniciativas de gestión y establecer alianzas entre los distintos sectores de la ciudad (social, económico, etc.) y otras ciudades del mundo puede ayudar al desarrollo de las smart cities.

“Al final, esto va de cómo hacemos más habitable la vida a nuestra gente, construir un buen planeta a largo plazo. La participación activa de los ciudadanos es muy importante”, concluyó Ferrer.

El smart business manager de Doxa, Jaume Batlle, fue el segundo ponente en mostrar su visión acerca del mundo de las ciudades inteligentes. Esta vez definió el concepto de smart cities como un “sistema de sistemas conectados” y explicó el concepto de los edificios smart.

Los smart buildings (hoteles, hospitales, estadios, etc.) tienen como principales características su eficiencia de consumo, la integración de sistemas, seguridad, flexibilidad, comodidad y conectividad. Un ejemplo de edificio inteligente puesto por Batlle fue el de un hospital conectado como edificio en sí mismo. Existe una triple vertiente en la conexión: personal conectado (facilita la eficiencia en el trabajo), paciente conectado y la conexión del hospital hacia afuera (por ejemplo, que el hospital tenga conocimiento del ingreso de un paciente antes de que llegue la ambulancia).

Para Batlle la tecnología “no es un fin”. Además, en lo que se refiere a smart cities es importante preguntarse qué se quiere hacer o conseguir al poner sensores en una ciudad. Finalmente, Batlle terminó su exposición con la idea de que una innovación ni tiene que costar dinero, ni siempre tiene que ser tecnológica.

El profesor de La Salle Barcelona, Ignasi Villalobos, arrancó su intervención preguntándose el significado de la palabra innovar. Según este docente, "innovar significa aquello que supone un cambio para el cliente y tiene éxito. Para conseguir ser innovador se necesita conocimiento, una chispa creativa (hacer algo distinto) y disponer de un método (sistematizar la innovación). Para ello es de extrema importancia tener como base la inteligencia, ya que sin ella no es posible la innovación".

Villalobos puso de relieve algunos ejemplos de máquinas inteligentes: paraguas que avisan en días de lluvia, robots en oficinas, robots limpiadores, etc. Asimismo, el profesor destacó cómo en aquellos países que existen mayores índices de robots se generan nuevos trabajos y presentan índices de desempleo más bajos gracias al movimiento y actividad en la industria.

Todos los sectores se pueden ver amenazados o ver incrementadas sus oportunidades de crecimiento con la tecnología. Por ejemplo, en el caso de los directivos, la función de gestionar personas no se siente amenazada. “Para construir un futuro mejor no vamos a poder hacerlo solos, tenemos una cierta sensación de que las cosas en nuestro entorno no terminan de encajar y queremos hacerlas distintas”, destaca Villalobos. “La complejidad de nuestro mundo no la puede resolver una máquina. Necesitamos personas que sean capaces de conceptualizar lo que estamos buscando. Al final tenemos que ser capaces de construir un futuro donde las máquinas y las personas construyan conjuntamente algo que tenga sentido y nos haga la vida mejor”, concluyó el docente.

El evento finalizó con un turno de preguntas abierto al público asistente, y posteriormente se dio paso a un ‘coffee networking’ donde todo aquel que quiso pudo conversar con los distintos ponentes.