El agua, eje de la competitividad urbana: propuestas para reforzar la resiliencia hídrica de las ciudades ante el riesgo climático
Las cifras ya no dejan lugar a dudas: el cambio climático es una realidad tangible que está transformando nuestra vida cotidiana. Los fenómenos climáticos extremos son cada vez más frecuentes y su impacto se manifiesta de manera más intensa en regiones particularmente vulnerables, como el área mediterránea. Sequías prolongadas reducen la disponibilidad y calidad del agua, lluvias torrenciales ponen a prueba la capacidad de los sistemas hídricos, y olas de calor disparan la demanda de agua al tiempo que tensionan los ecosistemas.
Centro de Control de Facsa.
Esta suma de presiones repercute directamente en la ciudadanía, en la estabilidad de los entornos urbanos y en la viabilidad de sectores estratégicos como la agricultura, el turismo o la industria, tres sectores predominantes en Europa, una región que ha visto amenazada su hegemonía por el cambio climático.
En la última edición del Índice de Riesgo Climático Global de Germanwatch (Adil et al., 2025), los resultados evidencian el alto riesgo al que se enfrenta el continente, destacando de manera particular a España, Italia y Grecia. Este panorama europeo refleja cómo la región mediterránea se encuentra en un punto crítico, con fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes y severos.
España, en el epicentro del impacto climático
Dentro de este contexto, España emerge como un país especialmente vulnerable. Según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la cuenca mediterránea se está calentando un 20% más rápido que la media mundial, lo que intensifica la frecuencia y magnitud de olas de calor, sequías
prolongadas y lluvias torrenciales. Esta combinación de factores estructurales de aridez, presión demográfica y económica sobre los recursos hídricos
convierte la gestión del agua en un asunto estratégico de primer orden.
Para responder a estos desafíos, España necesita transformar con urgencia sus sistemas de planificación y gestión del ciclo del agua. Compañías como Facsa, con más de 150 años de experiencia en la gestión integral del agua, han reconocido esta urgencia como una prioridad clave, situando el reto de la resiliencia climática en
el centro de su estrategia de negocio y de su compromiso ambiental. En este contexto, la compañía ha presentado el estudio 'Impacto de los extremos climáticos en los recursos hídricos: Desafíos y estrategias de mitigación'. Este nuevo informe, elaborado en colaboración con la consultora Red2Red, se suma al estudio publicado
el año pasado sobre el modelo de gestión del agua en España.
Basado en evidencia científica, analiza los efectos actuales y futuros de los fenómenos climáticos extremos en el país, con especial atención a los relacionados con el agua, y ofrece claves para abordar de manera eficaz los distintos escenarios previstos desde diversos ámbitos de gestión. Tal y como apunta la compañía en
su reciente estudio, “las cifras son claras y están al límite”: las olas de calor han aumentado en frecuencia y duración desde la década de 1980, y en 2024 se registraron anomalías térmicas de hasta +9,2 °C respecto a la media, afectando al 55% del territorio europeo según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S). En paralelo, las lluvias torrenciales se han intensificado con respecto a la media de 1991-2020, y solo en 2024 se contabilizó un 10% más de días con precipitaciones extremas.
Infraestructura hidráulica gestionada por Facsa.
Retos estructurales en torno al agua
En este escenario, el agua se presenta como un pilar fundamental de la resiliencia climática urbana. Garantizar su disponibilidad, calidad y gestión eficiente resulta imprescindible no solo para preservar la salud pública, sino también para mantener la competitividad económica y asegurar el desarrollo sostenible de las ciudades.
La urgencia de este desafío es evidente en España, donde el modelo tradicional de gestión hídrica muestra un desfase estructural frente a las nuevas condiciones climáticas.
Según recoge el informe, la planificación hidrológica, diseñada en base a registros históricos que no reflejan la realidad actual, resulta insuficiente para afrontar la variabilidad actual, marcada por prolongadas sequías y olas de calor, seguidas de precipitaciones torrenciales. Del mismo modo, muchas infraestructuras hidráulicas fueron concebidas con criterios del siglo XX y no tienen capacidad suficiente para soportar episodios extremos de calor, lluvias intensas o sequías de carácter inédito. Esta falta de adecuación técnica se une a otros factores que agravan el problema: una gobernanza fragmentada que dificulta la coordinación entre administraciones, desigualdades crecientes en el acceso al agua, recursos financieros sujetos a vaivenes presupuestarios y una limitada capacidad de anticipación ante emergencias.
Frente a esta situación, desde Facsa insisten en que adaptarse al nuevo contexto climático “no es una alternativa: es una urgencia inaplazable para proteger a las ciudades y a sus habitantes”. En palabras de Jose Claramonte, director general de la compañía, “los planes tradicionales ya no reflejan la realidad de un clima cada vez más extremo, necesitamos enfoques innovadores y coordinación a todos los niveles”.
“Fortalecer la resiliencia de nuestras ciudades implica repensar la planificación, modernizar las infraestructuras y reforzar la gobernanza del agua. Es imprescindible promover la colaboración entre sectores, involucrar a todos los actores, desde autoridades hasta comunidades más vulnerables, y garantizar la estabilidad financiera de los proyectos que preparen a los territorios ante fenómenos extremos. Al mismo tiempo, la innovación tecnológica, la restauración de ecosistemas fluviales y humedales, y la educación ciudadana en un uso eficiente del agua se convierten en pilares fundamentales para enfrentar este desafío”, añade Claramonte.
Jose Claramonte es el director general de Facsa.
Enfoque integral para reforzar la resiliencia hídrica
Ante los desafíos estructurales que plantea el cambio climático, Facsa apuesta por un enfoque integral que refuerce la resiliencia hídrica de las ciudades y sus comunidades. Un compromiso que materializa tanto en las infraestructuras del ciclo integral del agua que gestiona en toda España —con más de 260 plantas de tratamiento de aguas residuales que atienden a más de 2,5 millones de personas, y el suministro diario de agua potable a más de 2,5 millones de residentes en más de 300 municipios de 16 comunidades autónomas—, como en sus proyectos de innovación orientados a la adaptación climática, la reutilización de recursos hídricos, los tratamientos avanzados de agua, la bioeconomía y, de manera muy destacada, la digitalización. En los últimos cinco años, la compañía ha invertido 13,5 millones de euros en más de 50 proyectos de I+D. La transformación digital es, de hecho, un pilar clave de esta estrategia. Gracias a herramientas como los Sistemas de Información Geográfica (GIS), Facsa dispone de un mapa actualizado de todas las redes de distribución y saneamiento, registrando en tiempo real incidencias como fugas o roturas.
La transformación digital es, de hecho, un pilar clave de esta estrategia. Gracias a herramientas como los Sistemas de Información Geográfica (GIS), Facsa dispone de un mapa actualizado de todas las redes de distribución y saneamiento, registrando en tiempo real incidencias como fugas o roturas.
En paralelo, el sistema SCADA permite la supervisión y control remoto de instalaciones que operan de forma autónoma, garantizando una gestión más ágil y segura. A todo ello se suma la aplicación Smartwater, con la que la compañía gestiona los contadores inteligentes de las ciudades en las que opera: una solución que ha multiplicado la frecuencia de las lecturas, pasando de apenas cuatro al año a 8.760, una por cada hora, lo que permite un control preciso y en tiempo real del consumo.
"La innovación tecnológica, la restauración de ecosistemas fluviales y humedales, y la educación ciudadana en un uso eficiente del agua se convierten en pilares fundamentales para enfrentar este desafío”, apunta Jose Claramonte.
Decálogo de recomendaciones para reforzar la resiliencia hídrica
Así, toda esta experiencia tecnológica y de gestión tras más de 150 años de trayectoria, se traslada al terreno de la reflexión estratégica en este segundo estudio. Consciente de la urgencia de actuar frente a los impactos del cambio climático, Facsa propone un decálogo de recomendaciones para reforzar la resiliencia hídrica de las ciudades. Entre ellas destacan la inclusión del riesgo climático en la planificación hidrológica y la modernización de las infraestructuras para hacer frente a fenómenos extremos como lluvias torrenciales, sequías u olas de calor.
La compañía también subraya la importancia de implantar sistemas de alerta temprana que permitan anticipar riesgos y proteger tanto a la población como a los servicios urbanos críticos.
Además, apuesta por fortalecer la gobernanza cooperativa del agua, promoviendo la coordinación entre administraciones, sectores económicos y comunidades locales para garantizar una gestión sostenible en un escenario de creciente escasez y presión climática.
El decálogo que propone la compañía en su recién publicado estudio también subraya la importancia de la restauración de ecosistemas fluviales y humedales, que actúan como barreras naturales frente a inundaciones.
En este sentido, Facsa ya ha desarrollado proyectos que contemplan herramientas predictivas que permiten evaluar el impacto de las inundaciones y plantear soluciones para mitigarlo.
A través de una modelización hidráulica que integra tanto el drenaje natural como el artificial, es posible simular distintos escenarios de precipitación y apoyar la toma de decisiones para adaptar las infraestructuras y reducir la vulnerabilidad de estos espacios especialmente expuestos.
Otro eje clave es el uso eficiente y equitativo del agua, con medidas que garanticen el acceso seguro y asequible, especialmente para los colectivos más vulnerables. Además, la innovación tecnológica se plantea como aliada esencial —con sensores inteligentes, inteligencia artificial y digitalización de redes— para mejorar la eficiencia y anticipar emergencias. No obstante, Facsa advierte que todo este esfuerzo debe ir acompañado de una financiación estable y sostenible,
que asegure la continuidad de los proyectos a largo plazo.
La resiliencia hídrica no depende únicamente de infraestructuras ni de soluciones tecnológicas, sino también de la conciencia colectiva. En esta línea,
Facsa impulsa desde 2004 diversas iniciativas divulgativas para acercar la cultura del agua a la sociedad, como el Curso del Agua o Conéctate al Agua,
que en los últimos ocho años han llegado a más de 21.000 personas.
Promover una cultura del agua basada en el uso responsable y en el reconocimiento de su valor estratégico resulta, así, imprescindible para garantizar la
sostenibilidad a largo plazo. Con 150 años de trayectoria, Facsa se ha consolidado como un referente en la gestión del agua y en la búsqueda de soluciones frente al cambio climático. A través de su campaña El Agua Primero, la compañía reivindica la necesidad de situar el agua en el centro de las decisiones colectivas, combinando innovación, eficiencia y colaboración entre instituciones, profesionales y ciudadanía.
En este marco, presenta su segundo estudio sobre los impactos del cambio climático en los recursos hídricos, con estrategias de mitigación basadas
en evidencia científica, subrayando que la sostenibilidad del agua es un compromiso compartido que exige coordinación y participación social.
La cuenca mediterránea se está calentando un 20% más rápido que la media mundial, lo que intensifica la frecuencia y magnitud de olas de calor, sequías prolongadas y lluvias torrenciales
Ante los desafíos estructurales que plantea el cambio climático, Facsa apuesta por un enfoque integral que refuerce la resiliencia hídrica de las ciudades y sus comunidades
Facsa apuesta por un enfoque integral que combina innovación tecnológica, modernización de infraestructuras y gobernanza colaborativa en materia de agua para responder a la crisis climática y reforzar la resiliencia de las ciudades
Con 150 años de trayectoria, Facsa se ha consolidado como un referente en la gestión del agua y en la búsqueda de soluciones frente al cambio climático
La resiliencia hídrica no depende únicamente de infraestructuras ni de soluciones tecnológicas, sino también de la conciencia colectiva
Facsa ya ha desarrollado proyectos que contemplan herramientas predictivas que permiten evaluar el impacto de las inundaciones y plantear soluciones para mitigarlo
La innovación tecnológica se plantea como aliada esencial —con sensores inteligentes, inteligencia artificial y digitalización de redes— para mejorar la eficiencia y anticipar emergencias
Gracias a herramientas como los Sistemas de Información Geográfica (GIS), Facsa dispone de un mapa actualizado de todas las redes de distribución y saneamiento, registrando en tiempo real incidencias como fugas o roturas




















